LILA
Habían pasado dos semanas desde que habíamos paseado por el barrio. A medida que se acercaba el día de la boda de Logan, sentía que mi odio hacia él se desvanecía, pero volvía con fuerza cuando pensaba en lo que me había hecho. Ethan iba a dejarme, pero yo no quería. Sophie se ofreció a acompañarme, pero yo tampoco lo acepté. Iba a ir sola, con mi bebé. Como iba a estar el resto de mi vida.
Mi teléfono sonó mientras entraba por la puerta. Era un número que no reconocí. Contesté.
—¿Aló?
—Hola, Lila, soy Yesenia.
—¿Yesenia?
—Sí. Tenemos que hablar. ¿Estás libre hoy?
—¿Sobre qué?
—Sobre el logotipo. Voy a enviarte un mensaje con el lugar.
Colgó a toda prisa. Parecía asustada. Creo que alguien se le había acercado. Cinco minutos después, me envió un mensaje. Habíamos quedado en una cafetería cercana en dos horas. Guardé el teléfono en el bolso y tomé el ascensor hacia el hospital.
*
—Señora Claudia, ¿puede ver el género?
El médico sonrió dulcemente.
—Sí, esta vez hemos visto al pequeño travieso. ¿Lista?
Contuve la respiración.
—Sí.
—Vas a tener una hija.
Ah... Mi hija. Mi querida. Iba a ser mi hija. No pude contener las lágrimas. Iba a ser mi hija.
—¿Puedo tomar una foto?
—Por supuesto.
Me entregó la fotografía cuadrada en blanco y n***o que salió de la máquina. Oh, mi niña.
—Muchas gracias, Señora Claudia. Me voy.
—Por supuesto, querida. ¿Estás siguiendo la lista que te di? La cambiaré el mes que viene. La salud es muy importante para ti y para tu bebé.
Ah, la lista. Me olvidé de eso.
—No se preocupe. Me tomo mi salud muy en serio. Que tenga un buen día.
—Buen día.
Tiré la servilleta con la que me había limpiado el gel del estómago en el cubo de basura y salí de la habitación. Tenía que decírselo a Sophie, por supuesto. Se lo habría dicho a Logan de todas formas.
Saqué el móvil con entusiasmo y llamé a Sophie.
—¿Aló, Lila? ¿Lo averiguaste? ¿Cuál es el sexo de mi sobrina?
Me reí para mis adentros y seguí el plan que había trazado en mi cabeza.
—Sophie, no digas sobrino o sobrina, di sobrinos y sobrinas.
—No lo entiendo.
—Te digo que son tres niños y una niña.
—¿Qué carajos? ¿Cuántos son? No entiendo nada.
—Cuatro.
—¿Qué clase de disparo hizo Logan...?
—¡Sophie!
—Lo siento, cariño. Creo que estás bromeando.
—Tres voy a donar y solo me quedaré con mi niña.
—Uf, sigo sin entender. ¿Así que es una niña?
—¡Si!
—Oh, si es una niña. Debería llamarla Sophie... algo apropiado.
—¡Te gustaría! Hablaremos esta noche, querida. Hasta luego.
—Adiós.
Ahora iba hacia la dirección que me había dado Yesenia. De camino desde el hospital, vi una tienda de bebés. Decidí entrar allí.
Llevaba dos bolsas con ropa rosa de bebé en la mano mientras me dirigía al lugar que Yesenia me había descrito. Ella ya estaba allí cuando llegué. Rápidamente me acerqué, dejé las bolsas en el suelo y me senté frente a ella.
—Bienvenida.
—¿De qué querías hablar?
¿Por qué esta chica parece tan buena persona? No puedo odiarla, pero tampoco pensaba mostrarme amigable. Decidí mantenerme fría.
—¿Tomamos algo antes?
—No, no estoy bebiendo. Además, tengo algo de prisa.
—Bueno, iré directo al grano entonces. Mira, Lila, estás embarazada.
—Sí, lo estoy, pero no quiero a Logan ni nada. No soy una barrera entre ustedes dos.
—Ese es exactamente el punto. Así que tienes que detenernos.
—¿Detenerlos? No entiendo.
Y entonces empezó a hablar. Me quedé con la boca abierta. Lo que me dijo me sorprendió mucho, pero por alguna razón me sentí feliz. Cuando terminamos de hablar, solo pude decir:
—Bueno, entonces será como tú quieras. Hasta luego.
—Nos vemos.
Mientras recogía las bolsas, me detuve y me volví hacia Yesenia.
—Yesenia.
—¿Sí?
—No sé por qué, pero desde que te vi por primera vez, sentí algo por ti. Te mereces ser feliz.
—Nuestros sentimientos son mutuos.
Sonrió, y yo también.
*
Cuando llegué a casa, dispuse la ropa de mi hija en la habitación que había preparado. Sophie ya estaba en casa, y le conté todo, incluso lo de Yesenia. Sophie estaba tan sorprendida como yo.
—¿De verdad dijo eso?
—Sí, Sophie, yo tampoco podía creerlo, pero así son las cosas. De todos modos, mi hija tiene hambre. Vamos a comer.
—Oh, mi querida sobrina. ¿Mamá no te da de comer? ¿O es que mamá también tiene hambre y te usa como excusa?
—Sophie, no actúes como si comiera demasiado.
—Déjame decirte algo. Si alguna vez decido tener hijos, me iré a un lugar donde no haya gente.
—¿Qué quieres decir?
—Que no puedo avergonzarme con todo ese peso.
—¿Me acabas de llamar...? ¿Acabas de decirme gorda?
—Nooo... son bromas.
Tomé la almohada que tenía a la mano y se la lancé a la cabeza.
—¡Estoy gordita, ¿vale?!
—Eso lo sé, ya pareces una ballena.
—¡Sophieee!
No pude contenerme y empecé a llorar. ¿De verdad tenía tanto sobrepeso? Bueno, si estoy así en solo tres meses, ¿cómo estaré en nueve? No, no. A Logan no le voy a gustar así. ¡Gorda, gorda, gorda...! Un segundo, Lila, detén esa voz interior. No empieces con Logan. ¿Estás enamorada? ¡Calla, voz interior! No seas ridícula.
—Lila, no llores. Estaba bromeando, de verdad. Mira, sigues igual, no has engordado nada.
—¿Me estás tomando el pelo?
Pero no podía dejar de llorar.
—Oh, no, ¿por qué iba a hacerlo?
En ese momento se abrió la puerta. Sophie continuó hablando.
—Preguntemos a Ethan si no me crees.
Me detuve un segundo y miré a Ethan. Sophie lo llamó.
—Ethan, ven aquí. ¿Crees que Lila tiene sobrepeso?
Ethan se acercó, me miró y luego sonrió con picardía.
—Sí.
—¡Yaaa!
Oh, empecé a llorar de nuevo. Estas malditas hormonas...
*
Faltaban solo cinco días para la boda de Logan. Yo estaba en la empresa, organizando archivos. Me habían encargado encontrar un expediente de un empleado del año pasado. Por supuesto, Logan me había dado esta ridícula tarea. Aunque yo era la asistente de Ethan, tenía que hacer lo que él dijera porque él era el jefe.
Me aburrí con los archivos y salí de la habitación. Ahora mi barriga era evidente, y la gente sabía que no estaba casada. Pero no tenía nada que decir. Bajé las escaleras y entré en la sala de archivos. El aire estaba tan sucio que no pude evitar toser.
—¡Maldita sea! ¿Alguien limpia este lugar? No me extraña que ese bastardo de Logan me diera este trabajo.
Había telarañas por todas partes. ¿Era esto una broma? ¿Cómo un conglomerado así podía tener un archivo tan sucio? Me abrí paso con dificultad y encontré unos cajones etiquetados. Uno decía "Licitaciones", otro "Proyectos". Finalmente, llegué al de "Empleados". Cuando lo abrí, había un montón de expedientes. Empecé a buscar, pero no estaba. ¿Qué es esto que tengo en la mano? ¡Era una araña! Grité, me tiré hacia atrás y caí al suelo. Pero cuando caí, golpeé algo... algo duro. Espera, ¿por qué respiraba esa cosa dura?
—¡Cálmate, Lila!
Me levanté rápidamente, tomé un bate y me di la vuelta lista para golpear, pero una mano lo detuvo. ¿De quién era la mano? Logan, por supuesto.
—¡Tú! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Sabes lo asustada que estaba?
Él estaba tranquilo.
—No quise asustarte. Solo...
—¿Solo qué?
—Quería buscar algo en el archivo.
—¡Claro que sí! ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Desde que te oí decir "bastardo Logan".
Mis ojos se abrieron.
—Entonces yo...
—Lila, es la primera vez que dices eso. Has dicho cosas peores. De todos modos, salgamos de este lugar asqueroso.
—¿Y el archivo?
Se dio la vuelta, me miró y me guiñó un ojo. No podía creerlo.
—Me engañaste. No había ningún archivo, ¿verdad?
—Me preguntaba cuándo te darías cuenta.