—Es que… Yo te amo, Esmeralda. Te amo con locura. Y estoy dispuesto a pelear por tu amor, aunque seas la amante de mi padre —derrama el enamorado su confesión a los pies de su amada. Ante semejante disparate, Esmeralda queda en shock, pero reacciona pronto y va a cerrar la puerta del cuarto, ya que podrían escucharlos y el ya de por sí problemático asunto se volvería una catástrofe. Seguidamente sienta a su pretendiente al borde de la cama, aunque la mente de aquel va por otros rumbos. Como sea, ella se sienta junto a él y se da unos instantes para acomodar sus palabras. —Escúchame bien, Luis. A tu edad, es muy normal que te sientas atraído por una mujer mayor como yo, en especial si me has visto con tu… Bueno, lo que quiero decirte es que eso no es amor de verdad, solamente es un deseo