La castaña linda que siempre te acompaña.

1203 Words
NOAH Alai llegó a la cafetería unos minutos después de mi, al verme corrió hasta la mesa donde me encontraba esperándola y literalmente saltó por encima tirándose de cabeza arriba mío. Casi nos echan por el espamento pero luego de una enorme disculpa y ordenar varias cosas nos han permitido quedarnos. —Estás tan lindo —me sonríe. —Tú igual —acaricio el dorso de su mano —, aún no puedo creer que estas aquí. —Te lo dije, era una sorpresa. Y tengo otra más. —¿Cuál? —curoseo. —Reserve una suite en el Four Seasons por el resto de las vacaciones ¿Adivina cuáles son las dos mejores partes? —aplaude emocionada. —¿Qué estás aquí y te quedarás el resto de las vacaciones? —Además de eso —rueda sus ojos —, está a cinco minutos en auto del estadio de Los Broncos así que podrás quedarte conmigo. —¿Contigo? —Si conmigo ¿No te agrada la idea? —¡No! Es decir ¡Si! es que, Bruney...él tuvo la amabilidad de hospedarme en casa de su madre, no quisiera tener que irme así de un momento a otro. —¿Noah hablas enserió? Gasté demasiado dinero para reservar una habitación cerca del estadio, quiero pasar tiempo contigo y dejar de discutir. —¿Por qué hablas de dinero? En todo caso si me hubieras dicho antes que venias podríamos haber buscado algo económico y cómodo juntos. —No es eso, sabes que no eso es un problema para mi. Solo digo que me parece bastante mierda de tu parte la respuesta que haz dado, no creo que a Bruney le importe mucho que vayas a una pUta suite del Seasons. —Te parece una mierda mi respuesta pero no haberte escabullido a San Diego con Parker a espaldas mías. Las palabras se escaparon de mi boca sin pensarlo, Alai me analiza con la mirada incrédula por lo que dije, su semblante se mantiene serio como si intentará saber si escuchó bien lo que dije o sólo fue un error auditivo. —¿Qué dices? —enarca una ceja. —Hablemos de tu escapada a San Diego antes que la suite esa del hotel caro. —¿Escapada a San Diego? Noah, fui a conocer el departamento ¡El hogar! de mi mejor amigo —cruza sus brazos fastidiada. —Dijiste que ibas a estar en tu casa y que irías de visita a casa de mi madre ¿Si quiera te molestaste en llamarla y decirle que no irías a verla? Alai intenta contraatacar pero se queda en silencio pensativa, es lo que digo, a veces puede ser un poco desconsiderada con algunas cosas. Mi madre la adora con su alma, Alai formó parte de la familia desde el primer momento, sabe cuanto aprecio le tiene su suegra. Siempre que estamos en la universidad la llama a ella primero, me regaña cuándo hago enojar a mi novia y si ella es quien me fastidia le dice "Tienes razón en molestarlo" o cosas así, mamá se la pasa comprándole regalos, invitandola a salir de compras, hacen más FaceTime ellas dos que yo. —Olvide llamarla...—confiesa apenada. —Y a mi también, ni siquiera te molestabas en ver mis mensajes —respondo dolido. —Enserio lo siento, es que Parker y yo estuvimos muy ocupados. —¿En qué? Ya te dije, el retraso de Leighi no tiene cura, deja de perder el tiempo. —Eres malévolo —rie —, estuvimos haciendo cosas importantes. —Entonces no me dirás con exactitud qué clase de cosas. —No por el momento —suspira rascando su frente —, todavía no diré nada. Asiento apretando los labios, seguir com esta discusión no tiene sentido. Hasta que mi novia no se sienta lista para decirme la verdad solo obtendré excusas estúpidas y tratara de esquivar la conversación todas las veces que le sean posibles. ╚══ஓ๑♡๑ஓ══╝ —¡California! ¿Qué pendejadas dices? Tú no vas a dejarme aquí solo. —Entrenador, comprenda que mi novia ya hizo la reserva de habitación y esta esperando afuera para irnos —le explico con cuidado a Bruney. —Entiendo que esta casa no es precisamente la suite presidencial de Obama, pero de ahí a largarte por lujos... —No es eso, su hogar es increíble y me gusta mucho. Solo es que Alai... —Ya deja las explicaciones de lado, me provocaras hemorroides del disgusto. Vete al diablo y piérdete en el camino. Como un niño chiquito recién regañado, Bruney se encamina al sillón con sus brazos cruzados dejándose caer a peso muerto. —¿Entonces lo acepta? —¡Claro que no! ¿Pero qué puedo hacer? Si ya eres lo suficientemente grande como para consumir drogas lo eres como para tomar tus propias decisiones —enciende el televisor —. También para hacerte responsable de ellas. —Pero no consumo drogas... —Entonces estas jodido, California —niega devolviendo la vista al televisor —, mentira olvida que dije eso. Ve con tu peor es nada y roba cosas del frigobar para mi. —¿Mi peor es nada? —pregunto confundido. —Tu novia, tarado. Entorno mis ojos, y luego de otro sermón con amenazas respecto a la puntualidad en las prácticas, junto todas mis cosas guardándolas en mi maleta, me despido de la señora Bruney quien me obligó a aceptar que me escolte hasta la entrada. Supongo que quiere conocer a Alai. —La castaña es más bonita —susurra en mi oreja cuando nos acercamos de a poco a la calle. Allí Alai se encuentra esperando con un taxi, al verme sonríe también saluda a la madre de Bruney con la mano. —Por favor no diga eso enfrente de mi novia porque así de tranquila y enana como la ve... —camino aun más despacio —si se enoja puede provocar una masacre ella solita. —Mujer de carácter fuerte, me gusta. Ya con mi novia de la mano nos despedimos, vuelvo a agradecerle el hospedaje de estos días a la señora Bruney, ella dice que no agradezca nada pero que la próxima vez me hará limpiar su jardín por flojo. Subiendo las maletas al taxi veo por el rabillo de mi ojo una silueta trotando por la vereda de enfrente, no le presto nada de atención hasta que oigo a la anciana gritar: —¡Mira Steve, la castaña linda que siempre te acompaña! Mi presión arterial baja repentinamente, aturdido giro mi vista a la vereda de enfrente, Dess lleva ropa deportiva y pareciera estar entrenando, al verme atina a querer saludar pero su sonrisa se borra cuando ve a mi novia asomar por detrás de mi. Tras el despiste no logra ver el cesto de basura, tropieza, cae desparramada sobre el y las bolsas de basura. —¡¿Niña estas bien?! —grita la señora Bruney. Siento una respiración entrecortada a mi lado, admito que tengo miedo de voltear a ver la cara de mi novia. —¿La castaña linda que siempre te acompaña? —repite las palabras de la anciana —Explícate ahora mismo. Rayos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD