El día había llegado, ese momento que los trabajadores de la Fundación King habían estado esperando: el Convivio de las fiestas de invierno. Aunque evidentemente para Seth era un día más de diciembre en el que aún no podía celebrar nada en la vida. Lo único que le alegraba era ver cómo Sandy se desvivía por organizar un entorno digno para que todos lo pasaran bien, aquella sonrisa había vuelto a resurgir y no se le veía preocupada, así que era ella en su máximo esplendor. Simplemente la energía que irradiaba esa chica era como una bocanada de aire fresco matinal que no se comparaba con nada. Él se encontraba acompañándola de un lado a otro porque así ella se lo había pedido, cosa a la que por ningún motivo se le pasó por la mente a negarse, al contrario, añoraba que le hiciera tal sugerenc
