Si un dulce se torna agrio, lo cambias completamente, le agregas dulces e intentas hacer uno mejor.
—¿Quien eres? — comento de manera vivaz
Mi mera presencia parecía intrigarle, divertirle e incluso sorprenderle.
—Yo…yo soy Tyesha —tartamudeaba por un segundo pues aquella mirada feroz me hacía sentir diminuta —Soy Tyesha Castex —intente sonar lo más segura que pude para que mi voz expresara sinceridad, aunque un tono de nerviosismo aún se escuchaba. Mordía mi labio inferior por el estrés.
—No es cierto, mande a investigarte o mejor dicho a Tyesha pues yo venía a proponerle algo a ella—Un provocativo acento francés se vislumbraba en su hablar como si hubiera ido de casería y encontrado la presa que quería.
«Dios si me hablas en ese acento caeré por ti, es que eres un maldito sexy francés»
Rápidamente me reprendí ¿acaso lo consideraba atractivo en mi mente? Noto que sacaba una foto de su bolsillo, era una foto con Tyesha y Cristian, estaban muy felices al parecer en el centro comercial teniendo una cita. Ambos se tomaban de las manos y se notaba que estaban totalmente enamorados. Mis ojos se desviaron hacia otro lado manteniéndose fijo en una mesa cercana.
—Sere claro, yo necesito casarme lo más rápido posible —lanzo de manera brusca—venía a proponerle a Tyesha un contrato donde ella podía seguir jugando con su noviecito, yo no me metería mientras esta fuera discreta, pero te ha enviado a ti—agrego mientras una perversa sonrisa de dibujo en su rostro— dime cuanto te p**o para esto— Aquella última frase salió de manera mordaz y al cuello.
—¿Disculpa? —intente no sonar descolocada ni que se me abriera la quijada de la molestia —¿Que estas insinuando? Maldito idiota—entre diente agregaba con desprecio.
Aquella insinuación me molesto. Tyesha si me había pagado, pero me molestaba que aquel hombre pensara eso, no lo comprendía, tal vez porque, aunque no lo admitiera quería que ese hombre al cual admiraba no pensara esas cosas de mi.
—Te pagare diez veces lo que ella te p**o ahora mismo si nos casamos mañana y duramos un año— puntualizo como si no le importara mi opinión.
—No voy a casarme con un hombre que ni conozco, usted está loco —Me levante enseguida de la mesa con objetivo de irme a lo que este hombre prosiguió.
—Puedes irte, pero voy a demandar a Tyesha pues se supone que nos casaríamos e invertí mucho dinero en la compañía de su padre, esta incumpliendo conmigo —comento dando toques en la mesa con su dedo índice—además si tu estas aquí también necesitas dinero, siéntate y hablemos de negocios—comento tentativamente.
Comencé a calcular mentalmente, si cumplía tendría alrededor de doscientos mil dólares los cuales me ayudarían a pagar casi la mitad de todo lo que debía. Mi corazón me decía que me alejara de ese lunático, pero mi cerebro que estaba con los pies sobre la tierra me obligo a sentarme. Al ver que me senté dejo escapar una encantadora y egocéntrica sonrisa. ¿Acaso era posible odiar y adorar la manera diabólica que ese hombre podía dar aquella sonrisa?
—Muy bien, esto será entre nosotros, necesito una esposa por un año para que mi abuelo y mi padre dejen de molestarme, necesito que me den todo el poder de los restaurantes que tenemos en varios países—planteo mientras con su dedo aun le daba toquecitos a la mesa.
—¿Y yo en que entro? —rei ligeramente— ¿Acaso necesita una esposa para que le maneje sus negocios? — Pregunte de manera sarcástica
Aquellos ojos griseados parecían convertirse en una nube que estaba a punto de anunciar una tormenta mientras alzo levemente su ceja derecha.
—Para ellos necesito sentar cabeza según ellos, con un matrimonio.
—Me niego, además, apenas me conoce señor, podría ser una asesina en serie lista para matarlo— lance mi comentario con un tono suspicaz a lo que el solo detuvo su dedo con el que estaba haciendo toqueteos en la mesa mirándome de una manera seria. Cruzaba sus brazos levemente mirándome mientras levantaba su rostro que se endurecía como el diamante.
—Podrías, pero dudo que Tyesha se ande metiendo con ese tipo de personas. Nos casamos mañana, te quedas conmigo por un año, te puedes quedar en tu casa o donde quieras eso no me molesta —agregaba como si hubiera practicado ese monologo en su casa —solo necesito que seas discreta si tienes a algún hombre, estoy pagándote, pero no quiero ser el hombre que le fueron infiel —concluyo finalmente.
—No tengo novio así que no se preocupe —no sabia porque hable de manera tan rápida que no tuve filtro.
«Porque me pones nerviosa»
Una leve sonrisa se dibujó en la comisura del aquel sexy hombre dejando ver un brillo intenso en sus ojos
—Mejor, solo te necesito por un año y por compensación te daré cinco millones de dólares, nos divorciamos, tú y yo seguimos nuestros caminos como si nada paso entre nosotros. Solo que durante ese año técnicamente serás mía —agrego este con tono posesivo al final.
Entrecerré mis ojos pues aquel contrato con el diablo parecía demasiado…demasiado bueno para ser verdad ¿A qué punto estaba dispuesta a vender mi alma por un año de mi vida solo por dinero?
—¿Acaso usted no puede conseguir una mujer?
—Si, pero todas las que tengo en mente se enamorarían de mí y no querrían divorciarse, yo no quiero eso, quiero un matrimonio de un año y listo.
Hablaba de manera egocéntrica, lo que me faltaba. Además de tener que aguantar a un lunático malhumorado que me sorprendiera que podía entrar al restaurante con el tamaño de su ego.
—No estoy segura—agache levemente la cabeza mientras pensaba los pros y los contras de eso rápidamente.
—¿Por qué no? Es un muy buen negocio, si quieres puedo hacer un contracto, si quieres propiedades, autos o algo mas junto con los millones te los puedo ofrecer sin ningún problema.
—¿Es que el matrimonio no se debería hacer por amor?
«Pero que mierda acabo de decir»
Mordí mi labio suavemente reprendiéndome mentalmente de manera nerviosa. Mire a la mesa de manera fija intentando ocultar mi ansiedad del momento. No creía tanto en el amor, pero en lo poco que entendía las parejas usualmente enlazaban su vida cuando estaban enamorados.
—Déjate de cuentos de hadas niña, nos casaremos y no debes decirle a nadie, imagina que todo esto es simplemente un negocio que nos va a facilitar la vida a los dos.
Calcule, podría en un año liberarme de todas las deudas que tengo, además también podría hacer una pequeña pastelería. Incluso ya me estaba emocionando pues significaba que podría hacer postres con las recetas que mi abuela me había regalado hace mucho tiempo. Ya estaba cansada de tener que trabajar tanto pues a mi corta edad a veces tenía que trabajar hasta en tres trabajos durmiendo apenas cuatro horas para poder sobrevivir y pagar las deudas que me dejaron.
—Entonces, si acepto me pagara ahora mismo.
El saco de su saco una chequera firmándolo y entregándomelo—Dame tu precio preciosa estafadora y con eso estaríamos listo para nuestro contrato— Nickolas me acerco un lapicero.
Hablaba como si tuviera un buen negocio entre manos ¿Acaso todo lo que era relacionado a el debía estar rodeados de negocios? Yo sabia que si debía entrar en este maldito lio al menos debía saber que me exigiría.
¿Acaso así se sentía cuando estabas a punto de darle tu alma a un demonio? Mi corazón latía con rapidez. Mire mis manos de manera nerviosa, luego lo mire a el.
—En el contrato que pedirás.
—Cinco cosas, primero después de terminar el año debemos divorciarnos definitivamente, segundo cuando te llame para ir a una fiesta familiar debes fingir ser una esposa amorosa.
—Define amorosa.
Había tenido tantos problemas con las personas que debían demostrarme amor que para mí era complicado mostrarlo. Por la única persona que sentía un verdadero cariño era por mi abuela lo cual no era un amor romántico. Las otras opciones que tenía era sobre las típicas películas y novelas que Tyesha me obligaba a ver cuándo no estaba saliendo con su novio, veíamos tanta exageración de amor que me asqueaba pues tenían un concepto de amor muy excesivo.
—Cariñosa, no lo se tu invéntate algo—puntualizaba de manera incomoda— tu eres la que crees que el matrimonio es algo de amor así que usa lo que aprendiste en tus cuentos de hadas en tu actuación—agrego de manera cortante y tajante.
Trague en seco mientras escuchaba.
—Tercero, tu no te metes en mis asuntos yo no me meto en los tuyos, cuarto si tenemos amantes no podemos dejar que nadie se entere, yo en mi caso no necesito andar buscando a nadie no siento esa necesidad, pero si tu quieres ir a entregarte a alguien que nadie lo sepa.
Por ahora todo lo que me daba no era difícil de cumplir, excepto lo de fingir ser romántica. -¿Y el quinto?
«Que no sea sexo, ¡que no sea sexo! ¡Dios si es sexo juro que me vooy de esta puta mesa» Mi mente explotaba en la expectación de lo que iría a decir aquel hombre!
—Necesito que estemos comunicados todo el tiempo, no aceptare excusas como que estaba en el baño, durmiendo, en un funeral, eso me vale un pepino, yo te llamo tus contestas.
No se porque en mi imaginación solo pude imaginarme haciendo del número dos y tener que correr hacia la sala por el teléfono. Literalmente me exigía que el teléfono fuese una extensión de mi cuerpo. Me compraría un reloj inteligente para poder ayudarme con eso.
—Señor déjeme decirle que está un poco loco.
—No eres la primera que me lo dices, entonces, ¿es un trato?— Este movía su lapicero de un lado a otro como si estuviera intentando encantar a una serpiente.
—Bien —comente de modo firme. Le retiraba el lapicero inscribiendo doscientos mil dólares. Tal vez estaba loca, pero era una loca endeudada e iba a hacer todo lo necesario para salir de aquella deuda. Le intentaba regresar su lapicero mientras este agito levemente su mano.
—Quédatelo, ahora dame tu teléfono.
Comencé a dictarle mi teléfono y tras terminar este me miro esperando mi respuesta.
—¿Como te llamas? al menos que quieras que te guarde como estafadora número uno.
—¿Acaso debe enumerarme? ¿Ha sido usted estafador anteriormente?
El entrecerró sus ojos pues parecía que no esperaba aquel comentario, aunque intente ser graciosa.
—Me llamo Leanette.
—¿Leanette?
—Si.
—Siento que he escuchado ese nombre—parecía pensativo.
—Es un nombre muy común.
—Si, eso debe ser, bueno ya me voy tengo que hacer algo para mañana así que viajare después que nos casemos, te enviare un mensaje de en donde nos casaremos por lo civil, nos comunicamos—
Se levantó acercándome su mano como si estuviéramos en un negocio, nuestras manos se tocaron en un apretón de manos mientras este miro mi mano detenidamente sintiendo una suave caricia de parte de el.
—¿Trabajas en la cocina?
—¿Disculpa? —pregunte de manera confundida ante este comentario.
—Tus manos te delatan, tienes callos en tu mano en la posición donde se agarra el cuchillo y la base para batir a mano.
—Eh, no solamente cocino en mi casa mucho.
Mentí pues mientras menos supiera este de mi mejor seria. Aunque él ni siquiera notaba mi existencia todo sería fácil si simplemente lo ignoraba. No parecía convencerlo completamente pues miraba mi rostro tal vez buscando el mínimo indicio de que estuviera mintiéndole.
—Bueno, como sea, ya tengo que irme.
El salió del restaurante sin dar ni una palabra más, yo por mi parte salí del restaurante mientras me quitaba la peluca dejando caer mi cabellera rubia que llegaba a mitad de mi espalda. Tenía un cabello muy largo que muchos me pidieron cortarme, pero nunca lo quise hacer pues con el cabello corto me parecía demasiado a mi madre, no quería parecerme a ella en lo absoluto.
—No se porque siento, que firme mi contrato con el mismo diablo— Susurraba hacia mis adentro
Me dirigí hacia cajero automático y metía el cheque en mi cuenta. Si el se arrepentía para mañana en la noche ya para ese tiempo abre pagado una buena cantidad de todo ¿Robar? ¡No! Aquel ogro no necesitaba ese dinero si lo andaba ofreciendo a una desconocida, diría que solo me aprovechaba de una situación para mi beneficencia. Aunque me molestaría que me acusara de estafadora pues eso implicaría que debería pagar mas dinero. Por ahora solo debía sobrevivir un año, seria fácil. Si sobreviví a tres trabajo, las universidad, a los deudores yendo a mi casa por tres años podría superar eso.