Una boda forzada.

1005 Words
Dominic y Juliette se miraron en silencio, cada uno procesando lo que acababa de suceder. Juliette, finalmente, rompió el silencio. —Lo siento, Dominic. Sé que esto no es justo para ti —dijo Juliette, con una voz cargada de resignación. Dominic soltó una risa amarga. —Eso es una manera suave de decirlo. —Mi familia podría verse afectada si no nos casamos, ellos tiene muchos negocios con tu abuelo— Finalmente reveló. —Ha. Finalmente revelas tu verdadera identidad, quieres estar en esta familia para obtener dinero, pero déjame decirte que aunque me case contigo no obtendrás nada— No dudó en dejarle caer el peso de sus palabras. Juliette sintió un dolor punzante ante las palabras de Dominic, pero no dejó que se reflejara en su rostro. Sabía que debía mantener la calma y explicar la situación. —Dominic, no se trata de dinero. Mi familia está en una posición vulnerable, y mi padre firmó contratos con tu abuelo pensando que era lo mejor para nosotros. Dominic la miró con escepticismo, pero algo en su tono lo hizo dudar. —¿Y tú? ¿Qué obtienes de todo esto, Juliette? Juliette suspiró, sabiendo que debía ser completamente honesta. —Lo que obtengo es mantener a mi familia a salvo. Si eso significa casarme contigo, entonces lo haré. No es la vida que imaginé para mí, pero no tengo otra opción. No vine aquí para aprovecharme de ti o de tu familia— Intenta dejarle claro. Dominic bajó la mirada, procesando sus palabras. —No te creo Juliette, tú y tu familia siempre han sido unos aprovechados y estoy seguro que esta no es la excepción. Juliette tiró una respiración profunda que se escuchó en su círculo, incluso Dominic lo pudo notar. —Dominic, no estoy aquí para reemplazar a nadie —dijo Juliette, suavemente—. Seguramente es lo que estás pensando. —Ha. Tú quieras que esto pasara y no dudo que hayan manipulado la situación para que me acabara contigo. Juliette sintió un torrente de emociones, pero sabía que discutir no la llevaría a ningún lado. Debía encontrar una manera de calmar a Dominic y hacerle entender su verdadera intención. —Dominic, te entiendo —dijo Juliette con calma, aunque su voz temblaba ligeramente—. Entiendo tu resentimiento y tu desconfianza. Cualquiera en tu posición se sentiría igual. Pero te juro que no es así. Dominic la miró con dureza, sus ojos llenos de incredulidad. —¿Y cómo esperas que te crea? Todo esto parece una jugada maestra para atrapar a un Belmont. Juliette tragó saliva, sintiendo que cada palabra era un esfuerzo titánico. —No espero que me creas de inmediato. Solo pido que me des una oportunidad para demostrarte que no soy lo que piensas. Mi familia tiene problemas y esta es la única forma de mantenernos a flote. No tengo más que decir que la verdad. Dominic continuó observándola, como si buscara algún signo de falsedad en su rostro. Dominic movilizó su silla y se acercó a la ventana, mirando la ciudad con una expresión pensativa. —La boda será este fin de semana como dijo mi abuelo. Mi abuelo se asegurará de que todo esté perfecto. Dominic se giró hacia ella, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y determinación. —Juliette, quiero que entiendas algo —dijo, su voz baja pero firme—. Jamás te amaré. Esta boda es un arreglo, una obligación, no un acto de amor. No importa lo que tu familia haya planeado o lo que mi abuelo quiera. Mi corazón pertenece a Nashla, y nada cambiará eso. Juliette sintió un dolor punzante ante sus palabras, pero no dejó que se reflejara en su rostro. —Lo entiendo, Dominic. No espero que me ames. Solo quiero que podamos llevar esto de la mejor manera posible. Dominic la miró con una intensidad que la dejó sin aliento. —Si alguna vez intentas manipularme o engañarme, te juro que lo descubriré y no dudaré en tomar medidas drásticas. No te estoy amenazando, solo te advierto. Juliette asintió, sintiendo el peso de sus palabras. —No tengo intención de manipularte, Dominic. Solo quiero cumplir con este acuerdo y asegurarme de que ambos podamos salir de esto sin más daño del necesario. Dominic se giró nuevamente hacia la ventana, su voz casi un susurro. —Entonces, que así sea. Nos casaremos este fin de semana y fingiremos ser lo que mi abuelo quiere que seamos. Pero no te equivoques, Juliette. Esto nunca será más que una farsa. Juliette lo observó por un momento, comprendiendo la profundidad de su dolor y su determinación. —Entendido, Dominic. Haremos lo que se espera de nosotros y nada más. Juliette salió de la oficina con un su rostro pálido después de aquella discusión. Dominic no solía pensar en que ella podría ser una mala persona en el pasado. Aún se preguntaba que lo hizo cambiar de esa manera. Se sentó detrás de su escrito y no pudo dejar caer lágrimas de dolor. Dominic la había llamado manipuladora y además había dicho que su familia estaba detrás de esa boda. Mientras tanto, Dominic permanecía en su despacho, mirando por la ventana. La ciudad se extendía ante él, indiferente a su sufrimiento. Pensaba en Nashla, en cómo todo había cambiado desde que ella desapareció. Se preguntaba si alguna vez podría superar esa pérdida, aunque en el fondo sabía que jamás lo haría. Se sentó detrás de su escritorio, y por primera vez en mucho tiempo, dejó caer lágrimas de dolor. Dominic, quien siempre había sido fuerte, ahora se sentía vulnerable. Había llamado a Juliette manipuladora, había acusado a su familia de estar detrás de esta boda forzada, pero no podía evitar preguntarse si había alguna verdad en sus palabras. Se sentía roto por haber perdido a Nashla y no poder encontrarla ni con todo el dinero que poseía sus manos: Habían un grado de impotencia en él, no podía solucionar las cosas como él hubiera querido que fueran.
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