Debo confesar que siempre he sido una mujer rebelde, cualidad que me ha traído cosas inesperadas e inolvidables algunas veces, aunque también una infinidad de lecciones y consecuencias, pero así es como yo he ido sobreviviendo en la vida. A mi etapa de adolescencia la llamo: "mis años locos", ya que nunca seguí la mayoría de las reglas que sentía impuestas por mis mayores. Simplemente me dejaba llevar por lo que dictaba mi corazón. En el instituto donde iba a culminar mi carrera, yo estaba locamente enamorada de un chico al que le terminé confesando mis sentimientos y afortunadamente fui correspondida. Ya había salido de dos noviazgos fallidos, pero a él lo percibí diferente y genuino.Nuestro amor creció a tal medida, que sentimos la necesidad de llevar a un nuevo nivel la relación,