La apuesta
Josephine Joyce era la menor de cuatro hermanos que resaltaban por ser problemáticos además de por sus atractivos físicos y aquel don magnifico para las conquistas, a raíz de eso era difícil que un chico se le acercara, por temor a sus hermanos con aquella fama. Sin embargo, cuando ella entró a la universidad, solo quedaba uno de ellos y ese era su último año.
Pasó desapercibida durante ese tiempo, pero cuando Justin terminó su carrera, Josephine logró resaltar, ya no solo por su inteligencia.
Si creen que la típica chica lista debe de usar faldas largas y ropa holgada para identificarse como la lista, con Josephine no se aplicaba eso. Su cabellera pelirroja era muy llamativa, tanto como su atractiva figura y su forma elegante, y un poco sensual de vestir. Amaba la moda y todo lo que usaba era de diseñador.
Pensó que al su hermano ya no estar en la universidad todo iba a cambiar, pero era muy lista como para gustarle a los chicos.
Sin embargo a ella sí le gustaban dos de ellos, iban en el mismo año y en la misma carrera.
El primero era el popular y carismático Niall Gibson, sus hombros anchos y sonrisa deslumbrante tenían un poco boba a Josephine, pero también a muchas otras chicas, aunque lo consideraba algo “bruto” y eso no le agradaba mucho, pero seguía gustándole, era su primer candidato.
El segundo era Travis, el sensual y coqueto Travis Becker. Este era más inteligente pero algo arrogante, quizás muy creído, al menos ante los ojos de los demás. Tenía cierto llamativo ante Josephine, quizás era su sensualidad o su forma misteriosa de ser, a lo mejor le gustaba la manera en la que él solo ignoraba a todos o aquellas miradas que ambos se daban.
Pero…a Travis le gustaba Josephine y Niall solo tenía deseos de jugar y así lo hizo.
Mientras Travis no tenía la menor idea de que él también le gustaba a Josephine, Niall sí se dio cuenta de que ella lo observaba y, aunque al principio no fue planeado, comenzaron a charlar, compartieron número y este le dijo que no tenía novia, cuando sí era cierto.
Charlaban cada noche, pasaban horas al teléfono mientras en la universidad no se dirigían la palabra, porque él había dicho que tenían que ser discretos ¿por qué? Josephine no preguntó y solo aceptó.
Josephine pensaba que lo conocía, tenía confianza con él luego de semanas y semanas de charla, hasta que en una de esas charlas el tema se subió de tono y se tocó cosas más intimas, donde Josephine confesó que era virgen.
El premio gordo.
Así que, el sádico Niall planeó quitarle la virginidad a la “genio” de Josephine, solo que aquello no era un secreto.
Todo el aula sabía que eso iba a pasar allí, aunque se reducía un poco al círculo de Niall, que era bastante amplio, excluyendo solo a unos pocos del grupo.
Sin embargo, el día de la fiesta llegó y…Travis se enteró de lo que iba a pasar con la chica que le gustaba. No era una gran fiesta, en su mayoría habían personas de la misma carrera, compañeros de clase y uno que otros amigos de los invitados, podría haber un total de sesenta a setenta personas, entre la casa, el patio y la piscina. Mucho alcohol y jóvenes a esperas de un espectáculo.
Jojo, como sus hermanos le decían a Josephine, estaba bailando junto a Niall cuando él tomó su mano y luego de unos largos y acalorados a besos, subió las escaleras con ella, tomada y algo atontada con la atención que Niall le daba.
Durante aquella noche había tomado mucha cerveza para apaciguar sus nervios.
Estaba cayendo en el juego.
En aquella habitación los besos eran muy ardientes y las manos de Niall muy traviesas para la virgen Jojo, su cabeza daba vueltas y solo sabía que aquellas malintencionadas caricias se sentían bien, los besos en el cuello, su mano sobre su trasero o cuando sostenía sus pechos; pero de pronto la puerta fue abierta, estando Jojo sin sostén y algo ebria, Niall sobre ella y un preservativo sin abrir en los labios del joven.
Era Travis.
Cruzó la habitación hecho una furia y tiró a Niall de la cama, buscó la blusa de Jojo mientras ella cubría sus pechos y no salía del asombro ante la interrupción de Travis. Vio aquella diminuta tela que parecía ser la blusa y la ayudó a ponérsela, sin poder evitar ver una tatuaje que iba desde la parte baja de su espalda, hasta subir un poco por su costado derecho, fue una vista muy fugaz y no distinguió si eran mariposas o estrellas. Al sacar su cabellera de la blusa, notó otro que bajaba por su cuello, allí sí vio claramente que eran mariposas.
Tomó su mano y la ayudó a salir, mientras Niall veía como Travis se la llevaba.
Cuando salieron de aquella habitación, todos estaban atentos, viendo que Travis se la llevaba, sin poder Niall completar su misión.
Una ebria Jojo lo seguía sin quejarse, hasta salir de allí.
—¡¿Por qué eres tan estúpida?!—preguntó con brusquedad tomando los hombros de Jojo. Esta comenzó a llorar sin saber lo que pasaba o porqué Travis la había sacado así de la habitación. Levantó su rostro lleno de lágrimas hacia aquel joven.
—Quiero ir a mi casa.—pidió con tristeza.
Él tomó la mano de ella y la llevó hasta su coche, pero desde que Jojo se colocó el cinturón, quedó dormida.
—Tiene que ser una broma.—murmuró enojado ante todo.
¿Dónde vivía?
¿Dónde quedaba su casa o en qué residencia se quedaba Josephine Joyce? Eran las preguntas que se hacía Travis, sin tener respuestas a ninguna de ellas.
Al ser tarde y no saber dónde dejar a la joven ebria, decidió llevarla a su casa, un pequeño apartamento que compartía con un compañero.
La llevó entre sus brazos y la dejó en su cama.
—¿En qué lío me he metido?—dijo sentado en la cama con el cuerpo de Jojo cubriendo parte de esta. No podía creer que Niall hizo aquello y que nadie dijo nada a Jojo o que ella no sospechó.—Una maldita apuesta.
Se acostó a su lado, dejando una almohada por en medio y se durmió.
Al llegar la mañana, Travis notó que Jojo no estaba allí, lo que le pareció un alivio, pues no quería tener que estar explicando nada y que ella malinterpretara la situación. Ni siquiera se había enterado de cuándo se fue.
Pero…cuando llegó la hora de la primera clase, muchos rostros se mostraron sorprendidos al ver lo que había en el aula.
Un enorme cartel con tres rostros, Travis, Niall y Josephine.
“La chica apuesta.
Felicidades, Travis. ¡Ganaste! ¡La llevaste a la cama!”
Estaba aquello frente al pizarrón.
¿Una broma pesada?
¿Había sido Niall?
Sentada en una esquina, donde siempre, Jojo esperaba a que todos entraran, viendo fijamente aquel cartel.
Justo cuando llegó el profesor fue cuando ya estaban todos, por lo que Jojo pidió unos minutos para hablar con sus compañeros.
—¡¿Quién diablos hizo esto?!—la joven estaba de pie ante ellos, observando dos rostros, Travis y Niall. Ella no estaba segura de lo que pasó pero sabía que no tuvo sexo con ninguno de los dos, seguía siendo virgen. Sin embargo, decían que los dos chicos que le gustaban estaban involucrados en la apuesta.
—Travis ganó.—murmuró uno de sus compañeros, indicando que ella se había acostado con él.
—Había una puesta.—una chica se puso de pie, solo para explicar lo que Jojo no entendía. Solo lo hizo porque quería que su día en la universidad continuara con normalidad y sin la llamativa presencia del suceso de Jojo y aquellos dos galanes.—Alguien apostó que en esa fiesta te acostarías con uno de ellos dos. Después de todos son los más guapos del curso, tu eres un nueve, ellos son un diez. ¿Con quién más saldría la genio Jojo?—hablaba con fastidio en la voz.—Pues con uno de los dos. Así que ganó Travis. ¿Listo? Déjanos continuar con la clase, habemos algunas chicas que sí venimos a estudiar y a esforzarnos porque no lo tenemos todo y no perdemos el tiempo viendo con cuál de los dos perdemos la virginidad. Sienta tu trasero, sabiendo que no eres tan lista y déjanos seguir con la clase.—todos comenzaron a aplaudir cuando la chica terminó de hablar. Travis llevó su cabeza sobre su mochila y Niall fingió que no la veía.
Jojo tomó asiento, decepcionada de ambos.
Uno había hablado con ella durante meses, siendo cercanos y ella sintiéndose cada vez más atraída por él y el otro simplemente la ignoró todo ese tiempo.
¿Cómo era posible que se unieron para una apuesta?
¿Qué le había hecho ella como para merecer eso? ¿Por qué sus compañeros la trataron de aquella manera y no dijeron nada?
Jojo tomó sus cosas y salió de la clase que apenas esta comenzando.
Travis salió tras ella para explicarle que él no tuvo nada que ver.
—Espera, Josephine.—la detuvo, tocando su brazo izquierdo pero cuando Jojo se dio la vuelta, recibió a Travis con una cachetada en la mejilla.
—¡No te atrevas a tocarme otra vez!—estaba llorando.—Eres un maldito desgraciando, igual que Niall.
—¿Pero de qué diablos hablas?—tocaba su mejilla golpeada.—Anoche lo que hice fue salvarte de que no cometieras esa locura con Niall y menos ebria. Lo único estúpido que hice fue llevarte a mi habitación porque no sabía dónde te quedabas tú.
—¡Ay, sí! ¡Cómo no! Me sacaste de allí porque ibas a perder la puesta.—decía muy convencida.
—¡No hice ninguna apuesta! Me enteré de ella y fui para detenerte, pero estabas muy ebria y a punto de hacerlo. ¡Deberías de agradecerme!
—¡Pues gracias! ¡Maldito idiota! Como si yo fuera la que estuviera en deuda contigo. ¡Son unos malditos estúpidos.
Enojado, Travis decidió no seguir razonando con ella porque vio que sería imposible.
—¿Soy un estúpido? ¡¿Quién es la tonta que se emborracha y se mete a la cama con el primero? ¡Tú eres la idiota!—se dio la vuelta para marcharse, a lo que Jojo tiró su bolso en la cabeza de Travis, corrió hacia él y le empujó por el pecho soltando golpes allí. Confundido con lo que pasaba y la acción de la señorita Joyce, Travis comenzó a reír, a reír a carcajadas.—¡No imaginé que fueras tan loca!—con ambas manos la empujó por sus hombros hasta llevarla a una pared, sujetó sus manos para que no lo golpearan y la salvaje pelirroja no dejaba de moverse, hasta que solo se cansó.
En los pasillos desiertos de la universidad, solo estaban ellos dos y la respiración agitada de Jojo por todos sus esfuerzos.
—Suéltame.—pidió con más calma. Sintió el cuerpo de él muy cerca del suyo, podía oler el aroma de su cuerpo.
Travis se quedó observando su rostro, nunca la había visto tan de cerca o en este estado. Sobre sus mejillas había una capa de pecas que la adornaban hasta subir por su nariz y aquellos ojos azules lucían muy bellos con su rostro, siguió sujetándola mientras se acercaba a su rostro.
«¿La voy a besar?» Se preguntaba.
Era lo que quería hacer justo en aquel momento.
«Está muy cerca de mi, su cuerpo me aprisiona y sus manos no me dejan moverme. ¿Por qué mi corazón salta de este modo? ¿Es por Travis? ¿Me va a besar?» Las mejillas de Jojo se fueron tornando muy coloradas cuanto más cerca estaba, cerró sus ojos y se preparó para aquel beso, pero los labios de Travis nunca llegaron a los suyos.
Soltó sus hombros y se alejó de ella, retrocediendo varios pasos.
Cuando Jojo abrió los ojos, Travis estaba frente a ella, cruzado de brazos y con una enorme sonrisa.
—¿Por qué no me besaste?—preguntó todavía con un sonrojo. Estaba convencida de que eso era lo que él iba hacer.
—Porque soy un estúpido y un idiota pero no besaría a una loca. Además de que me golpeaste dos veces, Josephine. Ahora veo tu verdadera cara, ¿dónde está la dulce chica? Ah, es que no eres nada dulce. Vi los tatuajes que tienes, ya se que solo eres una fachada, me has mostrado tu cara..—ella se acercó a él peligrosamente, pero Travis no alcanzó a retroceder. Jojo lo pisó con fuerzas y al él bajar su rostro, ella lo tomó entre sus manos y arremetió contra sus labios, besándolo.
Se apoderó de ellos con prisa y muchas ganas de aquel beso, sujetando el rostro de Travis por si él intentaba detenerlo. El beso que empezó siendo forzado, se convirtió en un suave baile entre esos labios que se acarician.
—Pues esta loca te acaba de besar.—se alejó nuevamente de él y tomó sus cosas, marchándose bajo la mirada de Travis.
Lo había dejado mudo.
—¡No siempre tendrás la última palabra, Josephine Joyce!—le gritó, viendo como se marchaba. Tocó sus labios, saboreando el sabor que ella había dejado sobre ellos.
El resto del semestre, siendo ese el último, Jojo y Travis se la pasaron en una interminable disputa por todo, como si de dos enemigos se tratase, mientras en el interior de ambos iba creciendo aquel sentimiento que no se confesaba, tensión y una que otra escena comprometedora.
¿Qué iban hacer si ya se acercaba la graduación y aún no admitían lo que sentían?
Ambos tomarían caminos separados luego de la universidad.
¿Podrían volver a encontrarse?