La última semana para Engla ha sido la peor de su vida. Estar encerrada en esa enorme habitación y ver la luz del día y la noche solo por el enorme ventanal la mata, así como tener que respirar aire fresco estando sentada en esa ventana sin poder tocar el pasto con sus pies desnudos.
Einar es cruel, arrogante, altanero, egocéntrico y el hombre más frío sobre la tierra. Ella no conoce a muchas personas, pero siente que no hay nadie más como ese hombre que está haciendo de su vida una miseria, arrebatándole su libertad.
La sepultura de su padre fue en una noche lluviosa y solitaria. Solo asistieron ella, el pelinegro y el pelirrojo, además de dos hombres que se encargaron del trabajo duro. Ese fue un día sumamente triste para ella y no tuvo ni siquiera una palabra de consuelo. Las únicas palabras que escuchó fueron “Ahora estás sola en el mundo y me perteneces totalmente a mí” aquel cruel hombre la miró a los ojos mientras esas frías palabras salían de su boca.
Para Einar todo es frustrante, Engla es una salvaje y poco deja que se acerque a ella. Quiere poseerla de una maldit4 vez, pero no quiere hacerlo contra su voluntad, no quiere que ella tenga una mala experiencia en su primera vez. Eso sería una vida condenada a abusos, porque desde luego si la prueba por primera vez querrá probarla todo el tiempo, aun cuando ella no quiera, por eso evita a toda costa perder el control y hacerla suya de una vez por todas sin importarle qué. No puede ser estúpid0.
Nancy, tal cual lo dijo Roy, le reclamó a voz en grito lo mal que había hecho al traer a esa chica y mantenerla oculta en la habitación. Einar como siempre no la escuchó y le advirtió que cuidase sus palabras.
Roy, por otra parte, solo se divierte al ver a su amigo sufrir por no tener totalmente lo que desea. Aunque eso implica ver, sufrir y llorar a otras mujeres debido a su esfuerzo por sentirse satisfecho y olvidar lo que no puede tener.
—¡He dicho que te vienes a casa después de clases! —Sentenció con severidad.
—No puedes controlar mi vida, ¡Tengo veinte años! Yo solo quiero salir a tomar un café con mis amigos. —Einar la miró con dureza.
—No tomarás nada con nadie, ¡No me gusta que andes por ahí con esos chavales! —Sus fuertes gritos la estremecieron, días como esos lo 0diaba a muerte.
—¡No eres mi hermano! —Gritó para lastimarlo y funcionó. Einar la miró en silencio por unos segundos y cuando fue capaz de frenar los latidos de su corazón, se acercó a ella con pasos firmes.
—Me convertí cuando tu madre te dejó a mi cargo, así que deja de liármela de una vez. —Nancy contuvo sus lágrimas y la convirtió en furia.
—Te odi0, odi0 esta maldit4 vida, odi0 todo lo que tú me das, odi0 a tus guardas espaldas. ¡Odi0 ser la hija de la mujer que te crío! ¡Odi0 ser esa a la que acogiste por lástima! —Einar cerró sus manos con fuerza en los brazos de Nancy.
—No vuelvas a decir eso nuevamente. Ella fue como mi madre y a ti te amé desde que naciste, no te tengo lástima, solo cuido de ti.
—Me estás lastimando, Einar. —Sollozó.
—Entonces no digas más estupideces. —La soltó con brusquedad. —Das tus clases y al terminar te quiero en casa. No puedes abrirle la puerta a Engla si no es para darle su comida, evita a toda costa hablar con ella. ¿Entendido? —Nancy profundizó su ceño fruncido demostrándole su rencor.
—¿Crees que todos podemos estar bajo tu poder? ¿Crees que eres dueño de todo lo que respira? ¿Crees que por ser un cruel demonio debemos seguir tus estúpid4s órdenes? ¡Esa chica grita hasta el cansancio y tú solo pasas de ella! La estás lastimando, Einar... al igual que a mí. —Einar estiró su saco y peinó su cabello con su mano.
—Nos vemos más tarde. —Se despidió y salió de la habitación sin darle una última mirada. Nancy inició a llorar con frustración, él le ha enseñado a no demostrar debilidad, pero ¿Cómo no demostrar la impotencia de que él jamás se disculpa ni sienta remordimiento por lo que hace?
—Hoy te mueres del coraje Einar Dankworth, no iré a ningún lado. —Furiosa inició a desvestirse, si él la quiere como una cautiva, entonces la tendrá como a una cautiva.
—¿Cómo ha ido todo? —Roy lo miró por el retrovisor una vez puso el coche a andar. —¿Sigue Nancy molesta contigo? —Einar guardó silencio, odi4 discutir de esa manera con ella. —Vale... pero te voy a decir algo, deberías sacar lo que sientes. No es malo demostrar por lo menos un poco. —Lo volvió a mirar y al darse cuenta de que ni siquiera lo estaba escuchando, decidió callar. No vale la pena amargarse por ese gilipollas.
Engla miró el techo blanco de su habitación y suspiró profundamente. La cama es muy cómoda, pero prefiere dormir en el piso, eso le ayuda a recordar su hogar.
Al estirar sus brazos sintió el frío del piso y desvió la mirada. Las baldosas blancas y brillantes lucen igual que el día anterior, nada cambia nunca en esa habitación y los animales nunca se acercan a esa casa.
Como todos los días, se levantó e inició a golpear la puerta con fuerza. Sus manos ya están lastimadas por el constante esfuerzo.
—Por favor... sáquenme de aquí... Por favor... —Los golpes cada vez se hacen más fuertes, ella nunca desiste, aunque las consecuencias terminan con Einar dentro de la habitación gritándole como un maníaco. —Por favor... alguien que me ayude... —Nancy frunció el cejo parada frente a la habitación de la chica. No se escucha nada desde el otro lado, es lo malo de esas habitaciones.
Mordió su labio con fuerza, su curiosidad es tanta que no se siente capaz de pasar otro día sin saber cómo es la chica cautiva en esa habitación.
—Ho... hola. —Casi susurró. —Soy Nancy. —Dijo esta vez con un tono más alto. —Estoy sola y... y... pues solo quiero hacerte compañía. —Engla frunció el cejo y se apartó de la puerta, ha escuchado esa voz antes. Ahora es más calmada y menos llena de furia, pero está segura de que es la misma voz que escuchó antes. —Voy a entrar, pero por favor... no me brinques encima o no vamos a dar de ostias, ¿Vale? —Sacando el aire por la boca, introdujo la llave y lentamente fue abriendo la puerta una vez escuchó el “clic” del seguro.
Engla se mantuvo a la distancia, lista para finalmente ver a un humano hembra. Cuando Nancy finalmente entró a la habitación, Engla de la nada se paró frente a ella sobresaltándola.
—Mierd4. —Engla repitió la palabra que chilló Nancy. Eso le provocó mucha risa a Nancy.
—Qué hermosa eres... —Estiró la mano para tocarle ese pelo tan rubio, pero Engla retrocedió un paso sin dejar de mirarle la mano. —Oye, tranquila, no te haré daño. —La intensidad y la atención con la que Engla la mira la hizo sentir un poco incómoda. Engla camina a su alrededor mirando a la mujer frente a ella. Son muy distintas, aunque en otras cosas muy parecidas.
La mano de Engla se tendió y tocó un poco el pelo n***o y abundante de Nancy, miró su cuerpo despampanante y se preguntó por qué ella no era así.
—Qué distinta. —Susurró, muy confundida, creyó que eran todas iguales. Aunque debió imaginarlo, los machos son todos muy distintos.
—¿Puedes dejar de mirarme así? Estoy por pensar que me harás brochetas y me comerás. —Engla frunció el ceño un poco más.
—Eso es canibalismo. —Nancy la miró con asombro, Einar dijo que era una salvaje. ¿Cómo es que no le gusta el canibalismo?
—Exacto... canibalismo. —Sonrió más relajada. —¿Por qué Einar te trajo aquí? —caminó hasta la cama y se echó en ella. —No creo que tú seas una de esas descerebradas que se tiran a los brazos del demonio solo porque es sexy, adinerado y folla que ni veas... o bueno, eso último lo dicen las chicas. —Carcajeo divertida.
Engla que no conoce ni una de esas palabras, buscó el significado de cada palabra en su cabeza, pero no obtuvo nada. Realmente jamás las había escuchado.
—¿Sexy? ¿Follar? ¿Adinerado? —Alzó las cejas con la última palabra, esa la vio en el libro de economía. —Es una persona millonaria. —Nancy la miró un poco extraño, la tía es rara.
—Sí, es millonario. —Se levantó y se acercó un poco a ella. —¿Es cierto que mordiste a Einar en la boca? —Engla asintió.
—Él quiso hacerme daño, él acercó sus labios a los míos. Yo solo me defendí. —Nancy soltó una sonora carcajada que descolocó más a Engla.
—Mi vida... él solo te quería besar. —Le explicó en medio de la risa. —Pero ni veas lo bien que se siente saber que ese demonio fue rechazado por una chica. —Engla no comprendió absolutamente nada.
—¿Besar? —Nancy paró de reír con mucho esfuerzo.
—¿No sabes lo que es besar? —Engla asintió.
—Mi padre me besaba. —Nancy la miró atónita. —En la cabeza y aquí. —Señaló su frente, eso hizo que Nancy se relajara. —¿Por qué si quería besarme no lo hizo en la cabeza y en la frente? —Nancy vio su oportunidad perfecta para abrirle los ojos de la mejor manera.
—Creo que tengo lo justo para ti... —Se quedó pensativa y recordó a Einar. —Bueno, ya será después. Einar ya estará muy enojado cuando vuelva del trabajo y no es bueno extralimitarse, ¿Quieres algo de comer? —Engla miró la puerta, está harta de comer en esa habitación sola.
—No tengo hambre. —Nancy dejó caer los hombros, la chica no se alimenta debidamente.
—Vamos, estamos solas y podemos bajar a la cocina, pero... prométeme que no intentarás escapar después de sacarme las tripas. —Engla abrió los ojos desmesuradamente.
—Jamás te haría daño, yo no hago daño. —Nancy sonrió, es demasiado inocente para este mundo.
—Muchas gracias por eso. —La tomó de la mano y ambas salieron de la habitación.
Engla lo miró todo con atención, ese lugar es tan enorme que parece un castillo, de esos que vio en los libros de arquitectura. Todo es más hermoso fuera de los libros.
Mientras las chicas hablan y ríen fuera de la habitación, Einar m4ldice una y otra vez mirándolas a través de la pantalla de su computar.
—Tardó mucho en hacerlo. —Roy sonrió sin disimulo. —Sabes cómo es Nancy, odi4 las injusticias.
—Ya, con las otras mujeres no las odia tanto. —Bufó.
—Porque con las otras mujeres no hace falta. Son ellas las que se tiran a tus brazos buscando sus propias desgracias, pero Engla... ella no quiso esto. Tú la tienes encerrada en una habitación y solo entras para gritarle y tratar de seducirla. Por cierto, ¿Tu labio está bien? —Al escuchar el tono burlón de su amigo, lo miró.
—Ya no voy a permitir que veas más a Nancy, ¿Lo estás entendiendo? Pareces un cotilla. —Roy no lo escuchó, su atención está puesta en la pantalla y en sus labios hay una sonrisa burlona. Einar frunció el cejo y giró rápidamente la cabeza para ver la pantalla él también.
—¿Qué coñ0 está haciendo? —Engla coloca todos los paquetes de carne en el piso mientras llora.
—No entiendo por qué son tan crueles con los animales. —Negó llena de dolor. —Matarlos y después guardar los restos de sus carnes en un congelador para comérselos. Eso es cruel. —Nancy, llena de diversión por la escena, asintió.
—Sí, eso es muy cruel. Yo le digo a Einar que no es necesario hacer eso... pero él insiste. —Cuando el llanto de Engla se hizo más intenso y sentimental, la asustó. —Oye, no llores, cálmate. —Se acercó a ella y la abrazó sin saber que más hacer.
—Quiero sepultarlos, no pueden terminar así. Ellos tienen sentimientos... ellos sienten... —Nancy no supo qué hacer o que decir, ¿Acaso no sabe ella que los animales sirven para alimentarse?
—¿A sepultarlos? —Preguntó en un susurro.
—Sí, por favor... ayúdame a enterrarlos en el patio. —Se separó y la miró a los ojos con ruego. —Prometo que no escaparé. —Nancy como primera reacción le pareció algo realmente loco, pero a su mente vino Einar cagándose en todo y le pareció la mejor de las ideas para sacarlo de quicio.
—Vale, vamos al patio trasero. Te ayudaré con esto. —Entre las dos sacaron el montón de paquetes de carne al patio trasero y se dispusieron a abrir los hoyos.
—Búscalas, ¿A dónde se han ido con ese montón de carnes? —Einar no podía creer lo que esas dos estaban haciendo.
—¡No me jod4s! —Roy carcajeó al verlas sacar la carne de los paquetes y enterrarlas. —¡Están sepultando la carne! —Carcajeo hasta quedar sin aire, Einar no daba crédito a lo que estaba viendo. ¿Cómo es posible que esas dos se estén ensañando de esa manera con la carne de primera que tanto le cuesta conseguir?
—Quiero que vayan al patio trasero y encierren a las dos, a cada una en su habitación. —Ordenó furibundo y colgó la llamada. —No puede ser, Nancy me va a volver loco y esa chiquilla… maldit4 sea... esa chiqui... —No dijo más, está tan furioso que solo desea llegar a casa y castigarla cómo es debido.
—Señor Dankworth, es la hora de la junta. Los de la constructora Taylor lo esperan en la sala del piso diez. —La mujer cerró la puerta en cuanto dio la información, ese gesto solo significa una cosa y es que habrá despidos por lo mínimo que se haga mal.
—Yo bajaré a fumarme un cigarro, y oye... tranquilo, tú fuiste quien te buscaste esto. Debiste dejar a esa chica feliz donde estaba. —Riéndose de su amigo, salió del despacho, dejándolo más furioso por sus palabras.
En la mansión, Nancy y Engla fueron encerradas cada una en su habitación. Ambas solas nuevamente no tuvieron más opción que aguantar su cautiverio sin protestar. La lluvia inició y ambos miraron por la ventana la fuerte lluvia.
Engla deseó estar afuera, corriendo y saltando, mientras la lluvia cae sobre su rostro. Deseó sentir el frío entrando por sus pies y deseó que el barro salpicara su ropa. De pronto una idea cruzó su cabeza y una sonrisa cubrió su rostro de oreja a oreja.