Una manzana podrida puede dañar el pastel. Aquella noche me había dedicado a cocinar la cena, había preparado un monto pues la cocina me obligaba a despegarme de la mente a aquel maldito francés. La puerta se abrió de golpe, mi pequeño tsunami entro dando grito. —¡Mama! Ya llegué —reía la pequeña buscándome en la cocina ofreciéndome un muy cálido abrazo. —Bienvenida princesa —le daba un suave beso en la frente—¿Cómo te fue? —¡Genial! El señor Pickle dice que lo hago bien y que seré como Messi. Chloe rio mientras me comentaba, ella había sacado su gusto al futbol en una salida que tuve con Vladimir y ella. Habíamos descubierto que era buena por eso decidimos intentarlo. No notaba que Vladimir me saludo como usualmente hacia por lo que salí de la cocina haciendo una leve mueca, lo notab