La mañana siguiente, Juliette se despertó sola en la cama. Se estiró, esperando encontrar a Dominic a su lado, pero solo encontró el lado frío de la cama vacía. Con un suspiro, se levantó y se dirigió al baño para tomar una ducha. El agua caliente ayudó a despejar su mente, aunque la sensación de inquietud persistía. Después de vestirse, Juliette bajó a desayunar. Al entrar en la cocina, la ama de llaves le informó que Dominic ya se había marchado a la oficina. —¿Sin mí?— preguntó Juliette, sorprendida. —Sí, señora. Salió temprano, dijo que tenía algo importante que atender,— respondió la ama de llaves, algo incómoda. Juliette sintió un nudo en el estómago. Era inusual que Dominic se fuera sin decirle nada después de intentar ser un matrimonio normal. Decidió ir marcharse a la ofic