Abrí mis ojos y ya había amanecido, transcurrieron dos días desde que la zorra de mi mujer me abandono. Había estado pensando mucho que haría para poder encontrarla, Denver era un lugar muy grande, se me había ocurrido llegar al aeropuerto y mostrar la foto de mi mujer, pero eso atraería la atención de las personas, y no quería eso ya que mi plan era ser lo más cauteloso posible, esa perra no se me iba a escapar así tan fácil de nuevo.
Me levanté y fuí al baño, tenía una muy mala pinta mis ojos negros con grandes ojeras, mi cabello castaño desaliñado ya la barba comenzaba a crecer tenía que hacer algo mi descuido se notaba, así que me dí una muy buena ducha, me afeite la barba, salí del baño y me mire en el espejo. Ahora estaba mejor, Le guiñe el ojo al espejo a la verdad que, chica no iba a caer rendida a mis pies.
Yo era un hombre muy apuesto mi estatura de 1,90 y mi cuerpo fornido atraían mucha atención. – ¡voy por ti Nelly!– le dije al espejo con una sonrisa, tenía la toalla alrededor de la cintura y camine a la habitación, busque entre mis cosas y debajo de la cama saque una pequeña maleta; empecé a preparar todo para ir en busca de mi ratoncita, saque mi pasaporte, cosas personales y ropa para el viaje todo estaba listo. Salí de la habitación hasta la sala no quise comer nada pues no tenía hambre, salí de la casa y llamé un taxi que me llevará al aeropuerto, estaba ansioso creo que el taxista se dió cuenta tenía cara de que lo asustaba, lo ignore y seguí pensando en mi ratoncita, en las grandes cosas que haría con ella y comencé a sentirme excitado, el solo hecho de pensar que la tendría en mis manos; me provocaba una sensación que me erizaba la piel, me saboreé los labios con mi lengua y cerré mis ojos. No me dí cuenta cuando ya había llegado. El hombre me observaba con el rostro confundido, me encogí de hombros, le pagué y baje del auto caminé para entrar al aeropuerto. Fuí directo a comprar el pasaje de avión, no quería perder más tiempo. Llegue y había un hombre delgaducho con gafas y cara de estúpido. –Buen día, quiero un boleto con destino a Denver colorado.– el me miró con esa cara de pendejo, me daba ganas de golpear su rostro.
–Buen día, señor el próximo vuelo a Denver sale dentro de 2 horas.– yo apreté los puños y la quijada, para aguantar las ganas de meter mis manos por la ventanilla y golpearlo, hasta su voz era de pendejo, solo sonreí –Me gustaría comprar un boleto por favor– el chico comenzó a teclear en la computadora me preguntó mi nombre, si quería turista o primera clase, y todas esas cosas que solo me aturdían más, al terminar me dió el boleto y pase a la sala para esperar mi vuelo.
Mire alrededor y habían varias personas esperando igual que yo sus vuelos, estaba ansioso debía hacer algo. Últimamente estaba más ansioso de lo normal, me levanté para ir al baño, camine arrastrando los pasos era un pasillo largo y justo antes de entrar me consigo a la "rubiesita" la que me atendió la primera vez, yo le tenía unas ganas. Ella al verme me reconoció, me mostró una sonrisa y eso solo lo empeoró todo estaba a punto de explotar. – ¡Buen día! ¿que tal está?.– yo le sonreí y lo próximo que sucedió era nublado.
Me encontraba en el avión con destino a Denver colorado, no sabía en qué momento me subí al avión, y como llegué solo que tenía a una azafata a mi lado ordenando que me colocará el cinturón, yo la mire confundido mi cabeza me dolía y las manos también ¿que carajos hice? tome la correa del cinturón y lo coloqué el avión despegó, podía ver alejándose el aeropuerto. entonces recordé todo. –Hijo de puta...Mate a la "rubiesita"– pensé mientras venían los recuerdos a mi mente.
La rubiesita me saludo muy sonriente, yo entre en colapso –¡Buen día! ¿que tal está?– me acerque a ella sonriendo y la abracé, Mire alrededor no había nadie y tampoco cámaras de seguridad, la lleve al baño de caballeros, me aseguré de que no hubiera nadie, cerré la puerta y ella me miraba confundida. Me mordí el labio inferior mirándola de arriba abajo. Ella se dió cuenta e intentó correr, pero yo la tome por el cuello para luego lanzarla al suelo. Desgarre su camisa dejando al descubierto sus pechos, trato de gritar pero yo cubrí su boca con mi mano, al ver su brasier el color era rojo eso me encendió mas, ya que me fascinaba el rojo en la ropa interior femenina, acerqué mi boca a sus pechos pero ella me pateó justo en las bolas, comencé a sentir un dolor insoportable, ella corrió a la puerta tratando de abrirla y gritaba por ayuda, yo me levanté rápidamente la sujete por el cabello y la volví a lanzar al suelo está vez con más fuerza, quedó aturdida, subí su falda y puse mis piernas en sus rodillas para forzar y penetrarla. Cuando por fin acabé ella tenía una mirada perdida, las Lágrimas corrían por sus mejillas yo sonreí y le pase mi mano por su rostro muy suavemente, ella me miró justo a los ojos, no podía hablar porqué mi otra mano estaba en su boca, Yo la quite ordenando que no gritara.
–Ya tuvo lo que quería ¿ puede dejarme ir por favor?– yo pensé unos segundos y volví a sonreír –Cariño no puedo hacer eso, tu correrías y gritarias– al ver que ya podía gritar, porqué yo le quité la mano de su boca intento hacerlo de nuevo, eso me enfado y volví a poner mi mano en su boca, y con la otra la comencé a estrangular. Su cuerpo temblaba se estremecía, su color cambio a rojo y cada vez se movía menos, hasta que dejó de moverse y de respirar. Le tome el pulso y no había, así que me levanté, cerré mi cremallera y antes de salir del baño coloque el pasador por dentro para que el baño estuviera cerrado. Camine como si nada y fuí a la sala de espera nuevamente.
–¿Que mierda estás haciendo? Jack...– pensé mientras miraba por la ventanilla del avión
–Pobre rubiesita, pero estaba buena eso lo había disfrutado– pensaba mientras, una sonrisa se dibujo en mi rostro al pensar en sus pechos.
Llegué al aeropuerto de Denver, baje de el avión, observé todo a mi alrededor personas de aquí para allá, otros pasando por el área de revisión camine unos pasos más y había una cafetería, está vez si comería algo tenía hambre. Al entrar mire unas pequeñas mesas, unas personas comían y otras estaban paradas observando una vitrina con varios tipos de postres y aperitivos. Me acerque y un joven de unos 20 años me atendió, como no sabía que pedir le pregunté que me recomendaba comer, y mencionó unos croissant. No pensé mucho y pedí 3 el pequeño incidente, me había dejado con mucha hambre, de bebida se me antojo una Coca, al recibir mi pedido fuí a una mesita en la esquina, ahí podía ver a través del cristal pasar a las personas. Comí y realmente estaban buenos, al terminar me quedé observando por un buen rato a las personas que pasaban. Y tuve una idea > pensé un poco más > Me levanté de golpe de la mesa y grite – ¡Te tengo!– todos me miraron con ojos de asombro, otros confundidos y yo me disculpé – ¿Nunca les ha pasado, que recuerdan algo muy importante y hablan en voz alta?– luego todos siguieron en sus asuntos ignorando mi incómoda escena.
Tome mi equipaje y camine en dirección a la salida, al estar fuera del aeropuerto llame un taxi. –Buenas tardes, ¿puede llevarme al hotel más cercano?– el taxista pensó unos segundos y afirmó con su cabeza. – El hotel más cercano es el Clarion señor– yo subí al auto tenía una buena corazonada. –Está bien.– le dije al taxista, mientras subía mi equipaje cada vez me sentía más cerca de mi ratoncita.
Llegué al hotel y le pagué al hombre del taxi, baje mi equipaje, dí unos cuantos pasos había un hombre en la puerta que se ofreció para ayudarme a lo cual me negué.
Yo podía con mi maleta, no le preste mucha atención al lugar, me dirigí al recibidor ahí estaba una mujer me pareció linda pero muy joven de 20 a 25 años no pasaba, me atendió con una sonrisa. Pero yo estaba agotado solo quería una cama – Buenas tardes, señor ¿puedo ayudarle?– > pensé mientras lo observaba
–Si, señorita me gustaría una habitación.– ella observó la pantalla pregunto mi nombre, pague con la tarjeta de crédito y me dió una llave la habitación número 620. Entonces pregunté siendo lo más natural posible
–Disculpe señorita, quedé en ver a una persona en este hotel. su nombre es Antonella Miller– ella pensó por un momento y luego miro la pantalla se encogió de hombros y negó con la cabeza. –No, señor no recibimos ninguna persona con ese nombre.– yo hice un chasquido con la lengua
–Bueno, tendré que comunicarme con ella después, gracias señorita– me aleje hasta el ascensor, y me siguió el ballet entro conmigo y marco el número 7 cuando llegue al pasillo el hombre se ofreció nuevamente a llevar mi maleta pero me negué nuevamente. Camine buscando mi habitación, era la última en el pasillo del lado izquierdo introduje la llave, abrí la puerta y encendí la luz observé toda la habitación una alfombra roja bajo mis pies, paredes blancas una cama grande mesitas de noche y esas pendejadas, cosas que no me importaban. Cerré la puerta y dejé mi maleta en el suelo, me quite la ropa entré al baño observé las cerámicas blancas de las paredes, la tina y el lavamanos como una pequeña fuente. entre directo a la ducha y abrí la llave para sentir el agua, era cálida y refrescante al terminar de ducharme salí del baño, tome una toalla y abrí la maleta saque unos boxer y la botella de whisky que había guardado para el camino. Me recosté en la cama para tomar unos cuantos tragos pensando en mi pequeña ratoncita ¿dónde estaría.?