Dominic no podía ocultar su descontento en absoluto. —¡Fuera de mi casa! —gritó Dominic, su voz temblando de rabia—. ¡No quiero verte cerca de Juliette nunca más! El Dr. Bris levantó las manos en un gesto de paz. —Dominic, entiendo que estés enfadado, pero te aseguro que no he hecho nada inapropiado. Solo quería ser honesto contigo, y decirte que si algún día tengo la oportunidad de conquistarla lo haré, ella merece alguien más que la ame —intentó explicar. —¡Honesto! —escupió Dominic, con los ojos llenos de furia—. ¡Tu honestidad llega demasiado tarde! ¡Fuera! El Dr. Bris asintió lentamente, comprendiendo que había cruzado una línea que no podría deshacer. Su confesión no podría ser jamás borrada. —De acuerdo. Me iré. Pero por favor, Dominic, cuida de Juliette. Ella necesita apoyo a