Capítulo 1

2738 Words
No quería levantarme de la cama. Eran las cinco de la mañana y mis ojos se negaban a abrirse ya que anoche no dormí casi nada por estudiar para el examen que tenía el día de hoy. A regañadientes, obligué a mi cuerpo perezoso a salir de la cama, me retire de la cama y me froté los ojos, me puse mis pantuflas y me levante de una vez. Fui directamente al baño y me mire en el enorme espejo. Mi piel blanca y traslucida parecía demacrada y llevaba unas grandes bolsas oscuras debajo de mis ojos color café oscuro, mi pelo estaba todo aplastado hacia un lado y la boca me apestaba. Me lave los dientes y me quite la ropa para entrar en la ducha. El agua caliente me despertó del todo en cuanto toca mi cuerpo. Me enjabone el cuerpo, me aplique champú y después lo aclare con el agua. Cuando salí del baño, el olor del desayuno me entró por las fosas nasales y entonces me di cuenta del hambre que tenía. - Jude, ven a comer - dijo mi madre desde el piso de abajo. - Bajo en un minuto. Me tengo que cambiar. Entre en mi habitación y me vestí a toda prisa, poniéndome lo más decente que podía encontrar en mi armario. Salí de mi habitación y me encamine escaleras abajo donde me encontré a mi mamá, Lauren. A Cristopher mi papá y a mi hermana menor Lou desayunando en el comedor redondo de madera oscura que nos ha acompañado desde que tenía uso de razón, quizás lo hubiera usado el mismísimo Cristóbal Colón. Era demasiado viejo para mi gusto. - Jude, ahí está tu desayuno - replico Lauren señalando un plato lleno de comida junto a papá que estaba leyendo un periódico. Me senté en mi puesto y con gran pereza comencé a comer, era de las personas que podían sobrevivir sin el desayuno, casi ni me gustaba desayunar pero no quería hacerle el feo a Lauren. Cristopher levanta la vista del periódico y me observó con atención mientras hacia una mueca. - ¿Dormiste anoche? Jude, tienes unas ojeras espantosas - gruñí para mis adentros. Anoche le había avisado que tenía que estudiar para el examen. - tenía que estudiar para un examen el día de hoy – le recordé sin levantar la mirada del plato. - ah, muy bien hijo. Pero no te desveles tanto estudiando. - si, papá. Me termine parte del desayuno y el plato lo deje encima de la barra de la cocina. Tome mi mochila y me la puse al hombro. Lauren me miro con enojo al notar que no me había comido del todo el desayuno, me encogí de hombros y le dedique una pequeña sonrisa. - hijo, deberías comer todo tu desayuno. Es la... - comida más importante del día. Lo sé pero enserio que no tengo hambre – asegure con la convicción suficiente para que no se preocupara. Lauren podía ser muy precavida en los asuntos de mi comida. Por otro lado a Christopher no parecía importarle en absoluto lo que yo coma o no y le agradecía eso. Mamá me miro con preocupación y luego me acaricio la mejilla. Me deseo que tuviera un buen día y me dio un beso en la mejilla. Me despedí de papá y de Lou. Me dirigí a la puerta y una vez afuera aspire el aire fresco de la mañana. Frente al porche de mi casa estaba estacionado el auto de mi mejor amigo que venía a recogerme todas las mañanas junto con nuestros otros dos amigos de la universidad. Corrí por el patio y me subí rápidamente al asiento del copiloto. Carter y yo hacíamos nuestro habitual saludo de manos y después salude a Ginger y a Stephan que van vestidos casi iguales con camisas negras, vaqueros negros y zapatos negros. Carter y yo somos un poco más diferentes, él iba vestido con una camisa amarilla, unos jeans ajustados y una chaqueta morada. Yo iba vestido con una camisa roja, un abrigo café, unos vaqueros y unas convers azul oscuro. La verdad era que me gustaba vestirme de una forma muy simple para así ser invisible ante los demás. Carter encendió el auto y emprendemos el viaje a la universidad. Yo estaba un tanto preocupado por el examen de hoy, solo esperaba que algo se me haya quedado grabado en la cabeza de lo que estudie anoche. Decidí ponerme a estudiar un poco más, así que saque mi libro de texto y comencé a hojear las páginas en busca del tema mientras pensaba en que hoy sería un día perfecto para cometer alguna de mis estupideces. Era una persona muy propensa a los accidentes, tan solo apurar el paso mientras caminaba ya significa algo muy letal para mí, quizás pueda subir las escaleras de la universidad corriendo y con suerte caerme como en los primeros días, recordé que iba a llegar tarde a una clase y subí las escaleras corriendo y al final terminé con la muñeca herida he inservible por unas dos semanas. Lo cual me había salvado de varios exámenes. - ¿Enserio te pondrás a estudiar? - pregunto Carter con fastidio. - Quiero aprobar la asignatura, y si no me dejas estudiar la reprobare – refunfuñe. Volví a centrarme en mi libro de texto. Carter era mi amigo desde la preparatoria, éramos inseparables, incluso nuestras familias eran bastante unidas y cada mes hacíamos una reunión en la casa de alguno de los dos. Resultaba fascinante tener ese tipo de amistad dado que en la primaria y demás años de instituto no tuve muchos amigos y conocer a Carter en la prepa fue como una salvación para mí. Cuando entramos en la universidad conocimos a Ginger y a Stephan haciendo un grupo de cuatro inadaptados con los cuales me sentía bastante cómodo. ¿Qué haría yo sin ellos? La verdad no tenía ni idea y tampoco me gustaría averiguarlo. Cuando llegamos a la universidad, nos sentamos en nuestros respectivos puestos en la mitad del aula y nos poníamos a hacer tonterías mientras llega la maestra a aplicar el examen. Para mi mala suerte, subir las escaleras corriendo no sirvió de nada, mi habitual torpeza parece que solo se da en momentos en los que no quiero que aparezca. Me regañé mentalmente y pensé positivamente, me mate estudiando anoche así que las probabilidades de que repruebe el examen son muy mínimas. Estaba seguro de que recordaré algo. Cuando llega la hora de repartir los exámenes me puse bastante nervioso y me empezaban a sudar las palmas de las manos, cosa que odiaba que pase al igual que mi corazón, el cual latía desbocado. No entendía mi propia reacción era solo un examen y ya. Había pasado por muchos de estos aunque de este depende mi asignatura. A veces me arrepentía de haber escogido ingeniería pero sabía que sería una carrera muy buena para mi futuro y que algo de dinero me brindaría. Resoplé cuando me pusieron una hoja en mi mesa y pensé en lo estúpido que es hacer un examen para determinar la inteligencia de una persona. A regañadientes, levante mi lápiz y comencé a responder el examen concentrándome del todo en él. Una hora más tarde estábamos saliendo de clase. Mis amigos se reunieron conmigo de inmediato y ya sentía que podía respirar con tranquilidad, la verdad parecía que me hubieran quitado un buen peso de encima. Todas las preguntas que estaban ahí, me las sabía para mi buena suerte por lo que pude resolverlas muy pronto. - Estaba muy difícil. No entendí casi nada de lo que decía ahí - replicó Carter enfurruñado. - quizás si hubieras estudiado hubiera Sido más fácil - le dije con voz ronca. No entendía cómo pretendía que el examen fuera fácil si ni siquiera estudio. Fruncí el ceño y dejé de prestarle atención mientras avanzábamos hacia el bloque B para que nos den clases de álgebra la cual era con la señorita Barner, nunca me ha agradado esa maestra y no es solo por la materia que dictaba sino más bien por su trato hacia los demás. Es muy dura con todos y puede llegar a ser humillatiba en algunos momentos por lo cual había aprendido que debía mantenerme al margen del bullicio de la clase y mantenerme callo en mi asiento. - Jude ¿Para ti fue fácil el examen? - me preguntó Ginger con curiosidad. - sinceramente estaba muy difícil pero como decidí… estudiar - le respondí haciendo énfasis en la última palabra para que Carter lo notara - fue un poco más fácil, solo espero aprobar la asignatura. - y lo harás - me aseguró Stephan. Llegado al salón de álgebra, de inmediato me hundí en mi asiento ya agache la cabeza para que mi mirada y la de la maestra no se cruzaran en la clase y decidiera pasarme al frente. Sería lo peor que me podría pasar hoy ya que tenía pánico escénico y estar frente a toda la clase y hacer un ejercicio matemático no sería una muy buena combinación. Creía que me había salvado de pasar al frente desde cuarto grado cuando me pasaron al frente a recitar un poema y vomité, cosa que fue muy humillante. Cuando finalmente salimos de la hora de álgebra nos dirigimos a la cafetería. Sorprendentemente me moría de hambre así que fui uno de los primeros en salir, espere a mis amigos y los arrastré lo más rápido que pude hacia la cafetería. Solo esperaba que la comida de hoy estuviera deliciosa y no den su engrudo misterioso, para toda la universidad era un misterio los ingredientes de ese engrudo, cosa que solo probé en mi primer día aquí. ¿Quién habrá creado eso? No tenía ni la menor idea pero estaba seguro de que planeaba envenenar a los estudiantes con eso, sabia bastante horrible y el olor ni se diga. Mis amigos y yo hicimos la fila para el almuerzo. Éramos los próximos así que conseguí mí comida rápido y me senté en nuestra mesa habitual. Los demás se me unen y comenzamos a comer mientras hablábamos. - ¿van a ir a la fiesta del sábado? - nos preguntó Stephan emocionado. - ¿Cuál fiesta? – Quiso saber Carter alzando una ceja. - En casa de Emma Heath. Emma Heath era una de las chicas más populares y conocidas en la universidad, pero no era como las chicas que pintan en las películas: una rubia engreída que trataba de destruir todo a su paso. Al contrario Emma, era una chica dulce y encantadora con el pelo n***o y piel morena. Me agradaba bastante, incluso hemos hablado un par de veces. Las suficientes para hacerme creer que era una buena persona. - ¿Nos invitó? - Carter parecía emocionado. - dijo que trajera unos amigos. - ¡Perfecto! - chilló Ginger excitada - es mi oportunidad de conocer algún chico. Todos sonrieron y después voltearon a mirarme mientras me metía un bocado de torta en la boca. Estaba a punto de negarme pero Carter se apresuró a decir: - no aceptaremos un no por respuesta. Tienes que ir - negué con la cabeza. Nos soy alguien que le guste mucho las fiestas porque en primer lugar, yo no bailaba, no es porque no me guste si no porque no se agregándole que era bastante descoordinado. Creía que no tenía ni una pizca de ritmo en el cuerpo y en segundo lugar, yo no bebía alcohol. Nunca lo había hecho y no pensaba hacerlo. - será divertido. No te dejaremos solo Jude - murmuró Stephan haciendo un mohín. Todos me suplicaron y les dije que a lo mejor lo pensaría en estos días. Deje la bandeja junto con las demás y salí de la cafetería en dirección al baño en mi exitoso intento de huida mientras escuchaba como Carter protestaba por mi aparente negativa. En cuanto llegue a baño entre y me lave las manos. Por más que sonara divertida la fiesta no sabía si debía ir. Era claro que en cuanto cruce la puerta de la casa de Emma mis amigos me dejarían solo por irse a buscar con quién enrollarse. A veces pensaba que yo no era normal, jamás he tenido pareja, he besado a algunas chicas pero solo besos inocentes sin nada de morbo, creo que mi deseo s****l aún no se había despertado y para ser sincero, ni siquiera lo necesitaba. Me sonroje por el rumbo que estaban tomando mis pensamientos, me miré en el espejo y me di cuenta de que estaba rojo, fruncí el ceño y salí a toda prisa del baño para ir de nuevo a la cafetería y enfrentarme al ruego de mis amigos para que fuera a la fiesta, pero en el momento en que iba de camino a la cafetería mire la hora en mi teléfono y me percaté de que ya era hora de entrar a mi siguiente clase por lo que cambie bruscamente de rumbo para mi siguiente clase y al hacerlo me tropiezo con alguna piedra invisible en el suelo. Caigo al suelo y me golpeó con fuerza el trasero ¡Mierda! Maldije para mis adentros, trate de levantarme por mi cuenta hasta que sentí una mano que me agarraba del brazo y tiraba de mí hacia arriba. Levante la mirada y me encontré con unos cálidos ojos dorados que me observaban con atención, su mirada era intensa y profunda. Un escalofrío me recorrió la espalda. En ese momento me di cuenta de la fuerza que estaba ejerciendo sobre mi brazo para ayudarme a poner en pie. Sabía que me tendría que pasar algo en algún momento, no haberme caído en las escaleras fue demasiado raro. Observe más detenidamente al chico que tenía al frente y que me había ayudado a sobrellevar mi inevitable caída. Tenía el pelo parecido al color del cobre y estaba alborotado, demasiado alborotado. Era como si no se peinara y dejara que su pelo tomara las direcciones que quisiera y su piel era blanca, pero no tanto como la mía que pareciera que nunca le hubiera llegado la luz del sol. Era más alto que yo por supuesto, ancho de hombros y llevaba una enorme chaqueta café muy abrigadora, una camisa negra y unos vaqueros apretados. En cuanto estoy apoyado al cien por ciento sobre mis pies el chico suelta su agarre de mí brazo. Me sacudo los vaqueros que deseando se ensuciaron. - ¿Estás bien? fue un golpe fuerte - musito y se apresura a sostenerme por los hombros en cuanto comienzo a tambalearme. Sentí que en cualquier momento fuera a volver a caer, me sentía mareado como si hubieran placas tectónicas bajo mis pies ¿Que me estaba pasando? Desconcertado y aturdido lo mire a los ojos y parecían brillar con intensidad, dejándome sin aliento. - No... Es nada. Me suele… suceder- no paraba de tartamudear. ¿Porque? Aparte la mirada en cuanto me dedicó una sonrisa amable. Me soltó y dejo caer sus brazos, haciendo perder el contacto entre los dos. - Te diste un buen golpe ¿seguro que estas bien? – asentí mirándolo fijamente. Fingiendo despreocupación. El chico entonces, pareció reparar en la hora y miro detrás de mi espalda con preocupación - Tengo que irme, te veo luego- me aseguro y se fue y corriendo por el pasillo perdiéndose entre los demás estudiantes. Me dejo perplejo esa pequeña promesa. No creía que nos volvamos a ver, jamás lo había visto en el campus de la universidad así que las posibilidades de volver a verlo son muy, pero muy escasas ¿Quién era ese chico? La curiosidad se apoderó de mí pero no le preste atención al tema. Puede que haya venido por algo o alguien, puede ser eso. Pero de qué no es un estudiante de aquí lo tengo más que seguro. Parpadeo con rapidez y me apresuró a ir a la siguiente clase. Mis amigos ya me tienen guardado un puesto para cuando llego así que me siento y dejó que me bombardeen con sus súplicas para ir a la fiesta. Al parecer mi contestación en la cafetería no les sirvió de mucho y quizá lo agradezco y no pienso en el vergonzoso momento en el que me tropecé en el pasillo y recibí la ayuda de ese chico misterioso de ojos dorados.
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