—Despierta, empollón. La luz del sol me ciega los ojos al abrirlos ligeramente. Veo a alguien que se parece a Zayn mirándome fijamente. Cuando me froto los ojos y vuelvo a mirar, sigue ahí. —¿Zayn?— murmuro mientras me siento en la cama. —Sí, princesa, no estás soñando. Estoy aquí de verdad. —¿Qué rayos haces en mi habitación? —La puerta no estaba cerrada y tu madre no está aquí—se encoge de hombros, —Ahora levántate. —¿Por qué? Se acerca a mis cajones y empieza a sacar ropa. —Bueno, estaba pensando en lo que dijiste de que no te cuento nada de mí y por eso tú no me vas a contar nada de ti y bla bla bla, así que hoy, mi amor, vamos a pasar un rato juntos. Ignoro la sensación interior que me invade cuando dice mi amor. Esta noche voy a tener una cita con Mason, maldita sea, no pue