—¡Higurashi! —Cuando pensaba que ya mi jefecito no me iba a fastidiar más me sorprende.
—¿Si, señor? —Le regalo una sonrisa hipócrita.
—Sesshomaru se va, lárguese con él — usted lárguese lejos y háganos el favor de no volver jamás. Suspiro derrotada ya que no puedo decirle todo lo que quiero.
—Con su permiso, señor — veo a Sesshomaru salir embobado con la chica periodista y sonrío. Entramos al ascensor en silencio — Sesshomaru — lo llamo causando que me mire.
—¿Qué? —Pregunta en el tonito del jefe.
—Límpiate, tienes baba en todos lados — él se topa la cara y cae en cuenta de que solo quiero fastidiarlo.
—¿No tienes nada mejor que hacer? —Muchas cosas, pero el jefecito de seguro me despide, ese gilipollas.
—¿Se te olvida que tengo que estar contigo todo el día? —Pregunto rodando los
