Capítulo 2

3177 Words
Cuando llegué a casa. Me di cuenta de que solo estaba Lauren y mi hermana mirando la televisión en la sala. Cómo era costumbre, Lauren me preguntaba por mí día y le dije que había ido bastante bien omitiendo, claro, la caída en el pasillo y la ayuda del chico de los ojos dorados. Después de mi más que breve explicación sobre mi día, subí a mi habitación y me quite la mochila y la chaqueta. Puse música en mi reproductor de mp3 y me coloque los audífonos. Escuche a uno de mis grupos favoritos de toda la vida y me sumí en sus letras incomprensivas, que me resultan agradables y para nada estruendosas. Totalmente acordes con mi personalidad y mi estado de ánimo actual. La música siempre había sido mi buena compañera en todo momento. Creía que mi vida estaba llena de una buena banda sonora, siempre he tenido una canción para cada momento. Pasado un rato acostado en mi cama mi mamá me llamo a cenar, deje mi reproductor de música en la cama y me quite los audífonos. Baje las escaleras y me encontré con que Cristopher ya había llegado, nos saludamos y nos pusimos a cenar. Lauren ha preparado un rico pollo en adobo, me lo comí con rapidez pero no la suficiente para atragantarme. - ¿Cómo ha estado tu día hijo? - pregunto Christopher metiéndose un pedazo de pollo a la boca. - Bien. Excepto por el examen, no sé si lo aprobé. - ¿Cuándo te dan los resultados? - la próxima semana - replique y baje la mirada a mi plato de comida. - ¿Esa es la asignatura en la que vas mal? - preguntó mamá y yo asentí con la cabeza - ten fe en que lo aprobaste, estudiaste muy duro y sé que lo pasaras. - gracias mamá. La cena transcurrió en silencio por mi parte. Mi hermana nos contó su día y que a un niño se metió un lápiz por la nariz y tuvieron que llevarlo al hospital. Christopher estuvo muy estresado en el trabajo y que estaba pensando en renunciar y Lauren parecía contenta en su nuevo trabajo de enfermera en un consultorio pequeño. Terminé de cenar, llevé el plato al fregadero y lo lavé para finalmente volver a mi habitación. Nunca había sido muy abierto con mi familia y la verdad era que nunca encontraría un tema en común con ninguno de ellos ¿De que podríamos hablar? ¿Del niño con el lápiz en la nariz? No creía que sea un tema muy interesante, ni siquiera el trabajo de Cristopher que era muy aburrido. Prefería estar encasillado en mis pensamientos. Saque de mi maleta los apuntes y me puse a adelantar un poco de trabajos para que no me quedara muy pesado después. Resolví unos ejercicios de ecuaciones diferenciales y algunos de alegra. Cuando terminé con ellos me puse con un poco de biología y las fórmulas que tenía que completar. Nunca me había ido mal en la escuela por lo que las matemáticas y la química se me daban muy bien, aunque en la universidad era un nivel diferente, era más difícil y complejo pero aun así con un poco de esfuerzo por mi parte lograría entender los temas que veíamos. A diferencia de Carter al que siempre tenía que ayudar con alguna cosa referente a lo académico, ya se me hacía raro que no me hubiera mandado un mensaje pidiéndome los ejercicios resueltos, quizás ya se dio cuenta de que me molestaba que lo hiciera y se los estaba pidiendo a alguien más. Lo agradecería bastante si fuera así. Un movimiento en la puerta captó mi atención, levanté la vista y me di cuenta de que se trataba de Lauren. - Hola mamá. - ¿Haciendo los deberes? - asentí haciendo una mueca. Ella sonrió - me acuerdo cuando eras pequeño. Nunca me pedías ayuda para hacer algo, todo lo hacías tu solo a diferencia de Lou. Era muy raro que viniera a hablarme ¿Quería algo? Eso era seguro. Jamás habíamos tenido conversaciones a solas a excepción de la típica charla s****l que por supuesto era la más incómoda aunque el primero en abordarme en ese aspecto fue Christopher, a los doce años y fue una experiencia que no quería volver a vivir. - quiero hacer algo contigo - me advirtió. La miré ceñudo. - quiero pasar un día contigo. A veces siento que tu papá y yo te dejamos mucho tiempo solo y... Creo que no es sano para ti. - No hago nada fuera de lo normal por lo cual tengan que preocuparse, además, tengo a mis amigos y salgo con ellos. - Pero sé que odias salir – me recordó con voz ronca. - No siempre es así - repuse en mi defensa - si quieres hacer algo conmigo, acepto. Pero no quiero hacer algo que consistía en avergonzarme. - ¿Te avergonzamos? - arqueo una ceja curiosa. - la mayor parte del tiempo – admití - Cómo por ejemplo el día que fuimos a patinar en hielo y me caí cada vez que me intentaba levantar y eso por no hablar de la vez que tú y papá se pusieron disfraces de payasos y llegaron a la escuela. Ambos nos reímos. Habían pasado mucho momentos vergonzosos en mi vida y en la mayoría de ellos estaban mis padres. - tranquilo. No haremos nada fuera de la casa. Vamos a ver películas o algo, una de tus películas favoritas y quizás después... Comprarte un auto. Me quedé petrificado. ¿Un auto? ¡Santo Dios! ¿Iba a tener mi propio auto? Eso sería demasiado bueno. Estaba ahorrando para comprarme uno y ya estaba por terminar pero ahora podré usar ese dinero en otras cosas y guardar un poco para la gasolina. Me abalancé sobre Lauren y la abrace con toda mi fuerza, en ese momento apareció Cristopher en el umbral de la puerta y me pose de pie para abrazarlo a él también. Algo bastante impropio de mí. - Muchas gracias. Enserio esto es genial. - ¿Qué te parece si vamos mañana? - la voz de Lauren parecía igual de contenta que la mía. - Claro... Perfecto. - Pero tienes que prometer que lo cuidaras - me advirtió Cristopher y yo asentí. - te prometo que no lo estrellare - murmure. Mis padres por fin abandonaron mi cuarto lo que me dio por fin mi espacio para pensar en lo que haré con el dinero que había ahorrado durante mucho tiempo aparte de gastarla en gasolina. No era muy fan de ir a los centros comerciales de echo odiaba cualquier cosa que tuviera que ver con ir de compras, pero tendría que hacerlo y comprarme un par de nuevos atuendos ya que mi guarda ropa no estaba muy actualizado que digamos. Quizás también pueda comprar algunas cosas para mi cuarto y redecorar un poco pero teniendo cuidado de no ir a gastar todo el dinero ya que tenía que dejar un poco para el combustible. Hace unos días estaba mirando autos de segunda mano y encontré un auto perfecto, no era tan viejo pero tan poco tan nuevo así que podría estar contento con el modelo. Mañana llevaría a mis padres ahí y les diría el auto que quería, solo esperaba que alguien no lo hubiera comprado ya. Me puse el pijama y me fui al baño para lavarme los dientes y limpiarme la cara. Era un ritual que tenía antes de irme a dormir, lo tengo desde que me empezaron a salir barritos en la cara y desde entonces me cuidaba bastante bien pero sin irme a los extremos por supuesto. Me despedí de mi familia que también iba de camino a acostarse a dormir. Me metí en mi cuarto y cerré la puerta, me metí bajo la calentita colcha y trate de cerrar los ojos pero mis pensamientos no me dejaban dormir. Tenía que pensar en la fiesta del sábado, no quería que mis amigos me dejaran solo por irse a enrollarse con alguien. Me gustaría ser un chico normal que quería buscar una pareja y enamorarse pero lo cierto era que yo no era de esos. Nunca me había sentido atraído por nadie y no me explicaba por qué. Simplemente el tema del amor no me interesaba en absoluto. A veces pensaba que algo andaba mal en mí, como si no existiera el deseo en mi cuerpo el cual parecía que todos los adolescentes poseían. ¿Funcionare mal? Algunas veces creía eso. Era torpe, poco deportivo y no me había enamorado nunca. Definitivamente algo andaba mal en mi pero no podía descifrar porque o que era exactamente ese algo, quizás en la fiesta pudiera conocer alguien y pueda sentir algo, pero la tentación de quedarme en casa y leer alguna novela inglesa sonaba muy tentador por más que lo pensaba, y la idea de la fiesta se me hacia aterradora. De solo pensar en que podría estar solo y aparte de eso no tomaba ningún tipo de bebida alcohólica. Eran muchos los puntos en contra de la fiesta y muchos a favor de no ir. Bueno, al menos tenía hasta el viernes para pensar que tendría que llevar a mis amigos borrachos a sus casas y no deseaba estar verificando si alguien vomita o no. Esa simple idea me ayudaba a estar más inclinado a dar una negativa. Cuando dejé de pensar en la fiesta y en el auto que mañana de seguro tendría, mi subconsciente se iba quedando dormido y con el yo. Lo único que vi antes de quedarme dormido fueron unos profundos ojos dorados que me taladraban pero en el buen sentido y me dormí con un sentimiento raro y con el pulso acelerado. Una vez en la universidad mis amigos y yo entramos a la primera clase del día pero nos sorprendió ver que los asientos estaban ordenados de forma diferente. Todos bastante juntos y llevados más hacia el frente. Mis amigos y yo tomamos asiento todos en una sola hilera. Carter me pidió mis apuntes y de mala gana se los di para que los copiara. Ginger puso los ojos en blanco y Stephan parecía bastante concentrado en su teléfono hablando con alguien. Le resté importancia y puse mi vista al frente y observé al maestro arrastrando un televisor bastante viejo con un reproductor de DVD muy anticuado. Al parecer la clase se basaría en una película y yo lo agradecí ya que me daría la oportunidad de no pensar en algo que me quemara el cerebro. Cuando comenzó la película, no le puse mucha atención en realidad. Mis pensamientos solo se centraban en los ojos dorados que vi ayer. Eran bastante curiosos, jamás había visto un par de ojos de ese color y con un brillo intenso como ese par. El chico definitivamente creería que yo era un idiota. Era el único con la mala suerte de tropezarse con alguna materia inexistente en un piso liso y sin ninguna irregularidad ¿A las personas normales les pasaba eso? Ya estaba claro que no era para nada normal y por lo tanto no sabía la respuesta a esa pregunta. Me hundí en mi asiento y traté de ocuparme con algo así que le pedí a Ginger que me muestre imágenes graciosas en su celular y mantenerme ocupado ya que no había traído un libro conmigo para hacerlo. - ¿Vas a ir a la fiesta? - quiso saber Ginger. - Lo estoy pensando y te digo que hay muchas cosas en contra de que vaya - Ginger me hizo mala cara y yo me encogí de hombros. - ¿Cómo qué? - dijo un poco enfadada. - Llevarlos ebrios a sus casas, quedarme solo en un sillón esperando la hora de que me digan que nos vayamos... - No pasará nada de eso. Te lo aseguro, nosotros no tomamos hasta ese punto y lo sabrías si fueras a alguna fiesta con nosotros y no te dejaremos solos al menos yo y Stephan. Carter se ve empeñado en conseguir a alguien. - Entonces lo reconsiderare – mascullé con frustración. Estaba apunto de agregar algo más pero un movimiento por atrás de ella llamó mi atención. Me di cuenta, de que un chico se estaba sentando en la hilera de atrás a unos asientos de mí y en cuento levantó la mirada me pude dar cuenta de que el color de sus ojos es de un dorado intenso y a los segundos caí en la cuenta de que era el chico que me había ayudado a levantar del suelo ayer. ¡Oh no! ¿Qué estaba haciendo aquí? Me quede petrificado observándolo, comenzó a hablar con un chico a su lado y cuando sus ojos se posan en los míos me desarmó por completo. No pude apartar la mirada y me fijé muy bien en sus facciones perfectas, su pelo revuelto que lo hacía ver muy bien. Cuando mi cerebro volvió a funcionar aparté la mirada lo más rápido que pude sintiendo las ganas de que la tierra me tragara. Lo bueno es que tuve el tiempo necesario para analizarlo por completo. Se viste demasiado simple, como si no le gustará llamar la atención y luego estaba su cabello revuelto, por lo que noté, nunca se peinaba y me parecía bastante genial, mientras las ganas de pasar mis manos por su pelo radiante me hacían ruborizar aún más. De seguro era muy suave. Trate de concentrarme lo más que pude en la película aburrida que estaba reproduciéndose en el televisor. Pero era imposible con el chico que estaba a unos asientos de mí. Aún podía sentir sus ojos sobre mí y me sentí raro, quizás incómodo. Trato de no hacer nada torpe aunque lo crea imposible estando aquí sentado. Respire lo más suave que pude, estaba paralizado y por más que trataba de moverme no podía. Mi mirada estaba centrada al frente pero mis ojos viajaban de un lugar a otro. Trate de reconectar mi cerebro con mi cuerpo y para cuándo lo hice me gire para decirle a Ginger lo primero que se me viniera a la mente con la excusa de mirar al chico y saber si me estaba mirando pero me decepciono y al mismo tiempo me tranquilizo saber que no era así. Estaba mirando al frente. Hice lo mismo y dejé salir tranquilo el aire que no me daba cuenta que estaba reteniendo en mis pulmones. Me mantuve distraído jugando con mis dedos o con un hilo suelto de mi manga para no pensar en él, pero me daba cuenta de que era imposible ¿Que me estaba pasando? No entendía porque me estaba poniendo así, jamás una persona había ocupado mis pensamientos o mis sueños. Era bastante frustrante. El profesor anuncio que la clase había terminado, su tono me tomó desprevenido por lo cual me hizo sobresaltar. De un salto y trastabillando me puse de pie y me fui junto a mis amigos a la cafetería evitando pensar en los ojos dorados que me atormentaban. Cogí mi bandeja de comida y junto a mis amigos nos sentamos en nuestra mesa habitual. Ellos se mantenían hablando de alguna cosa a la cual no le presté atención y cuando me preguntaban algo solo respondía con un sí o un no. Para evitar pensar en el chico nuevo, pensé en que conseguiría mi auto esa misma tarde. Con eso la palabra "auto" ya fue suficiente para distraer mis pensamientos y de paso se lo conté a mis amigos para tener de que conversar con ellos. - ¿Entonces ya no paso por ti? - quiso saber Carter haciendo un mohín. - Creo que ya no será necesario, pero podría pasar por Stephan - sugerí mirando a Stephan que se encogió de hombros. - Por mí bien - replicó - pienso que será menos inversión de gasolina para Carter. - No había pensado en eso. Así que solo pasaré por Ginger, tú pasas por Stephan y nos reunimos todos en el estacionamiento - murmuró Carter feliz con el nuevo plan. Sinceramente pensé que se lo podría tomar un poco mal. - Tendremos que buscar plazas seguidas - sugerí. - Claro que lo haremos ¿Cuándo iras por tu auto? Me gustaría acompañarte. - Imposible. Mamá es la que quiere acompañarme ya que se dio cuenta de que me deja mucho tiempo solo y cree que debemos pasar tiempo juntos. Y no sé cómo hacerle entender que me gusta estar solo. - Qué tal si se pone... - No va a usar el disfraz de payaso. Me lo prometió - musite. El almuerzo transcurrió normal y me sorprendió verme bastante activo en la conversación con mis amigos. Menos mal, no tocaron el asunto de la fiesta o de que hay un chico nuevo en nuestra clase, parece que solo yo lo había notado pero eso cambió cuando mis ojos se enfocaron unas mesas más atrás y me di cuenta de que estaba conversando con unos cuatro chicos animadamente. Los conocía y entre esos chicos estaba Emma. Sentí una punzada de celos. Finalmente nos dirigimos a nuestra última clase del día. Estaba bastante cansado y lo único que me gustaría hacer ahora era ponerme a dormir pero en clase de ecuaciones diferenciales es imposible. Me senté junto a Carter y el maestro que siempre llegaba puntual, de inmediato se puso a revisar los deberes y a darnos puntos por eso. Cuando terminó empezó con la clase y con ello un nuevo tema. Trate de no distraerme y mantenerme atento a la clase para desarrollar los ejercicios que siempre nos ponía después de terminar la explicación cuando lo hace, los desarrollo lo más rápido posible mientras que Carter me copia. Estaba pensando seriamente en darle clases para que desarrollara las cosas por su cuenta. Para mala suerte de Carter, el maestro se da cuenta de que me está haciendo copia y lo retendrá hasta más tarde. Yo puse los ojos en blanco con fastidio y le dije que no podía esperarlo ya que estaba muy cansado y me apetecía mucho dormir en cuanto llegara a casa. En cuanto acabó la clase, guarde mis cosas y le dije a mis amigos que cogería el autobús a mi casa. Ellos aceptaron y me despedí de ellos. De paso planeaba comprarme un snack para el camino he ir comiendo algo. Caminé hasta la parada del autobús con la cabeza gacha pensando en mi nuevo auto y dándome cuenta de que si esta situación se repetía no tendría que gastar dinero en el pasaje de un autobús. Sonreí para mis adentros inquieto y ansioso de tener ya mi nuevo auto. Una cuadra antes de la parada del autobús se encontraba una tienda, ahí podría comprar mi snack. Cuando llegue y entre en la tienda me quede ojiplatico y con la mandíbula en el suelo cuando observe al chico alto de pelo alborotado y ojos salvajes que me miraban desde el fondo de la tienda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD