Una semana después, Dominic, Juliette, y los abuelos Belmont y Telma regresaron a la ciudad. Dominic, había regresado en su silla de ruedas. El regreso a la casa, se sentía frío y vacío por la fallida operación. Juliette empujaba la silla de ruedas de Dominic hacia la entrada principal, tratando de mantener una conversación ligera para aliviar la tensión palpable. Pero Dominic estaba cerrado, su mirada fija al frente, sin responder a sus intentos de interacción. Dentro de la casa, los abuelos Belmont y Telma intercambiaron miradas preocupadas, sabiendo que la situación se estaba volviendo cada vez más difícil de manejar. A medida que avanzaba el día, Dominic se volvió cada vez más irritable, dirigiendo su frustración hacia Juliette. —¿Por qué insistes en seguir aquí?— espetó Dominic