Capítulo 5

2733 Words
Siempre evité hacer algo malo para evitarme preguntas estúpidas como: ¿Porque lo hice? ¿Cómo llegue a hacerlo? Pero al parecer con las cosas buenas también había interrogatorios y lo que viví hace rato fue algo muy bueno para mí o eso es lo que creía yo. Carter me escrutó con la mirada al igual que mis otros dos amigos, yo me mantuve inexpresivo y encogido de hombros sin demostrarles que estaba exasperado e irritado por las preguntas que sabía que empezarían a hacerme solo por haber hablado con el chico nuevo ¿Que tenia de raro eso? Quizás lo poco sociable que era yo o que el chico nuevo se haya detenido solamente a hablar conmigo, Pero para mí no era nada del otro mundo. Les hice mala cara pero ni se inmutaron. - ¿Cuéntanos ya? ¿Por qué estaban hablando? - nos conocimos ayer, es todo. Llego así como así y ya, no hay nada más que decir - masculle metiéndome un pedazo de pan en la boca. - ¿De que hablaron? - quiso saber Ginger. - De la fiesta. - ¿Va a ir a la fiesta? - preguntó Stephan sorprendido - eso fue muy fácil. - Eso dije yo - murmuré - y también solo quería preguntarme de ingeniería, que si estaba difícil y todo eso. Mentí con la esperanza de que me dejaran en paz y al parecer lo logré. - Ese chico es extraño - comentó Carter arqueando una ceja - tiene algo muy raro. No es nada malo pero algo tiene. Estaba tentado a decir algo para defender a Benjamín pero sabía que será una mala idea y el interrogatorio continuaría, por lo que decidí comer en silencio y pensar en la conversación con Benjamín mientras los demás seguían conversando a mí alrededor. La última pequeña frase que dijo me había dejado embobado, incluso algo más que eso. Me había dejado volando hacia otro planeta fantaseando con quién sabe qué ¿Porque lo habrá dicho? Sonó de un modo tan raro que encendió hasta la última de mis terminaciones nerviosas, no tenía palabras o una explicación lógica para lo que me hizo sentir creí que no debería pensar en eso, quizás lo dijo por parecer amable y no decirme directamente que yo era un bicho raro. Deje de darle vueltas al asunto pero sus palabras y su tono grave me torturaron la mente como un buen dolor de cabeza, haciendo que mi corazón se acelerara cada vez que las palabras se repetían automáticamente en mi mente, pareciera que estaba haciendo una maratón porque mi respiración se tornaba irregular y eso considerando que aún seguía sentado ¿Cómo era eso posible? Debía de estar enfermo, eso era algo muy raro en mí. Trate de callar su voz en mi cabeza uniéndome a la conversación, cosa que resultó mala idea porque estaban hablando de la maldita fiesta ¡Mierda! No sabía qué debía hacer, quizás pueda ir a la fiesta y hablar con Benjamín y quizás hacernos amigos. No me parecía una mala idea, le resulté interesante lo cual pensé que sería bueno. Cuando terminaron las clases me precipité a ir a mi auto, me monte en él y espero a que llegara Stephan para llevarlo a casa. Me puse un audífono y comencé a escuchar música, recordando vagamente que Benjamín quería ver mi auto aunque no le dije cuándo. Stephan llegó poco después lo que me hizo sentir bien de que por fin me iría a casa. Avance entre la multitud de estudiantes mientras Stephan me conto algo a lo que no le preste mucha atención. Saliendo de la universidad pase por la parada del autobús con la esperanza de poder verlo y me sentí satisfecho cuando lo vi ahí sentado en el banco metálico, mirando el suelo con unos audífonos blancos puestos y haciendo un movimiento rítmico con el pie, me gustaría bajarme y ofrecerle subirse a mi auto para llevarlo a casa pero no sabía cómo reaccionaría tratándose de que apenas nos conocíamos. Subí la velocidad un poco y me metí en la carretera para poder llevar a mi amigo a su casa y poder prepararme mentalmente para lo que venía después. Aun me resultaba increíble que yo asistiera a una fiesta ¿Cómo llegue a eso? Supuse que lo que me arrastró a esa fiesta no fueron mis amigos si no el hecho de que Benjamín estaría ahí y si tenía suerte podríamos conversar. Estaba entre ponerme una camisa a cuadros y una negra con puntos, y mientras decidía eso, deje que el agua caliente me relajara los músculos del cuerpo y me aclarara las ideas. Era mi primera fiesta y no tenía ni idea de que debía hacer si mis amigos me dejan solo o en el caso de que Benjamín no me hablara, podría intentar socializar y con buen esfuerzo podría caerle bien a alguien. Salí de la ducha y una vez en mi habitación decidí que la mejor opción era la camisa negra, me puse unos vaqueros azul oscuro y unas zapatillas blancas. Puse mi pelo en orden en el espejo y me observe con detenimiento la cara, no parecía tan pálido, tenía las mejillas un poco rojas y las bolsas debajo de mis ojos eran casi imperceptibles por lo que me sentí un poco más confiado de mí mismo. Recibí un mensaje de texto de Stephan de que pasara por el en un par de minutos, le dije que llegaría puntual. Me aplique una buena cantidad de perfume pero sin exagerar y salgo de mi cuarto directo a bajar por las escaleras con cuidado. Eran las ocho de la noche cuando salí de mi casa. Lauren y Christopher me advirtieron de que tuviera cuidado y que no tomara nada de alcohol cosa que no planeaba hacer, no le veía el objetivo a tomar una sustancia que te volvía torpe y me asustaría el efecto que tendría en mí ya de por si yo era bastante torpe ¿Cómo sería si tomara alcohol? Sería una catástrofe y estaba seguro que me mataría si se me ocurriera al menos correr, aparte esos pensamientos y me concentre en el camino. La luna llena iluminaba el cielo nocturno dando una luz tenue a las calles oscuras de la ciudad, había pocos autos por lo cual llegue en menos de nada a la casa de Stephan. Stephan me saludo alzando la mano en cuanto me vio. Me detuve y él se subió a mi auto enérgico por la fiesta. Durante el camino a la casa de Emma, no paraba de repetir lo impresionado que estaba de que yo asistiera a una fiesta, en el fondo yo también estaba impresionado. Debería estar en casa acurrucado bajo un cobertor viendo una película o haciendo cualquier otra cosa que no supusiera un peligro para mí, pero aquí estaba. Yendo a la fiesta de una de las chicas más populares de la universidad y lo peor era que no sabía que era lo que me esperaría una vez allí adentro. Apreté el volante haciendo que mis nudillos se pusieran blancos. Arrepintiéndome en un cincuenta por ciento en haber venido. - ¿Vas a beber? - inquirió Stephan distrayéndome de mis pensamientos. - No lo creo. Tengo que llegar a casa sano y a salvo. - Siempre existen los taxis - me sugirió. - Naturalmente. No quiero nada de eso - masculle con brusquedad. - Lo importante es que vas a ir, te prometo que no te dejaremos solo. - Espero que cumplas tu palabra. Dije dejando la conversación ahí. En cuanto llegamos tuve algunos problemas para aparcar ya que había muchos autos estacionados en frente de la casa de Emma por lo que tuve que avanzar más y estacionar un par de cuadras más lejos. Mi teléfono comenzó a vibrar, lo saque del bolsillo y el identificador me aviso que se trataba de Carter. - ¿Dónde están? - preguntó gritando. - Estamos caminando hacia la casa - dije con voz ronca por el frío. - Te esperamos en la entrada - replicó - Ginger está impaciente. - Nos vemos allí. Termine la llamada y guarde mi teléfono en el bolsillo de mis vaqueros. Caminando hacia la casa de Emma me tuve que abrazar a mí mismo ya que estaba haciendo un frío de mil demonios. Cuando llegamos en frente de la casa vi a Ginger y a Carter esperándonos con dos vasos rojos en la mano. Stephan y yo avanzamos hacia ellos y una vez reunidos todos entramos en la enorme casa. Estaba repleta de gente tomando cerveza, jugando, bailando y un pequeño grupo fumando Dios sabrá qué. Avanzamos todos juntos entre la multitud y nos establecimos en una esquina al lado de la cocina. - ¿Te gusta Jude? - me preguntó Carter gritando a través de la música que estaba realmente muy alta. - Apenas llegué. No puedo decirte todavía si esto me gusta. - Tomate una cerveza - Ginger sostenía en alto un vaso de cerveza. - No puedo tengo que conducir - dije tratando de convencerla en vano. - Solo un sorbo ¿Vale? Agarre el vaso rojo entre mis manos. Dubitativo. Mirando el líquido amarillento que contenía con cierto recelo, lo olí y me percaté de que olía muy mal y arrugando el gesto le di un sorbo sintiendo como me abrazaba la garganta de una forma horrible ¿Cómo es que le gusta esto a las personas? Le devolví el vaso a Ginger y todos mis amigos comenzaron a reírse, decidí ir a la cocina por un poco de agua para quitarme el horrible sabor de la cerveza. Me deslice entre centenares de estudiantes besándose y bailando de una forma que me resulta espantosa. Fruncí el ceño y continúe mi camino, batallando contra los codos que me pegaban en las costillas. Llegue a la cocina y encontré un vaso en uno de los gabinetes, lo inspeccione para saber si estaba limpio y una vez asegurado eso me serví un buen vasado de agua del grifo y me lo tome de un trago. - Hola Jude. Me gire rápidamente para ver quién me había llamado. Era Emma. - Hola Emma. Bonita fiesta - mentí. - Gracias. Me alegra que estés aquí, tú nunca vas a las fiestas. - Estoy tan sorprendido como tú. - ¿Quieres bailar un poco? - Lo siento es que yo no bailo. - Ven. Yo te enseño. Me cogió de la muñeca y me llevo hasta lo que parecía ser el cuarto de estar. Maldije mentalmente a Emma y a mis amigos pero en especial a mí mismo por haber venido a este lugar. Mis dos pies izquierdos no me ayudarían de nada la noche de hoy. Emma se detuvo entre la mitad de la gente que estaba bailando muy pegada y empezó a hacer movimientos extraños al ritmo de la música ¿Esto era bailar? La mire confundido y medio sonreí, no quería que pensara que era un grosero. Me agarró de las manos y comenzó a mover mis brazos de un lado a otro al tiempo que yo alzaba la vista y vi a mis amigos partiéndose de la risa. Los fulmine con la mirada y me concentre en lo que sea que Emma estaba tratando de lograr conmigo. Durante un bueno rato me vi obligado a “bailar" con Emma, mientras mis amigos se burlaban de mí. Estaba desesperado por sentarme antes de que pueda ocasionar un desastre además me sentía cansado y fastidiado. Amablemente le dije a Emma que ya estaba cansado de mover las articulaciones sin sentido, ella no puso problema y me dejo ir para de inmediato juntarse con otro chico. Me puse a merodeador por la casa de nuevo en busca de algo de tomar, fui a la cocina y encontré otro vaso limpio, me serví más agua para luego bebérmela de un trago. Volví a la sala de estar a buscar a mis amigos pero unas manos se pusieron sobre mis ojos sobresaltándome ¿Quién podría ser? Asustado me gire y tropecé, cayendo teatralmente en el pecho de alguien. Me ruborice al instante y me aparte lo más rápido posible, alce la vista con timidez y me di cuenta de que era Benjamín mirándome con una sonrisa en el rostro. Ahogue un grito de sorpresa y me regañe mentalmente por haber sido tan torpe. Lo mire con atención, Llevaba puesto una camisa blanca y unos vaqueros negros. La camisa dejaba entre ver sus músculos y el vislumbre de un par de tatuaje en el torso, lo mire con atención sintiendo una gran vergüenza por dentro. Esto de caerme todo el tiempo solo me podía pasar a mí. Me di cuenta de que lo estaba mirando como un idiota por lo que cambie rápidamente mi expresión a una más serena, impidiendo revelar mis emociones en ese momento. Mi corazón estaba bombeando con tanta fuerza que me dolía y tarde un minuto en hacer que mi cerebro funcionara correctamente ¿Cómo es que tenía ese poder sobre mí? - Viniste - murmuró dedicándome una sonrisa de medio lado. Me quede sin aire pero hice lo posible por articular palabra. - Eso parece - me limite a decir. - Me alegra ¿Ya has bebido algo? - Yo no bebo. - Debí saberlo. Deberías intentarlo, y no me saques excusas. Me mire las manos pensando mis posibilidades. Si bebía no se lo mal que me podría poner el alcohol. Quizás podría tomarme solo una y aguantarme el mal sabor de ese líquido. Pensé que quizás una no me pondría problemas para conducir. - Tomaré solo una - respondí con sequedad. - Por mí está bien. ¿Vienes con alguien? - Con mis amigos. - Entonces no les importará que te secuestre por un rato - lo dijo con tal naturalidad que me inspiro confianza para estar con él. Me guio a través del gentío borracho y excitado hasta llevarme de nuevo a la cocina, siendo la tercera vez que estaba ahí. Agarro dos vasos rojos y se acercó a un barril metálico y lleno los dos vasos casi hasta desbordarse, me tendió uno y yo lo acepto dubitativo. Lo olí de nuevo y me dieron arcadas de inmediato. Era un olor espantoso. Benjamín lo noto y empezó a reírse con una risa suave y melodiosa que por un lado me irrito. Detestaba que se burlaran a mi costa. - Dale tu primer sorbo – dijo en tono divertido. Le di un largo trago a ese asqueroso líquido y me lo pase con gran dificultad quemándome la garganta como la primera vez, arrugue el rostro mientras Benjamín se reía a mi costa, le hice mala cara y el de inmediato paro de reír. - Vamos arriba. Pero antes... Tómatela toda. Lo mire con los ojos abiertos como platos, podría hacerlo poco a poco pero hacerlo de un solo trago sería un riesgo para mí ya que nunca lo había hecho además el malestar en la garganta me hacia la tarea difícil ¿Acaso quería emborracharme? Mire el vaso que tenía al frente y parecía que no tuviera fondo. - Hazlo y no tomarás más. Te lo prometo. Antes de que siguiera insistiendo, me lleve el vaso a la boca y de un trago me bebí todo el contenido, mi estómago de inmediato me empezó a molestar y mi cabeza dio vueltas de un momento a otro. Deje el vaso sobre la encimera y me agache un poco agarrándome el estómago, Benjamín de rápidamente se puso a mi lado y me dio palmaditas en la espalda, me salieron unos pequeños eructos que me hicieron sentir un poco mejor, me enderece con gran dificultad ¡Qué fuerte ha sido eso! Me supo totalmente asqueroso y tenía por seguro que no volvería a tomar en mi vida. - ¿Qué te ha parecido? - preguntó expectante a mi contestación. - Espantoso. No me obliguen a tomar así de nuevo. - Lo prometo, ahora que te has envalentonado... Vamos arriba a charlar. - Me parece una mejor idea que seguir tomando esa asquerosidad. Se partió de risa ante mi comentario para luego llevarme escaleras arriba sintiéndome un tanto mareado y más lento que lo habitual. Me agarre a la barandilla de la escalera y lo seguí hacia arriba mientras me pregunte de que podríamos hablar.
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