Capítulo 15

1350 Words
Entro despacio en el gran despacho de Izayoi Taisho. Ella levanta la vista de su ordenado para regalarme una maternal sonrisa que me hace sentir mejor. Estoy nerviosa sobre lo que le diré y espero que ella me ayude. —¿A qué se debe tu visita Kagome? —Me pregunta prestándome atención. —Bueno, yo necesito un favor — le digo respirando hondo. —¿Cuál? —Sus ojos me analizan. —Necesito el dinero extra que me gané por los de los diseños junto a su hijo — le digo sin titubear por primera vez — sé que falta una semana para que lo depositen, pero lo necesito ahora, por favor — ella sonríe. —Claro, te lo deposito ahora mismo — respiro con alivio — hoy es tu día libre, anda, ve a divertirte — me dice con una sonrisa. —De verdad, muchas gracias — me levanto un poco más confiada — gracias — le digo para salir de la oficina. Me encuentro a Midoriko parada frente a mí con una sonrisa extendida en el rostro. —Diseñadora y su gusto por la moda es horrible — me dice. La ignoro hasta que su mano me agarra con fuerza — ¿en qué país está Inuyasha? —Me pregunta y me acobardo. —No lo sé — ella me suelta. —Me entero que mientes y puedes despedirte de su maldito empleo mosquita muerta — me alejo respirando mejor. Ha pasado un mes desde que Inuyasha se marchó con Naraku y mi cambio ha sido un poco notorio. Veo diario a una psicóloga ya que Naraku no está y me gustan los resultados que estoy obteniendo. Ya no estoy sintiendo ese miedo que me carcomía cuando cualquier hombre se me acercaba. Me siento con más confianza sobre mi misma. Mi psicóloga es muy buena y me ayuda. Aunque el tema más difícil es tocar las violaciones. Todavía no he terminado de contarte todo, paso a paso. Mi teléfono vibra y esa es la señal del dinero en mi cuenta. Subo a mi coche y mis manos tiemblan nerviosas. Conduzco sabiendo a donde voy a ir ya pesar de tener miedo, debo hacer esto. Cuando Naraku vuelva no va a encontrar a la misma mujer que maltrataba, violaba y destruye. Yo voy a cambiar las reglas de este infierno, de esta condena que p**o sin razón. Él me dijo que estaría dos meses más fuera y eso me ayuda. Tengo más tiempo para mejorar y ponerle fin al ciclo en el que he vivido. Me siento con más confianza sobre mi misma, estoy descubriendo gracias al grupo de ayuda, Sango y mi psicóloga que valgo más de lo que Naraku me hizo creer, yo valgo mucho más. Ellos me han hecho entender que yo no provocaba que él me golpee. Naraku es un maltratador, alguien a quien simplemente le satisface tenerme como su saco de boxeo y ya no más. Pienso ponerle un alto definitivo a todo esto. Años, son años en lo que he sufrido en silencio. Pienso recurrir a todo para ponerlo tras las rejas a ese maldito hombre. Él solo llegó a mi vida para cambiar todo lo colorido que tenía a solo blanco y n***o. Secarme como a una rosa. Lo odio, lo odio. No me doy cuenta que una lágrima baja por mi mejilla y respiro hondo. ¿Podré mejorar mucho en tres meses? No lo sé, pero estoy poniendo de mi parte para que todo funcione y salir de este atajo. Ninguna mujer debe sufrir violencia domestica ni abuso s****l. Es tu pareja, sí, pero cuando dices NO es un NO. Si tu pareja no le importa eso es violación, no importa nada, es violación porque fue en contra de lo que querías, de tu voluntad. Llegué a creer que era normal, pero no lo es, es violación y mi psicóloga me ayudó a comprenderlo. No la necesito porque estoy loca, la necesito porque ella se especializó para ayudar a personas como yo. Muchas mujeres no recurren a buscar ayuda por temor a como la cataloguen. Yo tengo miedo cuando la bomba explote, pero prefiero que me cataloguen a seguir sufriendo abusos y golpes. No quiero eso para mi vida. Llego al lugar y mis ojos se inundan de lágrimas. Bajo y camino en el pequeño jardín, suspiro con nervios y toco el timbre antes de que me arrepienta y salga corriendo de aquí. Escucho pasos antes de que la puerta se abra y una figura que conozco bien aparezca frente a mí. Sus ojos se llenan de lágrimas y yo siento mis mejillas mojadas. Sus ojos del mismo color de los míos me miran con una tristeza que también tiene rastros de felicidad y emoción. Su cabello va recogido en un moño y lleva un delantal lo que me da a entender que estaba cocinando. —Mamá—susurro con voz ahogada. Ella suelta la puerta y me salta encima. —Kagome, hija—susurra llorando mis sollozos se hacen fuertes. Años sin ver a mi madre, me siento en casa, me siento feliz por primera vez. Sus brazos me envuelven con fuerza mientras dejo que las lágrimas bajen con libertad. Por primera vez mis lágrimas no son de dolor, no son de frustración. Por primera vez mis lágrimas son de felicidad, estoy abrazando a mi madre. La mujer que más amo, la mujer que adoro con todas mis fuerzas. —Dios mío—susurro aspirando su olor en busca de tranquilizarme. —Hija, dios mío, te tengo de frente—me besa la frente de manera maternal. —¿Quién es mamá?—un niño que ahora tiene 13 años aparece frente a mí. —Sota—susurro mirándolo con fascinación. —¿Kagome?—sus ojos se llenan de lágrimas. —¿Puedo pasar?—pregunto a mi madre. —Eso no debes de preguntarlo, sabes que esta es tu casa hija—sonrío feliz y entro. Abrazo a mi hermano llorando. Mi madre se nos une en el abrazo familiar que acaba de calmar los gritos de dolor a los que se aferraba mi corazón. Mi familia, me doy cuenta que solo los he necesitado a ellos todo este tiempo, nada más que a ellos. —Los extrañe—susurro sintiendo sus cuerpos contra el mío. No es un sueño. De verdad los estoy abrazando. Inuyasha —Naraku—lo llamo e inmediatamente él aparece con una sonrisa. —¿Pasa algo?—pregunta sentándose en mi cama. —Acabo de ayudar a mi madre en el cierre de un negocio aquí por lo cual me quedare más tiempo del que te dije—él hace una mueca—si te quieres ir lo entiendo, pero creo que voy a durar en total cuatro meses más. Llegaré para el desfile de moda que mi madre está preparando—le anuncio dejando la laptop a un lado. Ya hice la videoconferencia. —Entonces me quedo contigo aquí—me sonríe. —¿Y tu esposa?—le pregunto. —Kagome lo entenderá, ella es muy compresiva—asiento y mi teléfono suena—te dejo—él sale y yo me acuesto en mi cama contestando. —Taisho—escucho una respiración. —Hola, Inuyasha—la voz de Midoriko causa que mi cuerpo se tense. —¿Cómo conseguiste mi nuevo número?—le pregunto molesto. —Sabes que tengo mis contactos—su voz suena seductora—quiero saber dónde estás Inuyasha. Quiero recordar viejos tiempos contigo—respiro fuerte. —Yo no tengo nada que recordar de ti Midoriko, adiós—cuelgo y lanzo el teléfono lejos. Me siento un asco de persona. No quiero volver, todavía Kagome sigue en mi mente dios mío, ¿Qué demonios me hizo esa mujer? He salido con modelos hermosas, he tenido sexo fantástico con muchas de ellas. He tenido un montón de mujeres y mis ojos se fijan en la mujer de mi amigo. ¿Por qué es prohibida? Creo que es la única respuesta. Me gusta el peligro, pero también es esta necesidad de protegerla. No entiendo de que la debo proteger si no hay nada que le haga daño, pero sus ojos a veces son tan apagados que da la certeza de que sufre algo muy fuerte. Un mes sin verla, sin escuchar su risa, sin ver esos impresionantes ojos chocolates. La quiero, necesito a Kagome en mi vida devuelta, pero sé que hago lo correcto, aunque me robé a su esposo por este tiempo que llevo aquí. Necesito mantenerlo alejado de Kagome hasta que esta locura de amarla salga de mi cabeza. Estoy trabajando en abrir una tienda de moda de mi madre en ese país. Ya conozco a unos socios perfectos que me ayudaran. Este proyecto es lo único que me mantiene por un rato lejos de pensar en cierta azabache con ojos chocolates. —Inuyasha, estas jodido — susurro — muy jodido — cierro los ojos.
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