Eres el dulce que mi cuerpo aun no puede olvidar —¡¡Mama!! Alzaba mis ojos azules notando a una pequeña correr en la repostería. Aquella pequeña niña de cabello rubio y ojos griseados era un verdadero tornado, demasiada energía condensada. Salía del mostrador para darle un cálido abrazo, ella tenía su uniforme del colegio, sonreí al verla correr tan alegre que podia encantar a quien fuera. —¡Mama! Hoy vamos por la clase de futbol, estoy feliz —aquella pequeña literalmente gritaba de emoción. —Hola mami como estas, te extrañe mucho —hablaba de manera eufórica para intentar que mi pequeña dijera lo mismo, esta simplemente me dio un beso y se dirigió hacia los panes que había horneado ese dia. Al ver que esta simplemente me ignoro yo simplemente suspiré —esta niña —hice una leve mueca. —