— Creo que le faltan diez minutos de descanso a Diego antes de que entre a tocar el segundo set y es una descortesía que trates así a mi compañía —dijo Enith viéndolo a los ojos con una mirada un tanto retadora, aunque por debajo de la mesa movía sus piernas con insistencia, Elio lo notó por lo que no pudo más que sonreír hacia ella. — Bueno si tanto insistes en que cumpla su tiempo, no veo porqué no, así que tomemos un par de copas yo invito —dijo Elio al tiempo que alzaba la mano a un mesero quien de inmediato fue hacia él. El billonario ordenó una botella de vino tinto, Diego un tanto dudoso y con las piernas un tanto temblorosas se sentó como pudo procurando no caerse de su silla. Elio en todo momento veía a Enith, apretando su copa de vino cada que ésta se acercaba a Diego por cual