Capítulo 3

1840 Words
Mi teléfono suena y no dudo de tomar la llamada aunque no sé de quién se trata, desde que comenzamos a buscar a Emily, no lo pienso dos veces. —¿Diga?—cuestiono un tanto ansiosa. Ha transcurrido una semana desde que mi hermana fue reportada como desaparecida y desde ese entonces no hemos recibido ni una sola noticia de ella. —¿Ena?—escucho la voz de Amber decir mi apodo al otro lado de auricular, me desilusionó al instante, pero en cierto modo escuchar su voz me relaja un poco. Entre la hostilidad que mis padres se demuestran mutuamente y lo tenso de la situación, su voz es igual que una brisa fresca en medio de un caluroso desierto en el que no encuentro sombra ni agua. —Hola—logro decir, siento que estado demasiado tiempo lejos de la universidad y de mis amigas, pero mi saludo se escucha forzado y deprimido, pero la verdad es que realmente me siento así, sin embargo, me gustaría que mis amigas no fuesen testigos de lo mal que lo he pasado por la desaparición de Emily —¿Qué tal todo?—cuestiona en un tono afligido, agradezco que sin importar que, me demuestre su apoyo, pero por como me habla supongo que no sabe como expresarse, a mí también me cuesta escuchar su voz así cuando estaba acostumbrada a sus risas alegres— ¿Cómo va la investigación? —No lo sé con certeza, la policía no nos ha dicho nada—expreso un tanto decepcionada de que las autoridades que dicen protegernos, se muestren indiferentes ante el caso de mi hermana. —¿No han tenido ni una sola noticia?—cuestiona mi amiga igual de sorprendida que yo. —No, pero mi mamá dice que debemos confiar en que la policía la encontrara tarde o temprano—le explico, pero sin creer en las declaraciones que mi propia madre ha dado para no caer en la desesperación, después de todo, ella ha sido la más afectada de los tres, mientras que mi papá parece más bien avergonzado por tener que pedir apoyo incluso en el periódico local para dar a conocer el caso de Emily. Mientras tanto, mis pensamientos me han llevado a sospechar de la familia de la mejor amiga de Emily, Harper. Puede que esté equivocada, pero desde que todo esto comenzó, no he visto su rostro, ni los de sus padres y aunque no tengo pruebas de ello, mi intuición dice que debo investigarlos, aunque realmente no sé como hacerlo. —Supongo que es una situación así, lo mejor sería confiar—declara compartiendo el mismo pensamiento que mi mamá— pero siempre podemos hacer algo más para ayudar a la policía. Sonrió al darme cuenta de que mis amigas me conocen más de lo que a mí me gustaría y saben que no soy una persona conformista, siempre busco saber más y moverme por mi propia cuenta aunque no sea necesario ni recomendado. —Al menos tú y yo pensamos igual—expreso decepcionada de la comunidad en la que alguna vez viví, he repartido volantes día y noche y muchos de ellos los he encontrado en la basura como si mi hermana no valiera nada, como si el hecho de que desapareciera no fuese igual que si le hubiese ocurrido a una chica blanca y rubia. Sabia que existían racista, pero nunca crei que había vivido entre ellos. —¿Tus padres no? —No, mi madre esta pasando por una etapa difícil, por como esta ahora ya ni siquiera es capaz de pensar por ella misma, se la pasa llorando y culpándose por lo que le paso a Emily—expongo un tanto decepcionada. Mi figura materna siempre fue para mí un ejemplo a seguir, no por el hecho de haber elegido ser ama de casa para cuidar de mi hermana y de mí, sino por el hecho de ser fuerte, ante cualquier adversidad, pero en esta ocasión, esa mujer, la que yo admiraba y respetaba, no se dejaba ver, pero supongo que no puedo culparla, porque por mucho que queramos ser fuertes y valientes, existen ocasiones en las personas se derrumban y lo que vemos es también una parte de ellos. —No debe ser nada fácil—expone mi amiga entendiendo lo que esta pasando con mi madre—¿Como lo esta llevando tu padre? —No lo sé—admito soltando un suspiro, pensé erróneamente que a pesar de la inminente separación de mis padres, al menos se dignaría a brindarnos apoyo, pero sus esfuerzos han sido pocos y hasta me atrevería decir, inútiles. Por ello, no me he atrevido a hablar con él, quizás porque ahora que sé la verdad, me siento defraudada—él es reservado con nosotras en esta situación. —¿Incluso con ustedes?—cuestiona mi amiga un tanto sorprendida. —Así es—admito. Me levanto de mi sitio al percibir que la campana de la preparatoria ha sonado, los estudiantes comienzan a salir en pequeños grupos, pero entre ellos no veo a la persona que busco, Harper—debo colgar. ¿Te llamo después? —Si, claro, no te preocupes. Llámame si necesitas hablar con alguien ¿De acuerdo? Mi vista alcanza a divisar a una chica como la de la fotografía de mi hermana. No le respondo a mi amiga y en vez de eso, cuelgo y saco la fotografía para confirmar que se trata de la chica que estoy buscando, es ella. Guardo mi teléfono y me pongo la capucha de mi sudadera. Me apresuro para caminar a su par, pero ya que hay muchos estudiantes no me atrevo a cruzar la calle. Camina sola, pero se le nota un tanto angustiada, avanza sin mirar al frente y así continua hasta la esquina, donde da la vuelta. Cruzo la calle para seguirla, me mantengo a una distancia considerable y saco mi teléfono para no llamar la atención. Sobre el enrejado de la preparatoria lucen los volantes que entre mi familia y vecinos colocamos por todo el pueblo esperando obtener un poco de información o incluso alguna evidencia para saber hacia donde se fue o si es que alguien se la llevo. Vuelvo la mirada hacia atrás, nadie transita por la acera, de hecho la calle está vacía. Imagino que todos han ido al club que es como un centro recreativo donde hay videojuegos e incluso una chancha de basquetbol, cuando asistía a esta misma preparatoria yo también iba con mis amigas a observar a los chicos jugar, para coquetear y conseguir una cita para y tener algo que hacer los viernes por la noche. Apresuro mi paso al recordar que al final del enrejado que limita el terreno de la preparatoria, se encuentra un pequeño callejón donde se encuentra un contendor de basura que obstaculiza la vista y de no ser porque huele asqueroso, los estudiantes irían a ese lugar a besarse. Harper se detiene súbitamente, por lo que reduzco mi velocidad, gira un poco el dorso de su cuerpo para buscar algo en el bolso que cuelga de su hombro, parece ser una bolsa negra, la saca y entra al callejón, camina con determinación, así que me animo a seguirla. Miro detrás de mí para revisar si nadie está observándome, al dar un vistazo y al constatar que no hay nadie más, me apresuro al callejón. La chica arroja la bolsa al interior del basurero, no sé que es, pero para tirarlo en un lugar tan solitario, lejos de la vista de cualquier persona, mis sospechas se avivan. Al salir de casa esta mañana, mi idea era salir del pueblo y recorrer otros lugares, sitios más remotos, como carreteras federales y restaurantes que usualmente visitan camioneros para satisfacer sus necesidades básicas, como comer y descansar, pero al ver la preparatoria, no pude evitar el pedir al conductor del autobús que me bajara ahí. Sospechaba de la familia de Harper, sobre todo porque mi mamá me había comentado que los padres de la chica se habían mostrado poco cooperativos cuando la policía fue a investigar e interrogar a su hija. Mi mamá pensó que sus padres se habían comportado de esa forma porque Harper no les había comentado nada, de por sí ambos eran apáticos, después de todo ambos eran abogados que habían optado por vivir en aquel pueblo pacífico para evitar que alguien quisiera dañar a su hija, debido a la gravedad de sus empleos, ya les había ocurrido una vez y por ello, ambos eran sobre protectores con Harper. —¿Qué haces?—alce la voz, ella dio un salto sobre su sitio y giro en mi dirección, cuando me vio solo arrugo la frente, quizás no sabia quien era, aunque no dudaba que mi hermana le hubiese hablado de mí o incluso le hubiese mostrado fotografías, pero ciertamente había cambiado mucho desde la última vez que había estado con mi hermana. Me había cotado el cabello, había adelgazado una talla gracias al estrés y de vez en cuando por mi despertador cada mañana, solía apagarlo por lo que cuando recordaba que debia ir a clases, tenía que levantarme y correr, esperando que el profesor no cerrara la puerta en mi cara. Además de que había cambiado mi forma de vestir y maquillarme gracias a mis amigas. —¿Quién eres tú?—cuestiono confirmando mis sospechas. —Soy la hermana de Emily—afirmo. Su rostro se descompone al entender que es lo que hago en ese lugar, su mirada instintivamente mira hacia el contenedor, como si no quisiera que observara lo que acaba de tirar— tú eres Harper ¿Cierto? No me responde y en vez de eso camina en mi dirección sin atreverse a dirigirme la mirada, pero al intentar pasar a mi lado, la tomo del brazo y la obligo a regresar algunos pasos hacia el callejón para acorralarla. —¿Por qué huyes?—protesto impidiéndole el paso sujetándola con fuerza, ella quizás al sentir dolor sobre su brazo, finalmente me ve, pero me dirige una mirada mordaz. —Suéltame—me ordena, mostrándose arrogante, pero hace falta más que eso para que decida dejarla ir cuando tiene mucho que explicarme. —¿Qué fue lo que tiraste ahí?—comienzo a interrogarla, percibo que mi pregunta la ha tomado no solo por sorpresa , sino que también la ha puesto nerviosa. —Nada—responde—déjame ir o si no... —¿O si no que? ¿Vas a desaparecerme como a mi hermana?—pregunto con evidente molestia en mi tono de voz. —Yo no hice nada y no te atrevas a afirmar nada de mí porque no tienes pruebas de ello—expresa intentando zafarse de mi agarre, tengo ganas de tirar al suleo y golpearla por las tonterias que esta diciendo, pero me contengo y dirigo la vista hacia el basurero. —¿Y si revisamos lo que acabas de tirar?
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