—¿Has esperado mucho?—pregunto cortésmente al ver su apariencia, esta vez usaba un vestido verde entallado, con una chaqueta de cuero negra y una botas que hacían juego con su estilo. Ademas portaba unas gafas de sol y una bolsa de mano que podría jurar era de piel de cocodrilo, pero no estaba lo suficientemente cerca para corroborarlo.
Todo en ella decía “Mirame” y también decía “Diosa” El ver a Sofía por ahí no podía significar nada bueno.
—No, acabo de llegar—le explico Sofía soltando un suspiro desganado.
—Oh, muy bien. ¿Qué sucede?—cuestiono Camila algo nerviosa mirando hacia ambos lados del pasillo, a donde fuera que estuviera Sofía siempre daba mucho de que hablar y el tener una conversación con ella provocaría rumores y no de los buenos.
—¿Me invitarás a pasar o debo hablar de nuestro asunto aquí afuera?
Avergonzada, Camila busco su llave y con torpeza abrió la puerta. Su habitación no era la gran cosa, había una cama individual sobre una esquina de la habitación, una mesa la cual ocupaba como escritorio, una silla de madera la cual ocupada como perchero y un mueble grande de ocho cajones donde guardaba la mayoría de sus pertenencias, su ropa, su material de la universidad, libros y cualquier otra cosa que estorbara en la pequeña habitación.
Sofía se adentró observando el lugar, juzgando la manera de vivir de Camila, para ser una mujer era muy desordenada y poco femenina, de hecho pensó que Camila era muy infantil al ver que la colcha que cubría su cama, era de la figura de un conejo que tenía su propio show por televisión, sí, Sofía pensó que Camila era una patética universitaria con aire infantil, un asunto que debia arreglar inmediatamente antes de poder llevarla “Al juego” lo que Sofía necesitaba era una mujer, seductora y sexi, pero lo que tenía enfrente era a Camila, la patética.
—¿Esta es tu habitación? —se quejó Sofía sin dejar observar a su alrededor. El lugar le dio asco, no porque estuviera sucio, sino porque no era su idea de lo que debería ser la habitación de una mujer.
—Si—acepto Camila—¿Hay algún problema?
—Si—admitió Sofía— este cuchitril no puede ser tu habitación.
—¿Disculpa?
—Ahora trabajas para mí y mis chicas no viven en lugares así.
—¿Tus chicas? —pregunto en voz alta, lo que realmente quería decir ¿Hay más chicas que trabajan para ti? Pero no se animó a preguntarle directamente.
—Sí, tengo cientos de chicas por montones—respondió Sofía mofándose de Camila, pensó que aquella pobre e ingenua niñata no conocía mucho de la vida ni tampoco de los placeres carnales a los que, gustosa, podría ayudarle a descubrir
—Ya que te has convertido en una de mis chicas tu vida va a cambiar y lo primero que haré será sacarte de esta ratonera.
—Espera—dijo Camila sin entender el porqué de las palabras de Sofía, ni siquiera sabia como trabajaría para ella
—No me has dicho cuál será mi trabajo ¿Qué debo hacer para ti?
—Por ahora debes cambiar tu estilo de vida, nadie que se considere mi chica puede vivir bajos estas condiciones.
—¿Y después?—insistió en saber que debia hacer, las palabras de Sofía comenzaban a incomodarla un poco al suponer que Sofía era lesbiana y que sus palabras más que simple broma eran una advertencia de lo que ella deseaba.
—Después te llevaré “Al juego” —revelo con una sonrisa maliciosa.
—¿Qué quieres decir con eso?
—El juego es el lugar donde trabajo, si no mal recuerdo debiste ver el logo en mi uniforme cuando fuiste a pedirme ayuda ¿No?
—Si—admitió Camila y un vago recuerdo de un café colocado sobre la cubierta de un libro— tu uniforme del café.
—El juego es mucho más que un simple café, tú no serás una camarera.
—¿Entonces de qué se trata? ¿Drogas? ¿Armas? ¿Prostitución?—se quejó Camila asustada, su cabeza no dejaba de dar vueltas, su imaginación era inquieta, era imposible no pensar en lo peor.
—¿Drogas? —solto una carcajada y fingio quitarse una lagrima imaginaria del ojo—no me hagas reir. Mi trabajo no entra en lo legal y debo admitir que si, lo que hago es indebido y quizás hasta prohibido, pero ya que hay personas muy poderosas implicadas no tienes de que preocuparte.
—¿Preocuparme?—alzo la voz asombrada y horrorizada— con lo que me estas diciendo basta y sobra para no tener nada que ver contigo o tu trabajo.
—Bien—bramo Sofia soltando aire de su nariz—si tan solo con eso vas a echarte atras, entonces este trabajo no es para ti, asi que sera mejor que me devuelvas mi dinero y me ire de este cuchitril.
La sexi y enfadada mujer extendio la mano hacia Camila, quien habia perdido la tonalidad en su piel, su presion arterial comenzaba a ser inestable y su boca comenzaba a tener un sabor amargo.
—¿Tu dinero? —musito. Ella ya no tenia el dinero y a esas alturas ya debia ser imposible recuperarlo—yo...ya no lo tengo, pero te pagare, te lo prometo, solo dame tiempo conseguire un trabajo y...
—¡Oh! ¿Asi que pretendes estafarme?
—¡No! ¡Claro que no! Te lo pagare, de verdad.
—¿Y tendras 40 mil pesos para mañana?—replico Sofía impaciente, de hecho el dinero pasaba a segundo plano, lo que la habia hecho enfadar era que creia que Camila quería verle la cara de estúpida y no dejaria pasar esa ofensa asi como asi y desafortunadamente para Camila, ella era una maldita perra cuando se traba de vengarse.
—No tendre el dinero para mañana—admitio nerviosa— quizas en dos meses o tres...
—Te gastas mi dinero, rechazas mi oferta y encima crees que esperare tanto tiempo por unos miseros 40 mil pesos ¿Acaso crees que puedes burlarte de mi?
—No, pero si tan poco te parece ese dinero creo que puedes esperar a que yo te pueda pagar. Harta, furiosa y ofendida, Sofia le solto una bofetada a Camila, el golpe la tomo tan desprevenida que cayo hacia atrás victima de la torpeza de sus pies.
—No soy una persona paciente como te daras cuenta, esto tan solo fue juego, veras que mis metodos de convencimiento son mas que efectivos que golpearte. Vendras a mi rogando para que te de el empleo o preferiras morir en tu asqueroso cuchitril—la amenazo apretando los dientes.
Sofia se fue maldiciendo a Camila, mientras tanto ella se quedo tirada un par de minutos mas tratando pensar en una solución a su problema, una solución rapida y efectiva, pero estaba demasiado asustada como para pensar racionalmente, lo único que si penso fue en sus amigas, ella le darian un consejo a su problema y quizas hasta le ayudarian a enfrentar cara a cara a Sofia.
Esa noche quedo de verse con Fernanda y Cinthia en su cafe favorito, era un sitio agradable y el ambiente era algo oscuro, tenia tematica de haber salido de alguna novela de vampiros, el lugar era tan oscuro que aveces se tropezaban para poder encontrar una mesa, si no fuera por las grandes lámparas que estaban situadas encima de cada mesa, alguien ya habria salido lastimado de ese lugar.
La noche de chicas comenzó como las otras veces que ya habian ido a ese cafe, ordenaron y se sentaron en una mesa que tenia vista al parque, de noche el parque se convertia el sitio ideal para las parejas y se decia que mas allá de la fuente habia un puente largo y oscuro donde los que tenian muchas ganas y poco presupuesto para un motel iban ahi a disfrutar de unos cinco mimutos de gloria.
Camila se sento mirando al parque no hablo mucho los primero minutos, pensaba en como abordar el tema, seguia asustada y pronto Cinthia descubrio que algo le ocurría.
—¿Te sientes bien? —le pregunto preocupada, se le motaba pálida y apenas había tocado su taza de cafe.
—Si, lo estoy—mintio mostrando una sonrisa.
—No lo pareces—añadio Fernanda.
—Es que...—se acobardo—vi una pelicula y creo que me dejo traumada o algo asi.
—¿Y de que se trataba?—pregunto Fernanda para incluir a su amiga en algun tema de conversación.
—La protagonista le pidio dinero a una chica que acaba de conocer y esta se lo dio a cambio de que trabajara con ella, pero era algo ilicito y la protagonista no aceptó, asi que la otra chica la golpeo y la amenazó.
—¿Y que paso después? —pregunto Cinthia dandole un sorbo a su latte.
—No lo sé, quite la película—trago saliva, tal vez no era lo ideal pero al menos conseguria un consejo de sus amigas, aunque ellas no estarian conscientes de ello.
—¿Ustedes que hubieran hecho para solucionar el problema de la protagonista?
—Mmm—Fernanda se detuvo a pensar—huiria, seguro aquella chica era muy peligrosa y por su trabajo no dejaria un cabo suelto, es decir a la protagonista con vida.
—Si la chica era racional, se lo diria a las autoridades pero suponiendo que nadie le creera sin pruebas y que las personas a quienes se va a enfrentar son muy poderosas, no tendria mas remedio que recapacitar en su error, cuando se trata de malas personas debes seguirle el juego y aprender a jugar mejor que ellos.
Despues de haber escuchado a sus amigas no podia más que arrepentirse de lo que había hecho, Sofía más que nada parecía ser una mujer peligrosa y seguramente no estaba sola en esto, definitivamente estaba perdida si dejaba que el asunto creciera más y más, no tenia mas opción que lo que Cinthia habia sugerido, aprender a jugar el juego de Sofia y de algun modo hacerla caer en su propia trampa.
Esa noche al volver a los dormitorios, subio al piso de Sofia y aterrada volvio a tocar la puerta. Después de un par de segundos sin recibir respuesta, supuso que ella ya no estaba, asi que dio media vuelta y al comenzar a caminar vio una luz ilumino el pasillo. Al girar vio a Sofia con una pijama sensual que apenas cubria una pequeña bata de seda, se paro sobre el marco de la puerta con aires de victoria, se notaba en su sonrisa, estaba extasiada de verla ahi.
—Supongo que lo pensaste mejor—dijo sin dejar de sonreir.
—Si—acepto Camila con cautela—creo que aceptare tu oferta de trabajo.
—Veo que no eres estupida, veras que tu vida va a cambiar y apartir de ahora, yo me encargare de ti y de tus necesidades—expreso Sofia avanzando hacia ella, descalza, exponiendo ante Camila la perfección de su piernas largas, de su piel y de su seductora figura—ahora seras mi chica y si te portas bien puede que seas mi favorita y no tienes idea de lo que soy capaz por mi chica favorita.
Sin dudarlo, Sofia se acerco a los labios de Camila y finalmente la beso, introduciendo su lengua en la abertura de sus labios, este era el ritual que Sofia tenia con todas las chicas que trabajaban para ella, si bien era cierto que era lesbiana no tenia el placer que probar más alla que los labios de sus chicas, ya que el producto debia permanecer intacto para sus clientes, aquellos que pagaban por un juego entretenido y Sofia estaba segura que Camila seria el juguete más preciado para muchos de sus clientes, una participante virgen y consciente de los juegos a los que seria sometida.