Miro a Inuyasha aún dislocada, este imbécil hasta en la sopa me aparece, es que mejor suerte no puedo tener. Sus ojos siguen en mi rostro tratando de descifrarme. Agradezco a todo lo que habita en el cielo el haberme puesto tanto maquillaje, ni quiero pensar que habría pasado si este se entera que soy su secretaría y ahora ... Su novia. Le regalo mi sonrisa más hipócrita haciendo que mi blanca dentadura aparece ante su vista. —Entonces se irá una vez más sin nada — contesto mirándolo sensual, debo admitir que mi toque francés hace que mi voz sea más exótica y erótica. —¡j***r !, que preciosa voz tiene — me río y él no entiende el porqué. —Debería alejarse de mí, señor — le guiño un ojo y sigo sirviendo tragos. Tener su mirada en cada uno de mis movimientos es muy incómodo. Veo a Naraku