Einar bajó del ascensor tan imponente como siempre, sin prestar atención o siquiera asombrarse por la habilidad de su nueva secretaria para mantener en raya a Bellavel, siguió dando sus pasos decididos. La secretaria de manera profesional soporta cada grito y cada amenaza que Bellavel dice contra ella. Einar furioso, pero sin demostrarlo se paró a un lado de las dos mujeres y miró con severidad a la más ofensiva. Bellavel se tensó al sentir esa mirada tan severa contra ella, inmediatamente calló y giró para mirarlo ahora con una sonrisa inocente. —Te he dicho que no le grites a mis empleados ni que te metas a mi empresa sin antes informarme. —Einar recorrió el lugar con la mirada y todos temblaron del miedo. —Tú, tú y tú. —Señaló a tres hombres, dos de ellos seguridades del piso. —Es