El invierno estaba en su mejor apogeo y cada noche era mucho más fría que la anterior. Aquella noche la nevada había hecho sus estragos ambientales por doquier mientras todos dormían en la ciudad de San Francisco y la Fundación King no era la excepción. La mañana siguiente a esa noche todos se llevaron la sorpresa de la época, ya que ni siquiera las puertas podían abrirse por toda esa masa de hielo bloqueando todo a su paso. Tanta era la altura del desastre, que ni siquiera las ventanas mostraban los rayos del nuevo día; las penumbras opacaban el amanecer. El señor King, como de costumbre, la noche anterior se había quedado en New York por sus asuntos de negocios, razón por la cual, cuando Sandy despertó por el sonido de su alarma y se vio en la fría y gélida oscuridad, rápidamente le lla