Enith vió a su amiga con el corazón golpeando sus costillas tan fuerte que le dolía el pecho al escuchar las palabras de Bianca, cerró por un momento los ojos donde la negrura de sus párpados le dió una imagen de Elio abrazándola, sacudió su cabeza.
— ¿Quién? ¿yo? ¿con él? ni en sueños —dijo la muchacha con voz rotunda.
— Pero es muy guapo, además serías la envidia de muchas si él fuera tu novio.
— Será muy guapo pero es un mandón como el mismo demonio, no lo soportaría tener como novio —Bianca soltó una risita coqueta de satisfacción, al ver como su amiga tenía la cara tan roja como si hubiera ido a la playa sin haberse puesto bloqueador solar.
Y ahí estaba Enith con un dolor de cabeza causado por la confusión respecto al actuar de Elio, “es un chismoso, educado, mentiroso, dulce, aprovechado, encantador” se despeinó con ambas manos mientras se dejaba caer en la silla de su escritorio. Estaba moviendo la piernas impaciente, mientras cerraba sus ojos apareciendo la imagen de un Elio sonriéndole en la negrura de sus párpados, lo que la hacía mover las piernas de manera descontrolada y golpear su escritorio con un lápiz, tomó su celular con brusquedad escribiéndole un mensaje furiosa ¿o acaso estaba en el fondo feliz por lo que había hecho en su cumpleaños?
A Enith le explotaba la cabeza por pensar y pensar sobre la actitud de Elio, con los dedos un poco temblorosos, y sintiendo la taquicardia en su pecho, mandó un mensaje sin saber si era lo que ella en realidad quería decir.
— ¡Hey diablo! ¿andas por ahí? —le escribió Enith.
— Aquí estoy —respondió de inmediato Elio.
— Bianca mi amiga me contó lo que hiciste en mi cumpleaños.
— Ah ¿lo de ofrecerme a llevarte a tu casa? no estabas borracha en realidad y podías manejar bien.
— Hablo de la parte de que te “invité” a mi cumpleaños, creo que me debes una explicación.
— Estoy por entrar a una junta pero podríamos vernos en un café por la tarde.
— ¿y por qué debería ir a un café contigo?
— Porque me estás pidiendo una explicación. Te mando la ubicación, te veo a las siete.
— !!!Hey, Hey, chismoso!!! —resopló Enith al no ver más contestaciones de Elio.
Las siguientes horas la solterona solo se concentró en su trabajo, enviando correos, ajustando la agenda, así como enviando más y más reportes que a su jefe le urgían, a pesar de estar caminando en la cuerda floja por problemas financieros, hacía su trabajo con el mejor empeño posible, todo el tiempo tarareando canciones alegres. Se le veía muy animada al finalizar la jornada de trabajo.
— ¿Será que tu buen humor se deba a que verás al guapo? —preguntó Bianca mientras Enith tomaba su bolsa de mano, su burbuja de buen humor fue parada de manera abrupta, pues ni ella misma se había dado cuenta de lo bien que se sentía.
— No lo veré hoy —mintió Enith— ni nunca, es solo que estoy disfrutando mi presente.
— Que mala mentirosa eres, pero digamos que te creo, mucha suerte amiga —dijo Bianca despidiéndose.
Durante todo el camino Enith sintió nerviosismo por ver a Elio ¿por qué rayos estaba nerviosa de verlo? no era su novio y el tipo, a pesar de que cualquier mujer desearía estar en su cama no era el tipo de hombre que ella quería como novio, con esos músculos y esa cara con sus ojos deslumbrantes como soles dorados, sacudió la cabeza para quitar esos pensamientos pecadores . Bueno estaba ahí en camino a verlo, para que le diera una explicación de porqué había corrido a sus invitados de su celebración.
— ...básicamente les di la solución porque habías tardado demasiado en el baño y estaban recibiendo llamadas con amenazas por parte de sus parejas —decía Elio mientras daba un sorbo a su café expresso, con el cuerpo relajado recargado sobre el respaldo de la silla.
Estaban en un pequeño café de lujo cerca del centro de la ciudad, se había sentado en la terraza, el sol se estaba comenzando a ocultar y el cielo anaranjado estaba dejando asomar las primeras estrellas de la noche. Enith suspiró derrotada al recargar su cabeza sobre la mesa, sus argumentos eran válidos y aunque no quería aceptarlo en el fondo estaba agradecida con él por salvar la celebración de su cumpleaños, sus compañeros la habían abandonado y eso en el fondo dolía un poco, pero ahí estaba tratando de pelear con el depredador en persona y la había hecho pedazos en argumentos.
— ¿Cómo es que eres tan bueno para argumentar? —Elio la veía sin poder ocultar la risa que tenía por la chica, mientras ésta la veía con la cabeza ladeada aún sobre la mesa y ojos de niña a punto de llorar por su paleta con un puchero en sus labios.
— Soy un empresario, sé las debilidades y las fortalezas de una negociación y eso aplica en todos los aspectos de mi vida —subió los hombros en un ademán de ser inocente.
— Creo que... —la chica dudó por un momento sacar sus palabras al aire— debo darte las gracias por salvar mi cumpleaños, gracias Elio —se sonrojó un poco, dio un sorbo a su café para ocultarlo.
— No hay problema —le sonrió complacido de ver como fracasaba intentando ocultar sus mejillas sonrojadas.
Ambos dieron un trago enorme a su café que casi lo escupen al ser sorprendidos por las amistades Enith.
— Elio, Enith qué milagro, justo me estaba acordando de ustedes —Enith se incorporó de inmediato al ver la cara de Diana y su esposo.
— Diana pero ¡qué sorpresa! —vio a su amiga al mismo tiempo que le daba una mirada nerviosa a Elio que la veía a ella con diversión, “oh no, el diablo se está divirtiendo” pensó para sus adentros mientras lanzaba una sonrisita nerviosa.
— ¿Cómo estás Diana? caballero mucho gusto Elio Guinot —Elio se incorporó de inmediato para saludar a los amigos de Enith.
— Mucho gusto Leonardo Mendoza —dijo el esposo de Diana.
Enith se incorporó de inmediato para saludarlos de igual manera que hizo Elio. Estaba nerviosa hasta las puntas, pues no sabía cómo el hombre iba a reaccionar ante la aparición inesperada de su ex compañera universitaria.
— ¿Y qué hacen por aquí? —preguntó Enith con falsa inocencia esperando a que terminara pronto la tortura de incertidumbre.
— Vinimos a comprar un café, tendremos unas visitas para la cena —dijo Diana.
— Más que visitas hoy transmiten la final del super bowl, así que será más una reunión varonil ¿Por qué no vienen a la casa? seguro a ti te gusta el fútbol americano Elio, Diana agradecerá la compañía de Enith —dijo Leonardo viendo de reojo a su mujer que asentía con la cabeza y una mirada suplicante hacia Enith.
Enith se sentía en una encrucijada, donde no quedaba más que negarse de la mejor manera posible ante la amabilidad de una invitación a ver la final del super bowl.
— Qué amable de tu parte Leonardo, pero creo que debemos desistir, Elio tiene una reunión importante el día de mañana… — Enith fue interrumpida.
— No es una reunión importante “cariño” creo que podemos aceptar la invitación e ir a ver el super bowl —Elio le lanzó una mirada divertida.
— ¿Estás seguro “querido”? no quiero que te desveles —Enith tomó del mentón a Elio con una mano apretándolo con fuerza, mientras simulaba ser un cariño a los ojos de los anfitriones.
— “Mi cielo” es el super bowl, no me lo puedo perder —Elio le hizo ojos suplicantes a Leonardo y Diana.
— Vamos Enith, no me abandones no habrá muchas mujeres recordemos los viejos tiempos.
Enith sonrió a su amiga, cerró los ojos por pensar lo que estaba a punto de hacer, suspiró.
— Está bien, pero solo un rato pequeño que mañana tienes tu junta, termina el partido y nos vamos — le dijo a Elio.
Elio estaba con una sonrisa de oreja a oreja, sonreía como un idiota triunfador. Que mala jugada le había hecho el destino a la muchacha, justo en ese momento tenía que aparecer Diana y su esposo en el estúpido día en que se transmitía la final del super bowl.
— Bueno siendo así Enith sabe donde vivimos los esperamos en media hora —dijo Diana despidiéndose.
— Ahí nos veremos, más vale que le vayas a mi equipo —decía Leonardo animado.
— Seguro ganan los Dallas Cowboys —gritaba Elio.
— Jajaja ya veremos —gritaba Leonardo animado antes de desaparecer.
— ¿Me puedes explicar qué ha sido eso?— preguntó Enith furiosa una vez que Diana y Leonardo desaparecieron del gps.
— Sigo cumpliendo con mi papel de novio falso —respondió con naturalidad.
— Es una situación que se pudo haber sido evitada —replicó la muchacha apretando los dientes.
— Es una oportunidad perfecta para preparar terreno, para que tu ex y su flamante esposa se traguen realmente el cuento, “que arda troya querida” —le guiñó el ojo acompañada de una sonrisa malévola— paga la cuenta que yo cumpliré mi parte —le dió una palmadita en el hombro a Enith.
— ¡Eres el diablo Elio! —decía Enith con furia confundida jalándose los pelos, estaba en un debate interno por no saber qué era lo que quería a esa altura de su vida.
Lo único que sabía Enith sobre su falso novio, es que muchas veces podía ser amable y otras un idiota oportunista, actuando como un actor merecedor de un oscar y creando planes como el mismo diablo, tragó saliva al cuestionarse cuál podría ser el siguiente p**o que Elio le pediría.
En ese momento Elio recibió una llamada telefónica, se dirigió con naturalidad a la entrada del restaurante, mientras se alejaba veía a la muchacha por el rabillo del ojo cómo ésta refunfuñaba al aire mientras sacaba su cartera, se paró en la entrada del café para poder hablar tranquilo y no dejar atrás a su acompañante, contestó el teléfono.
— Carlos has hecho un excelente trabajo ¿qué nueva información tienes?… —esperó un momento a Carlos le diera información al otro lado del teléfono— …perfecto, quiero tener un perfil completo de Enith en mi escritorio a la brevedad posible —colgó el teléfono—veamos que tan interesada eres Enith Caley —dijo Elio para sí mismo.