Capítulo 9

2415 Words
Me quede maravillado con lo que mis ojos vieron, no podía creer que algo tan hermoso pudiera estar en la terraza de un edificio que parecía tan normal y aburrido como los demás. Frente a mí se encontraba una gran variedad de plantas y flores haciendo parecer el lugar como si fuera un hermoso jardín. Camine hacia adelante con Benjamín siguiéndome detrás, toque con la punta de los dedos las hojas de las plantas y algún que otro pétalo de alguna flor. Todo parecía sacado de un cuento para niños en el cual yo era el protagonista. Esto en comparación con los demás edificios era bellísimo. Benjamín me enseño el nombre de cada planta que aparecía ante mí y yo solo me limitaba a asentir mirando maravillado cada cosa que aparecía frente a mis ojos. Al final del pequeño recorrido había una pequeña banca de madera un poco vieja en una esquina. - Siéntate - me ordenó con voz amable. Me senté en un extremo del pequeño banco y Benjamín se sentó justo a mi lado. Yo entrelace mis dedos y me incliné hacia adelante, aún contemplado todo lo que tenía frente a mí ¿Esto lo habrá hecho él? No me sorprendería ya que parecía una persona con diversos talentos, algo totalmente opuesto a mí, que carecía de algún talento que no fuera caerme con alguna piedra imaginaria en el suelo. - No te acordabas - dijo en voz baja. - ¿De qué? - pregunté mirándolo confundido. - De que tocaba la guitarra. Me lo preguntaste en el camino. El rubor tiñó mis mejillas rápidamente. Busque entre mis borrosos recuerdos de las veces que habíamos conversado pero sinceramente no me acordaba de si me lo había dicho. Solo recordaba que me ha dicho que vivía solo, que le gustaba pintar, entre otros aspectos de su vida pero no sabía cuándo me lo dijo. Lo mire con un poco de vergüenza y negué con la cabeza al tiempo que dije: - No soy muy bueno recordando cosas. Lo siento - me disculpé sintiendo calor por todas partes. - No te preocupes. Te refrescarse la memoria, en la fiesta estábamos hablando más que todo sobre mi, parecías un periodista con tus miles de preguntas. Te dije que tocaba la guitarra aunque debo admitir que no lo hago a menudo ¿Se te olvidó algo más? - me preguntó en tono de burla. - Por ahora estoy bien. Recuerdo alguna que otra cosa - admití y él asintió. - Quiero que escuches una canción que compuse. Empezó a sacar la guitarra del estuche y la puso sobre sus piernas, yo me gire hacia él y lo miré con atención mientras afinaba la guitarra y comprobaba si estaba todo en orden. Luego como todo un profesional en el tema empezó a tocar una melodía pausada que fue evolucionando a medida que transcurrían los segundos. La brisa soplaba con delicadeza haciendo que el pelo revuelto de Benjamín se moviera de un lado a otro, me dieron ganas de pasar mis manos por su pelo y moverlo yo mismo y averiguar cómo se sentía al tacto su cabello que se asemejaba al color del bronce. Sus ojos dorados estaban completamente dilatados cuando los puso sobre mí y luego a la guitarra. La canción me relajaba a medida que pasaba el tiempo, cerré los ojos y la escuché con atención al mismo tiempo que escuchaba las hojas de las plantas moverse de un lado a otro por la brisa que iba soplando con bastante fuerza. El sol ya se había ocultado y el cielo se iba poniendo más oscuro por lo que las luces de la ciudad empezaron a brillar con intensidad, dándome una vista maravillosa con la canción de Benjamín sonando. Pensé en lo que me dijo, que no la tocaba muy a menudo. Creía que debería hacerlo más, lo hacía bastante bien y con una habilidad muy buena que me resultaba impresionante. Cuando se detuvo, alzó la vista hacia mí y nos miramos el uno al otro en lo que parecieron horas pero sabía que solo transcurría segundos mientras su mirada salvaje atrapaba la mía como si fuera una presa fácil. El apartó la mirada y dejó la guitarra en el suelo, se puso de pie y me agarró de la muñeca para ponerme a mí de pie. Me arrastró por donde habíamos venido e indicó que bajara cosa que me resultó mucho más difícil que subir, ya que tenía que mirar al suelo. Me aferre con mucha fuerza a la barandilla de la escalera y tieso como una tabla, baje cada peldaño hasta llegar al primer balcón, Benjamín me alcanzó, yo estaba dispuesto a seguir bajando pero me detuvo. - Vamos a entrar aquí - murmuró divertido. Mire hacia la ventana que tenía junto a mí, no tenía vidrio pero si una bolsa de plástico transparente. El entro primero que yo y llenándome de un poco de coraje entre tras él. Habían unas cuantas bolsas iguales colgando de un lado a otro haciendo que pareciera un laberinto bastante tétrico, no veía a Benjamín por ningún lado hasta que avance un poco más y me encontré con un espacio en forma circular donde colgaba una pequeña lámpara del techo y había un gran lienzo al fondo. Mire a un lado y vi unos cuantos tarros de pintura junto a otros lienzos está vez llenos de color. Me encontré admirando unas obras bastante buenas, llenas de color que daban un poco de vida al lugar que era demasiado terrorífico para mí. - ¿Te gustan? Una voz detrás de mí me hizo sobresaltar. Me gire hacia atrás y me encontré con Benjamín mirándome con cierta emoción en sus brillantes ojos dorados, su aliento cálido golpeaba contra mi rostro lo que me hizo alejarme y sentirme un poco incómodo. - Me gustan mucho - respondí a su pregunta sin darme cuenta de que fui un poco brusco. - Siento haberte asustado. - Así que... Este es tu estudio de pintura o algo así - afirme con convicción. - Podría decirse que sí. A veces lo hago en mi residencia. Me gustaba la idea de que tuviera muchos talentos. Lauren siempre había dicho que podía aprender de las demás personas, quizás podía aprender algo de Benjamín y así tener al menos un talento para presumir. Me acerque más a las pinturas y las mire con detenimiento. El detalle de cada una era muy buena y no pude evitar estirar mi mano para tocarlas. Mire a Benjamín pidiéndole permiso y el asintió con la cabeza. Toque la pintura y pase la yema de mis dedos sobre los contornos que se dibujaban en el lienzo. Me gustaba mucho que estaban llenas de colores vivos y que daban la sensación de alegría, examine cada cuadro con detenimiento y me concentre en intentar descifrar su significado pero por más que lo intentaba nada venía a mi mente. Quizás por mi falta de imaginación, no pude decir nada. - ¿Estás molesto? - preguntó, acercándose a mí. Alce la mirada y mire sus ojos dorados que flameaban, sentí que un calor me recorrió el cuerpo en cuanto se acercó más a mí. - No lo estoy - respondí. Sintiendo que la voz se me iba. - ¿Entonces porque frunces el ceño? - Oh. Me pasa cuando me concentro mucho en algo. - ¿Enserio? Se acercó demasiado a mí. Jure que podía escuchar los latidos de mi propio corazón ¿Cómo podía hacerme esto? No lo entendía, su cercanía hacia que mi cuerpo cobrara vida de una forma en la que nunca me había pasado antes, con nadie, solo con él. Tenía un poder aterrador sobre mí y de algún modo en vez de desagradarme, me gustaba. - Quiero descifrar estas pinturas. - ¿Por qué quieres hacerlo Jude? Dijo mi nombre de una forma que hizo que mis oídos lo disfrutarán y el calor de mi cuerpo aumentará. Mi vello corporal estaba completamente erizado por su cercanía y en ese momento no sabía que era lo que debía hacer para que esto parara. Necesitaba que mi reacción ante él se fuera por completo, quizás él ya lo habría notado y por eso lo hacía, trataba de enloquecerme y podía asegurar que lo había logrado. - Porque, quiero descifrarte a ti. Eres un misterio para mí – murmuré. - Como yo lo veo... Tú eres el único misterio en esta habitación. - ¿Por qué? - Ya te lo dije. No eres como nadie en esta ciudad - dijo con seriedad. ¿A dónde quería llegar con todo esto? La cabeza me daba demasiadas vueltas y quería echar a correr para no estar tan cerca de él, pero mi cuerpo se negaba por completo a hacerlo por más que lo intentara. Estaba paralizado frente a un chico que no sabía cuáles intenciones tenia conmigo ¿Qué podía hacer con eso? Mi mente me decía que me alejara y que esto no debería estar pasando, pero mi cuerpo deseaba otra cosa y me daba miedo admitir lo que quería, no quería acabar lastimado o arrepintiéndome más adelante. - ¿Qué es lo que piensas? - me preguntó con curiosidad. - Que debería huir pero al mismo tiempo… no quiero. - No quiero que te vayas - me suplicó. - Entonces me quedaré - le asegure haciendo que él sonriera. Se dio la vuelta bruscamente haciendo que mi cerebro reconectara con todo mi cuerpo. Me pude mover y me aleje de las pinturas para ver hacia donde dirigía Benjamín. Desapareció un momento entre las bolsas plásticas colgantes dejándome completamente solo, mire a mi alrededor en su búsqueda pero no lo vi por ningún lado hasta que apareció de nuevo esta vez con dos lienzos rectangulares en blanco. Se movió hacia las pinturas que yo estaba viendo y las puso en el suelo para después poner los lienzos en blanco ¿Pretendía ponerse a pintar en ese momento? Si era así, me gustaría verlo. Quería ver cómo hacia cada trazo, cada movimiento con el pincel. Se giró sobre sus pies y posó su mirada sobre mí a lo que me encogí de hombros. - Ven aquí - me pidió amablemente. Avance hacia donde el estaba y me crucé de brazos a la espera de que me indicara algo. - Quiero que pintes algo. - Pero nunca lo he hecho - confesé sintiéndome de repente muy pequeño. - Haz lo que quieras, la intención es divertirse. Solo hazlo Jude ¿Si? - me suplicó juntando sus manos y haciendo un mohín que me hizo sonreír. - Vale, haré mi mayor esfuerzo - repliqué aun sonriendo. Tome uno de los pinceles y abrí un pequeño frasco de pintura negra. Metí el pincel y me quedé pensando en que era lo que podría pintar, en ese momento me sentí como en una clase de artes en la escuela sin saber que pintar y podía que en cualquier momento la maestra me pusiera una mala nota por no hacer nada. Quizás sea buena idea pintar un rostro, recordaba que me lo habían enseñado hace mucho y siendo sincero me fue muy bien haciendo eso. Puse el pincel sobre el lienzo y empecé a hacer trazos de un lado a otro intentando que pareciera un rostro, cosa que me fue casi imposible ya que en ese momento no puedo emplear la técnica que usaba, todo era más fácil con un lápiz y con una pequeña hoja de papel. Hice mi mayor esfuerzo en conseguir una forma ovalada y en hacer los detalles de los ojos que me salieron súper fatal al igual que la nariz, no era ningún experto en hacer la nariz, era lo único que no me quedaba bien de mis dibujos. Continúe haciendo los labios y perfilando la mandíbula sin ni siquiera mirar qué es lo que estaba haciendo Benjamín. Cuando hacía algo me gusta concentrarme demasiado y hacer las cosas bien y puedo asegurar que los resultados casi siempre habían sido buenos por mi excelente capacidad de concentración. Cuando ya creí que tenía todo el rostro terminado comencé a hacer el pelo, lo que era más fácil ya que solo necesitaba hacer rayas de arriba hacia abajo. Lo hice con rapidez haciendo que el pelo tomara casi la misma forma del rostro. Cuando termine me aleje y mire lo que había hecho con una mueca. Había creado un hombre con el pelo largo aunque todo este tiempo tuve la idea de dibujar a una mujer, ensanche mucho el rostro al igual que los labios. Mire hacia donde estaba Benjamín y me di cuenta de que estaba bastante serio. - Quedo asqueroso- admití haciendo mala cara. - Lo hiciste tú y por tanto creo que es hermoso. Me sonroje ante su comentario y algo en mi interior exploto haciéndome sentir muy feliz. Agache la cabeza con una sonrisa de colegiado en el rostro, Benjamín se empezó a reír y se acercó a mí. Puso sus manos sobre mis brazos y yo levante la vista. Nuestros ojos se encontraron y no pude explicar lo que empezaba a sentir en ese momento, pero puedo asegurar que era algo muy intenso que hacía que mi cuerpo quisiera estallar. - Tu dibujo quedo precioso. - No es lo que esperaba - dije con sinceridad. - ¿Qué es lo que esperabas? - dijo con voz ronca haciendo que me estremeciera. Estaba a punto de responder pero un sonido emergio de la ventana por la que entramos, al parecer alguien habia llegado aquí con nosotros. Benjamín me soltó de inmediato y nos quedamos mirando expectantes a la persona que avanzaba hacia nosotros. Resulto ser una chica de pelo café que le llega hasta los hombros, llevaba puesto un abrigo que le llega hasta las rodillas y unos vaqueros azul claro con botas negras ¿Quién era ella? Miro a Benjamín con cierto fastidio en la mirada pero también con un poco de cariño en sus oscuros ojos. Se acercó a Benjamín y le dio un beso en los labios con un poco de tensión. Yo los mire tratando de no expresar nada de los muchos sentimientos que me cruzaban ahora. - Jude ella es mi novia – replico Benjamín para mi sorpresa. - Hola – saludo la chica. Y me quede sin habla a partir de ese momento sin evitar sentirme como un completo idiota y con las lágrimas amenazando con salir de mis ojos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD