Pasaron días hasta que la situación de Adam se estabilizó, todos estábamos muy nerviosos y mamá no dejaba de llorar, tanto por la muerte de nuestros amigos, como por la situación delicada de Adam. Ya despertaba, necesitaba mucho reposo, el doctor recomendó no decirle nada sobre sus padres y que solo entrara alguien muy cercano a él, para evitar alarmarlo o que él se sintiera presionado de alguna manera, no podía alterarse en lo más mínimo. Yo era la indicada. Era la única que entraba a verlo mientras estaba despierto, mamá, papá y mis hermanos lo veían cuando estaba durmiendo o inconsciente. Me daba miedo aquella pregunta que él me hacía con tanta frecuencia, pues yo no quería ser quien la respondiera. Su cara aún estaba muy maltratada y sus ojos hinchados, aunque ya no tanto. Ten