Cuentan los relatos antiguos que en las áridas y lejanas tierras de Arabia, existió un inmenso palacio llamado 'Ahmar, una estructura de muros rojos, erigida por los esclavos del rey Amin, un gobernante ambicioso que amaba la lejanía y lo recóndito para disponerse a disfrutar todas sus inimaginables riquezas en absoluta paz. Cuando le apetecía, se ausentaba de sus labores por meses y dejaba a cargo a su consejero real. Relatan que 'Ahmar era un palacio diez veces más grande que el habitado por dicho rey en el centro de Arabia. Los balcones y columnas destellaban con el baño de oro, aquel metal líquido precioso que muchos codiciaban. Aquellas cúpulas de color carmín emergían imponentes bajo el sol. La puerta de la entrada principal era de la madera mas fina y duradera, cada columna era gru