La luz matinal se filtraba suavemente por las cortinas del pequeño departamento de Ana, la mejor amiga de Juliette. El espacio estaba decorado con un estilo acogedor y moderno, lleno de colores cálidos y detalles personales. Juliette, sentada en el borde de la cama de la habitación de invitados, sostenía una taza de té mientras hablaba con Ana, quien la miraba con preocupación. —No puedo evitar sentir que Dominic nunca me amó, ni siquiera cuando estábamos en la secundaria,— dijo Juliette con un suspiro, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas. —Tal vez fue todo una mentira desde el principio.— Ana, con una mirada comprensiva, se sentó a su lado y le puso una mano en el hombro. —Juliette, no digas eso. Es normal sentirse así después de todo lo que ha pasado, pero debes recordar