¡Rujan Leones, rujan!

1752 Words
NOAH Alai ha salido de la habitación hecha una furia, haberle comentado sobre ir a Denver estos quince días la han desestabilizado demasiado. Creí que lo entendería, sabe cuanto estoy luchando por conquistar mi sueño de ser parte en un equipo de fútbol americano importante, pero apenas le hice saber la condición que me impuso el cazatalentos se le cortocircuitó el cerebro. No me dejó casi hablarle y salió al pasillo con su maleta cerrando la puerta de un golpe, logré oír la voz de Britney fuera así que salgo de inmediato de la habitación. —¡Alai espera! —grito tratando de que me escuche pero ella solo sigue avanzando hasta desaparecer bajando las escaleras. —¿Qué diablos pasó? —Brit me reojea alarmada. —No podré viajar con ustedes, un cazatalentos me vio ayer en el partido y se interesó en mi —explico suspirando. —¡¿Hablas enserio?! —Peter abre su boca fascinado por la noticia. —Si, me lo dijo Bruney esta mañana —froto mi rostro con ambas manos tratando de mantener la calma. —¿Y qué tiene que ver eso con que mi hermana se fue dando un portazo? —Debo ir a Denver, jugaré un partido amistoso la última semana de vacaciones y si todo va bien tendré una entrevista con Sean Payton. —¡No me jodas que te reclutan en los Denver Broncos, cabron! —Pit se emociona y cuando se lo afirmo nos envolvemos en un fuerte abrazo —¡Felicitaciones hermano! Lo mereces más que nadie. —Gracias Pit —palmeo su hombro. —Felicidades León, es una gran noticia —Brit me abraza sonriente. —Lo sé, es una completa locura. —¿Pero qué sucedió con Tyson? —mi mejor amigo pregunta confundido. —No le agradó la idea de qué iré a Denver y no a Los Ángeles —suspiro —. Creí que se alegraría. —¿Es enserio que se fastidió por eso? Que carajos con Alai. La rubia sale disparada en la dirección por donde se fue mi novia hace unos minutos, a juzgar por su rostro irá a reclamarle por su reacción inmadura. Amo con mi vida a Alai, es la chica con la que quiero pasar el resto de mis días, pero esta vez realmente se a comportado como una niña caprichosa. Sabe lo importante que es para mi esta oportunidad y su reacción fue salir corriendo lejos de mi, enfadada. Puedo entender que es frustrante planear unas vacaciones con tu novio al cual casi no ves y que a último momento te cambien los planes, pero intente mediar con ella la posibilidad de vernos el fin de semana y no quiso hablar, me envió derecho a la mierda. —Lamento mucho lo de Tyson —Pit se recuesta sobre la pared junto a mi —, estoy orgulloso de ti ¿Sabes? —Quisiera poder compartir esto contigo también, nada seria tan bueno si no hubieras estado a mi lado en cada partido —lo codeo. —No te pongas sentimental, me harás llorar. —Enserio Harrison, puedo hablar con el entrenador y conseguiré que vengas conmigo. —Noah, este es tú momento, tú oportunidad. No tienes porque pensar en mí o sentirte mal porque crees que no lo mereces —Peter cruza sus brazos mirándome son severidad —. En algun momento tendré la mía, pero ahora el que tiene el balón en sus manos es el que debe correr detrás del touchdown. —¿Qué es esa metáfora? —río. —No lo sé pero sonó genial. En fin, debes ir a Denver, nosotros nos encargamos de Tyson. —Te quiero hermano. —Y yo a ti. Hazme el hermano menor adoptivo más feliz del mundo, recuerda que siempre cuentas conmigo. —Dile a Alai que la amo, que espero me perdone —agacho la cabeza. —Tyson lo entenderá y si no puede hacerlo tendrás que seguir con tu vida de todas formas. No la juzgo pero tampoco la justifico. Harrison acaricia mi espalda y antes de despedirse me da el último abrazo hasta volver a encontrarnos. La amistad más pura y sincera la tengo con él, siempre hemos sido muy unidos, agradezco siempre el poder contar con Peter en las buenas y en las malas; como dije nada de esto sería posible si no fuera porque ambos jugamos en el mismo equipo. Tanto en el campus como en la vida. —Te veo a la vuelta, Pit. —Eso seguro que si —con su mano sobre mi nuca ejerce presión hasta juntar nuestras frentes y chocarlas a modo de saludo —y consigue el autógrafo de Jarrett Stidham para mi. —Claro, lo haré. Tras la despedida vuelvo a la habitación con la esperanza de que mi novia venga a despedirse de mi pero eso no sucede, puedo ver por la ventana como suben al taxi y ella ni siquiera voltea a verme. En este momento siento como se me estruja el corazón dentro del pecho, no quería hacerla sentir mal y fue estúpido pensar que lo tomaría bien. Bueno, en realidad es la reacción que uno espera cuando le cuenta a su novia una noticia tan importante. —Es una chica difícil, eh —la voz de Bruney irrumpe en el cuarto, yo mantengo mi vista pegada al cristal. —Siempre lo ha sido, es dura cómo el acero —río secamente. —No es fácil lidiar con una de esas, generalmente siempre traen problemas, California. —A decir verdad...es la primera vez que lidio con su ego, jamás la vi así. —Siempre hay una primera vez para todo, incluso con las chicas. En fin, no vine a hacerte de hada madrina, prepárate hoy por la noche salimos camino a Denver. —Aún no compré el boleto de avión —me giro con preocupación. —¿Avión? Ni que fuéramos a Las Vegas, clase alta. Pasaré por ti en mi camioneta —hace un gesto de obviedad. —¿Iremos en Missy? Missy Bruney, la camioneta más antigua y hecha pedazos que veré en la vida. Es una Chevrolet Pick Up modelo 1962, su pintura está oxidada y en partes es inexistente, sus asientos de cuero poseen un extraño aroma a cualquier peste posible, la puerta del conductor se abre cuando la camioneta dobla en dirección a la izquierda y cuando se apaga el motor despide una especie de gases haciendo sonidos de explosión tras largar una nube de humo posiblemente tóxica. Así y todo Missy nos ha transportado en varias ocasiones al equipo completo en partidos donde jugamos de visitantes. En la cabina del conductor entrábamos cuatro uno arriba del otro más el entrenador que conducía y el resto del equipo iba en la caja trasera de la camioneta sosteniéndose de donde pudieran, rezando no salir volando y llegar con vida al campus. —¿Es legar salir con Missy? —me río. —¡California! ¿A caso dudas del potencial de mi nena? Vuelve a hacer otro comentario como ese y te irás a pie, maldito pretencioso. —De acuerdo, lo espero en la noche —me río volviendo la vista a la ventana. Supongo que tendré que hablar con Alai por teléfono, soló espero que conteste mi llamada. [* * *] —¡California, mueve tu trasero o nos atrapará el tráfico y hare que te arrepientas! La bocina suena por décima vez en la entrada de la fraternidad, mis compañeros no paran de felicitarme y no me dejan ir fácilmente. —Acuérdate de nosotros cuándo estés en el partido —Terrence palmea mi espalda. —Prefiero a los Chiefs pero estoy feliz por ti, California. —Cuándo esté en el equipo de los Clevelands te pateare el trasero, recuerdalo. —No creo que con tus dos pies izquierdos puedas vencerme, Kyle —bromeo y los chicos se burlan. Tras otro bocinazo de Bruney niego terminando de despedirme, me conviene bajar ahora antes de que el entrenador suba a buscarme o me hará correr cincuenta vueltas sin parar a la cancha en cuanto volvamos. —¡Honor al capitán Noah Steven! —¡Conquistalo California, confiamos en ti! Bajo las escaleras despidiéndome una última vez y en cuanto llego a la camioneta el entrenador me mira con indignación. —¿Por qué tardas tanto? Sé que no es fácil despedirte de tus novios pero no jodas, Steven. —Bruney, abre la puerta —río. El entrenador patea la puerta del copiloto desde adentro para destrabarla y se abre de par en par, antes de subir revoleo mi equipaje a la caja trasera de Missy y subo cerrando de un portazo. Bruney enciende la camioneta que comienza a hacer un ruido extraño antes de soltar sus gases explosivos, él me mira incómodo. —Dame un segundo, Missy se está haciendo de rogar. Intenta una vez más acelerando a fondo pero seguimos quietos en la mismo lugar y rodeados de una nube de humo que sale del motor. —¡No me jodas! —el entrenador baja de su camioneta y la observa con sus manos apoyadas en su cintura —de acuerdo, iré por el resto de inútiles, sin ellos no iremos siquiera a la entrada de la cafetería. Maldita sea Missy. Minutos después de que Bruney los llama salen al menos siete del equipo, se posicionan detrás de la camioneta y en cuanto el entrenador da la señal comienzan a empujar el vehículo, de a poco nos movemos al mismo tiempo que intentamos que Missy encienda. —¡Rujan Leones, rujan! —se escucha el grito de mis amigos. —¡Rujan! —se alientan entre ellos empujando con todas sus fuerzas. Varios metros después logramos que la camioneta encienda, salió disparada por el camino de piedas y tierra sacudiendonos violentamente hasta que se estabilizó en el camino. Por el espejo pude ver como Kyle perdió el equilibrio y cayó de cara al piso, no puedo evitar reírme. Antes de desaparecer por la curva del camino saco el torso por la ventanilla. —¡Eso es Leones! —grito con ambas manos al aire. Los chicos comienzan a gritar como simios en celo y en cuanto Bruney toma la curva casi salgo despedido de la camioneta, la puerta estaba mal cerrada y se abrió pero el entrenador me jaló de las piernas llevándome a dentro del vehículo nuevamente. Deberé ser más precavido cuando subamos a la autopista.
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