Enith había estado en esos días yendo a ferias del trabajo y mandando currículums a cualquier oportunidad que veía en los portales de internet, necesitaba con urgencia cubrir sus gastos. Había sido una fortuna que hasta ese momento la señora Martha, la dueña del edificio, no le había hablado por teléfono gritando para exigirle el p**o de los meses atrasados de renta que ya tenía en la lista, una de sus tantas deudas sin contar con el préstamo bancario que había solicitado años atrás para poder irse a estudiar una maestría a Canadá luego de la ruptura que tuvo con Roberto. No había tenido éxito alguno hasta ese momento pero aún así continuaba pensando de una manera positiva, tratando de sobrevivir con los diseños que hacía de manera independiente, que por lo menos le permitían comprar des