Los días que siguieron a su velada en la cabaña fueron una mezcla de felicidad y esperanza para Juliette. Dominic se menstruaba diferente y le mostraba más empatía, eso la hacía pensar que quizás esos días habían resultado favorable para ella. Unos días después, decidieron regresar a la ciudad, sintiendo que su unión se había fortalecido y que estaban listos para vivir sin contiendas. El viaje de regreso fue tranquilo, lleno de conversaciones suaves y sonrisas compartidas. Dominic sostenía la mano de Juliette, sintiendo una conexión especial con cada kilómetro que pasaban. Al llegar a la ciudad, Dominic dejó a Juliette en su casa. Ella se inclinó y lo besó con ternura antes de bajar del coche. —Nos vemos más tarde— dijo ella, sonriendo mientras cerraba la puerta del coche. Dominic