Capítulo 2

2447 Words
Andrew se encontraba delante del rascacielos donde se situaba la empresa. Se quedó observándola unos minutos, apreciando su estructura moderna. Sabía que su hermano se iba a hacer el duro en cuanto le propusiera la promesa que le había hecho a Madison, pero caería, de eso estaba seguro. Tenía otros planes para conseguirlo… En ese momento alguien colocó una mano en su hombro, y se dio la vuelta. Vio a un chico rubio, de grandes ojos azules, vestido con traje de chaqueta y con un maletín en la mano. Sonreía alegre. —¡Andrew! ¡Qué alegría verte por aquí, amigo! —dijo contento. —¡Chris! ¡Cuánto tiempo! —dijo dándole un abrazo. Chris era de la edad de su hermano y se conocían desde que eran unos enanos de 4 años. Andrew les llevaba 3 años pero aún así él era el hermano mayor de los dos. Ahora Carter y Chris siguen juntos, trabajando hombro con hombro en la empresa: Carter como presidente de la empresa y Chris como vicepresidente. —¿Vas a ver a Carter? —dijo curioso. —¡Claro! Vengo de ver a mis padres y he decidido venir a visitarlo antes de la hora de comer, ¿y tú? —preguntó Andrew. —Pues vengo de arreglar unos asuntillos con una inmobiliaria y vengo a reportárselo al “presidente” —dijo divertido. —Pues vamos. Él no sabe que iba a venir así que será una sorpresa —dijo guiñandole un ojo a Chris, mientras entraban en la recepción de la empresa. Vieron que no había nadie en la recepción y tuvieron que preguntarle a uno de los empleados que salía de una habitación que si el presidente se encontraba en su despacho. —Sí, claro. La secretaria fue llamada hace un rato por el presidente —dijo revisando unos papeles que llevaba en la mano. Andrew y Chris se miraron y pusieron los ojos en blanco. Le dieron las gracias al empleado y se dirigieron al ascensor. —No me digas que todavía tiene por secretaria a Susan —dijo Andrew a Chris con voz cansina. —Pues por desgracia, sí —dijo este, mirando molesto su reloj. Llegaron al último piso del enorme rascacielos , en el momento en el que se abrieron las puertas, pudieron ver cómo Susan salía del despacho de Carter, muy acalorada. Iba abrochándose los botones de su camisa blanca y cuando se cruzó con Andrew y Chris, les dedicó una sonrisa zalamera. Los dos la miraron con desagrado, mientras que las puertas del ascensor se cerraban con la “secretaria” dentro. —No me puedo creer que mi hermano se siga tirando a esa puta —dijo Andrew con asco. —Pues es por eso que sigue con ella, porque a esa mujer le da igual y le gusta. Si cambiara de secretaria, se quedaría sin su “manera de desahogarse” —dijo Chris con una media sonrisa, mientras que se dirigía a la puerta del despacho. Susan había seguido a Carter desde el instituto y éste, al ver lo que podía conseguir, la dejó junto a él. Tanto siguió aquel juego, que Carter le permitió ser su secretaria, además de que ella no tenía cabeza suficiente como para desempeñar otro trabajo que no fuera ese. Chris dio dos golpes suaves en la puerta y esperó a la respuesta de Carter. —Adelante —llegó una voz grave desde el interior de la habitación. En vez de entrar primero Chris, Andrew empujó el pomo de la puerta y entró. —Buenas, hermanito —dijo altanero. Carter, quién estaba de vuelta a la puerta, se dio la vuelta al escuchar la voz de su hermano mayor. —¿Andrew? ¿Qué haces tú aquí? —preguntó con una ceja alzada, mientras que sacaba las manos de los bolsillos. —Qué buena bienvenida le das siempre a tu hermano, ¿eh, Carter? —dijo entrando Chris. —Hmp —respondió con su famoso monosílabo. —Sólo pasaba a hacerte una visita. Papá y mamá me dijeron que te podía encontrar todavía aquí —dijo sentándose en el sofá que había apoyado en la pared lateral a la puerta—. ¿No lo han utilizado tu secretaria y tú, no? —preguntó burlón, refiriéndose al sofá. Chris empezó a reírse y Carter los miró con molestia fingida. Después de todo, ellos dos sabían todo lo que ocurría. Carter seguía serio e imperturbable, como si los otros dos no hubieran abierto la boca en ningún momento. —¿Has traído el informe de la inmobiliaria? —preguntó a Chris. Este paró de reírse y le contestó sonriente: —Sí, sí, aquí está —dijo abriendo el maletín que traía desde el principio y dándole un sobre. Carter lo abrió y sacó los papeles que había en su interior. Los leyó rápidamente y los volvió a meter en el sobre. —Seguramente tendremos que agilizar el ritmo de construcción de los nuevos edificios —dijo serio, mientras se sentaba detrás de su enorme mesa de trabajo y firmaba unos papeles—. Andrew, ¿podrías hacer que nos mandaran más materiales desde EE.UU? —preguntó sin levantar la mirada de su trabajo. —Acabo de llegar y ya me mandas trabajo, ¿no te parece un poco descortés de tu parte, hermanito? —dijo con una carcajada. Carter no respondió y Chris se sentó en uno de los sillones que había delante de la mesa de su mejor amigo. Andrew suspiró. —Después de todo, eres el mejor en tu trabajo… después de mí, claro está —dijo prepotente, mientras que miraba la reacción burlesca de su hermano menor. Carter se levantó y le entregó unos papeles a Andrew, quién les echó un vistazo. —¿Te encargarás, verdad? No creo que hayas venido solamente para hacernos una visita, dejando a Keyla en casa sola —dijo sonriendo de medio lado y cruzándose de brazos. Andrew le miró sonriente. Lo había pillado, siempre lo hacía. Se levantó y se quedó frente a su hermano. Eran igual de altos y sus miradas se cruzaron directamente. Se miraban intensamente. —Claro que no. Sabes que siempre vengo para ayudarte de vez en cuando —dijo abrazándolo. Carter puso los ojos en blanco y lo abrazó también. Andrew era el más mimoso y sentimental de los dos hermanos—. Hueles a la zorra de tu secretaria —le susurró al oído. Carter sólo rió. Aunque aquellos momentos le hacían sentir incómodo, era su hermano y siempre había estado junto a él. Era vergonzoso para él pensar esas cosas, pero quería a ese cabeza de chorlito. —¡Bien! Y ahora que los dos hermanos por fin se han saludado como Dios manda, ¿por qué no quedamos esta noche y nos vamos de copas por ahí? —preguntó Chris contento, mientras que se levantaba del sillón. —Claro, hoy no tengo que quedarme hasta tarde así que, ¿por qué no? —dijo Carter mirando a su hermano y encogiéndose de hombros. —¡Pues claro que sí! ¡Como en los viejos tiempos! —dijo alegre, pasando un brazo por los hombros de Carter—. Ven, Chris. Quiero hacernos una foto los tres juntos para mandársela a Keyla. Tiene muchas ganas de veros a los dos —dijo haciéndole señas a Chris para que se acercara, mientras que colocaba su celular encima de la mesa del escritorio. Después agarró a Carter del brazo, quién se estaba resistiendo un poco y lo dirigió delante de la cristalera que había detrás de la mesa. Los dos más pequeños, Carter y Chris, se colocaron a los dos costados de Andrew. Éste les pasó los brazos a los dos por los hombros y sonrió a la cámara. Chris sonrió e hizo el signo de la victoria y Andrew le puso los cuernos a Carter con los dedos, éste salió mirando a la cámara con gesto cansino y molesto. Keyla sonrió al ver aquella foto llena de significados y sentimientos. Todos eran una familia, aunque no tuvieran la misma sangre. Estaba feliz de pertenecer a una familia tan unida. *** —¿Crees qué podríamos hacer algo, Carter? —preguntó Andrew, mirando a su hermano que se encontraba al volante. Habían ido a comer a casa de sus padres como siempre hacían cuando Andrew volvía a Londres. Ahora se encontraban en el auto de Carter (un Audi A6 color n***o) camino a un bar en el que habían quedado con Chris para tomar algo. Carter torció el gesto con desaprobación. Andrew le había contado toda la historia de aquella chica Madison y le propuso su gran idea para ayudarla. —No lo sé, Andrew … Ya sabes que no solemos tener un trato especial con nadie, ni siquiera con empresas importantes, no creo que debamos tenerlo con una chica que podría habérselo pensado antes de hacer nada, como si fuese una inútil —dijo molesto. Andrew se imaginaba desde el principio el hecho de que su hermano no diese su brazo a torcer, así que no insistió más y dio paso a su plan B. —De acuerdo, la llamaré después y le diré que no se puede hacer nada —dijo con gesto resignado y encogiéndose de hombros. Carter le miraba de reojo, sin saber muy bien si su hermano mayor decía la verdad. Lo conocía muy bien como para creer que tenía algo entre manos—. Bueno y ahora, ¡a divertirse! —dijo alegre Andrew. —Hmp —dijo Carter sonriendo de medio lado. No le diría nada a su hermano sobre su duda, al menos hasta que no notara algo raro. *** 22:15 PM —¡Y y-yo le le dije: ¡Qué! ¡Me vass a alquilaar el apaartaamentoo por u-una millonaada! Yyy el el tipo se me me q-quedó miirandoo con caa-ara de iidiiootaa tootall y a-al final mee lo rebajó! ¡Meenudo iimbéécill! ¡Me me querííía tiimaar, el muuuy delincuente! —gritó un rubio muy borracho sentado en una mesa, en medio del bar más de moda de Londres. —¡Jajajajaja! —rieron los dos castaños que le acompañaban. Carter, Chris y Andrew no se encontraban en la mejor de las situaciones en ese momento. Desde que quedaron a las siete de la tarde hasta ahora, no habían parado de ir de bar en bar. Total que si no fuera porque la gente los conocía, hubieran pasado perfectamente por unos borrachos cualquiera. Menos mal que no había ningún m*****o paparazzi por allí. —Ahoora vengoo, chiicoss… Laa naturalez-za me me lllamaa, jejeje —dijo divertido Carter, mientras se levantaba tambaleándose y se dirigía dando tumbos hacia el baño. Cuando se perdió entre la gente, Andrew se acercó a Chris y le dijo al oído: —Eh, ¿qué te parece si le hacemos una broma a Carter? —preguntó bastante sobrio Andrew. Quería llevar a cabo su plan y no podría hacerlo si se encontraba borracho. Chris le miró con los ojos entrecerrados, como si intentara procesar la información que el alcohol no le permitía captar correctamente. Al final, sonrió malévolo, entendiendo lo que Andrew le decía. Este último sonrió triunfante. —Mira, esta mañana he conocido a una chica preciosa que tiene problemas para encontrar apartamento. Le propuse ayudarla y ella aceptó —dijo Andrew con voz melosa. Chris le miraba todavía sonriente, aunque atento para no perder el hilo—, pero Carter se ha negado a ayudarla y me preguntaba si me ayudarías a encontrar un apartamento para ella… metiendo a mi hermano en el medio, claro —dijo sonriendo altanero y bebiendo un sorbo de su Whisky. —¡Pueess cl-claro! ¡Hace tiem-po que que no le le gastoo una bromaa al idioootaa! —dijo Chris, azorado de felicidad. —Genial… Andrew le contó todo su plan a Chris, repitiendo lo que hacía falta para que un borracho lo recordara. Después, cuando Carter volvió a la mesa, solamente se encontró a Chris sonriéndole como un idiota. —¿Y mi-mi herrmanoo? —preguntó, sentándose bruscamente en el sillón. El alcohol estaba empezando a dejar huella en su cuerpo. —Diijo que se tenía quee iir, que esta-estaba muy cansado —dijo Chris mirándole. —¡Hmp! Ya sabííía yo que yaa no aguaata nada. ¡See estáá hacieendo viejo! ¡Já! —se carcajeó Carter. Chris se acercó a Carter sonriendo astutamente y le preguntó: —¿Qué piiensas tú, de eso de de compartiir apartamentoo, eh, Ca-Carter? *** —¿Madison? Buenas noches —dijo Andrew sonriendo. Había subido a un taxi, no podía conducir aún a sabiendas de que no estaba tan borracho como los otros dos, por eso se había encargado de recoger las llaves del auto de Carter. No quería que aquella noche acabara en desastre y menos cuando la diversión comenzaba ahora. —¡Andrew! ¡Buenas noches! —dijo exaltada una dulce voz al otro lado del teléfono móvil. —¿Todavía sigues buscando apartamento o ya has encontrado uno? —¡Qué va! ¡No hay nada de nada! Ahora mismo me encuentro en un McDonald's cenando un Happy Mail, así que tú me dirás… —dijo sarcástica. Andrew rió al imaginarse la situación en la que se encontraba la pobre chica. —Bueno, pues creo que vas a tener suerte y no vas a tener que volver a comer un Happy Mail durante tu estancia en Londres, porque te he encontrado un apartamento —dijo Andrew satisfecho. —¿¡En serio!? ¡Aaaahh! ¡Te quiero, te amo, te adorooooo! ¡Andrew, has salvado mi vida! —gritó la chica entusiasmada. —Bien, de acuerdo, no hay de qué. Sólo te quería ayudar porque sé que vas a llegar a ser la mejor médica del mundo —dijo Andrew riendo. Madison seguía gritando al otro lado de la línea—. Bien, Madison, apunta la dirección, ¿de acuerdo? Te mudas esta misma noche —dijo Andrew serio. Esa era la última parte del plan. —¡Esta noche! ¡Te lo juro! ¡Si no estuvieras casado, te lo haría ahora mismo! —dijo contenta Madison, sonrojando un poco al mayor. Después de darle la dirección y de otros muchos agradecimientos, Andrew llegó a la dirección que le había dado a Madison y volvió a agarrar el celular para hacer otra llamada. —¡Chris, trae ahora mismo a Carter al apartamento! ¡El plan va viento en popa! —dijo Andrew entusiasmado. —¡Ahooora mismooo, amiiggoo! —gritó Chris y colgó.
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