CAPÍTULO 4

1127 Words
No quiero parecer una solitaria, así que saco mi cuaderno de espiral y coloco algunos bolígrafos en mi escritorio como compañía. Suena el timbre de mi teléfono y, al mirarlo, descubro que me ha enviado un mensaje un número desconocido. Te veo. ;) -Nate. Levanto una ceja. Miro alrededor de la clase, pero no le veo. ¿Está siquiera en esta clase? Vuelvo a mirar el móvil y le envío un mensaje. No recuerdo haberte dado mi número de teléfono. ¿Dónde estás, acosador? :) Mi teléfono vuelve a sonar. Delante de la clase. Recorro la clase una vez más y mis ojos se posan en él. Nate me mira con una enorme sonrisa en la cara. Hoy lleva el pelo oscuro hacia atrás y viste una sencilla camiseta gris con vaqueros y zapatillas. Sus ojos se clavan en los míos y mi cara arde. Está delante de la clase, pero se queda de pie junto a la puerta. Es evidente que no asiste a esta clase, porque desconfía de la gente que le mira. Levanto la mano para saludarle, intentando ser sutil. Mi teléfono emite un pitido. Hola. Y vuelve a sonar. ¿Qué tal la pierna? Escribo en el móvil, sonriendo. Ya está mejor. Gracias por preguntar. Le envío otro mensaje. ¿Te ha dado Cara mi número? No contesta durante un rato. Vuelve a mirarme, con las cejas fruncidas en una expresión de curiosidad que se instala en su llamativo rostro. Sí. Responde. Ahora mismo. Pongo los ojos en blanco. Mis dedos vuelan sobre el teclado de mi teléfono. No me molestes. Pronto empieza la clase. :) Veo cómo sube y baja el pecho y creo que se está riendo. No he venido precisamente a verte, Aleja. Me arden las mejillas. Me avergüenzo de haber llegado a la conclusión de que está aquí para verme. ¿Entonces por qué estás aquí? Vigilo a Demian. Está en esta clase, y por lo que parece, no se siente bien. Tiene una gran resaca. Mi boca se abre. Demian. Demian. Demian. Nate señala la dirección a mi lado y lo veo. Demian. Joder. Cuando Nate lo mencionó ayer por primera vez, no pensé que sería él. Pero lo es. Dios, lo es. Su pelo rubio es un revoltijo de ondas que le caen sobre la cara, proyectando sombras sobre sus ojos azul océano. Unas gruesas pestañas los enmarcan. Sus pómulos son anchos y bien definidos. Oh Dios, sus labios. Parecen carnosos y suaves. Un poco de barba sombrea la fuerte curva de su mandíbula. No tiene hoyuelos como Nate, pero no tiene por qué. Sus bíceps sobresalen por debajo de la camiseta, lo que llama la atención de otras chicas sentadas detrás. Susurran entre ellas y se ríen, posiblemente pensando en cómo invitarle a salir después de clase. Pero hay una cosa en la que coincido con ellas, y es que está guapísimo. Justo como lo recordaba. Lástima que su personalidad sea tan llena de mierda. Mi teléfono vuelve a vibrar. ¿Estás bien? Me pregunta Nate. Aparto la mirada de Demian y escribo una respuesta. Sí, luego te mando un mensaje. ;) Me muero de ganas. Demian mira alrededor de la clase y encuentra el sitio vacío a mi lado. No. No, no, no, no se va a sentar a mi lado... Y se sienta a mi lado. Lanzo un gemido. No parece que me conozca, porque me mira brevemente y aparta la mirada, claramente desinteresado. No puedo creer que no me reconozca. Tal vez prefiera no recordarme, si es que eso tiene sentido. Afortunadamente, la profesora decide aparecer, diez minutos más tarde de lo previsto. Deja su maletín y empieza a presentarse. Intento escuchar lo que dice, pero no puedo. Creo que acaba de decir su apellido. ¿Wellings? ¿Hemmings? ¿O era Lemmings? Urgh. No puedo ignorar al tipo que tengo al lado. Su presencia ensombrece mi mente y mi vista. Por qué. Por qué. Por qué. ¿Está Demian Miller, de todos los lugares del mundo, matriculado en mi universidad? ¿Por qué está aquí, sentado a mi lado, exactamente en la misma clase, exactamente a la misma hora? ¿Por qué el mundo está siendo tan condenadamente cruel conmigo? Necesito distraerme de él. Concentro mi atención en la profesora. Está hablando de los conceptos de la escritura, pero ni siquiera puedo entender lo que está diciendo. Intento escribir en mi cuaderno, pero las palabras están tan desordenadas y desordenadas que ni siquiera yo entiendo lo que escribo. Inclino la cabeza hacia la derecha, solo un poco, para mirarle. Parece prestar más atención que yo, a pesar de la resaca de la que me había hablado Nate. Su presencia me abrasa como si fuera el maldito sol. Está mordiendo el capuchón de su bolígrafo, mirando hacia delante. No está tomando notas y me pregunto por qué lleva un bolígrafo encima. Levanto la mirada, pero rápidamente miro hacia otro lado por miedo a que me mire y me reconozca inmediatamente. Intento decirme a mí misma que no importa que esté en la misma clase que yo, que no importa que posiblemente también sea mi vecino. Me iba a costar mucho evitarle durante los próximos cuatro años de mi vida aquí. Pero tengo que intentarlo. Después de hoy, es imposible que vuelva a cruzarme con él. Cuando termina la clase, meto rápidamente el cuaderno y los bolígrafos en el bolso y salgo corriendo. Me siento aliviada cuando llego a la puerta, jadeante. Puede que no haya gestionado bien mi encuentro con Demian -si es que se le puede llamar encuentro-, pero no creo que tenga que volver a hacerlo. Me apoyo en la pared y me digo a mí misma que me calme. Después de normalizar mi respiración, empiezo a correr, abriéndome paso por el pasillo de la izquierda. Me equivoco. Demian está allí, con la mochila al hombro, mirándome fijamente. Su expresión se endurece cuando sus ojos se cruzan con los míos. Me detengo inmediatamente. —Tú—. Dice, y mi corazón se desgarra a través de mi caja torácica. Me reconoce. Mierda, mierda, mierda. Mierda, mierda, mierda, mierda. Esperaba poder ignorarlo el resto de mi vida aquí, pero supongo que eso no va a pasar ahora. Poniendo cara de valiente, me giro para mirarle. Da un paso adelante, con ojos de incredulidad. —Eres la chica del restaurante. La zorra. —¿Qué demonios acabas de llamarme?—. Las palabras salen volando de mi boca antes de que pueda tener la oportunidad de volver a meterlas. En lugar de responder, se ríe. Luego me hace un gesto con el dedo corazón. —Que te jodan. Me vuelvo loco. Aprieto el puño y le doy un puñetazo en toda la cara.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD