Escucho aplausos, preguntas, sin embargo, no he emitido ningún sonido, sigo en estado de shock. Inuyasha sigue hablando mientras abraza mi cintura y mi mirada anda en otro planeta. Siento que me llevan a un lugar, pero también me doy cuenta de que es al despacho del jefe maldito. Mis compañeros solo me miran y murmuran millones de palabras que se por sobremanera afectarán a mi persona. Pestañeo aún con la cabeza ida y cuando las puertas se cierran con fuerza, algo me despierta. Cierro las manos convirtiéndolas en puño. Una ira indescriptible me recorre el cuerpo y mi objetivo en este momento es simple: matar a mi jefe. Me doy vuelta lentamente para encontrarlo allí, parado mirándome de manera tranquila y muy pacífica. Una sonrisa divertida está en su rostro; la misma sonrisa del día que