Capítulo 18

1393 Words
—Kagome debes conocerlo — asegura Sango y me río de ella. Esta muy emocionada con su nuevo novio con el cual lleva ya tres semanas. —Sango, creo que tu deberías ir sola — ella niega con una sonrisa. —Le he hablado de ti y quiere conocerte — me dice jaloneándome fuera del despacho luego de nuestro turno. —Sango — imploro y ella bufa. —Además, él es el abogado del cual te comenté — la miro con los ojos abiertos. —¿Por qué seguimos aquí? —Pregunto y ella sonríe. —Por cierto, esa mujer no deja de mirarte mal, creo que debes tener cuidado con ella — miro disimuladamente y se trata de Midoriko. —No sé qué quiere esa mujer conmigo — ella se encoje de hombros. —Solo cuídate, parece peligrosa — caminamos hasta su coche. Ya es el final de un largo día laboral ya pesar de que muero de cansancio, debo conocer el hombre que me ayudará a divorciarme de Naraku. Si, Naraku y yo estamos legalmente casados y eso es algo que detesto, ni llevo el anillo. Sango estuvo tratando mi caso con él, ella es quien le ha estado hablando, sobre todo, exceptuando las violaciones porque aún me da miedo admitirlo en voz alta. Ese terror a que me juzguen y no me crean está en mi mente y aunque visite a mi psicóloga, sigue latente dentro. Creo que eso es uno de los miedos más grandes que debo superar. Llegamos a un bonito restaurante y nos quedamos en silencio. —Nunca me comentaste que mi abogado es tu novio — digo con el ceño fruncido. —Supongo que se me olvidó, vamos, él es un encanto de hombre — hay veces en las que me siento mala amiga. Mirar la felicidad de Sango me hace sentir envidia. Sí, porque jamás podre comportarme de ese modo nuevamente. Puede que sane, pero las cicatrices no me dejaran confiar plenamente en otro hombre jamás. Siempre estará esa pequeña duda de si él es igual a Naraku. Siempre estará esa pregunta, aunque sea de manera inconsciente. Desde pequeña tuve un sueño de conocer el amor de mi vida, pero del único que pensé enamorarme fue de Naraku y resultó ser un enfermo mental que abusa de las mujeres y les pega. No comprendo su obsesión conmigo. Hay muchas mujeres. ¿Por qué yo? ¿Por qué golpearme y abusar de mí? Son preguntas que siempre he deseado hacerle, pero que tengo miedo de cual forma él podría responderme. Sango y yo ingresamos en el bonito lugar y ella mira en busca de lo que supongo es su novio. Al verlo sonríe complacida y caminamos. Al estar frente a la mesa y el chico levantar la mirada mis ojos se abren y siento que palidezco. Me mareo y todo ese miedo sale a flote. —Kagome—dice el amigo de Naraku mirándome con los ojos abiertos. Siento nauseas, tengo miedo, mis manos sudan. Naraku sabrá todo. Todo lo que he hecho ha sido en vano. Naraku me va a matar. Tengo miedo. —Dios mío Kagome, estás blanca como un papel—ella me ayuda a sentarme y trato de recordar lo que me dijo Yuka que haga en estos casos, pero estoy bloqueada. En todo lo que puedo pensar es en Naraku, es como si ya sintiera todos los golpes que voy a recibir. Como si mi cuerpo ya supiera la rutina de maltrato. —Él me matará—murmuro con los ojos como platos. Todavía no me puedo enfrentar a Naraku. No estoy bien de mi estado mental aún. Pero siguiendo los consejos de Yuka me voy tranquilizando de a poco. —¿Quieres agua cariño?—me pregunta Sango con afecto y suavidad. —Si—susurro y ella lo hace rápidamente. Cuando estoy más tranquila me encuentro la mirada sorprendida de Miroku. Recuerdo que él fue a mi casa. Lo recuerdo perfectamente. —¿Estas mejor Kagome?—me pregunta suavemente. —Sí, yo estoy mejor—digo tratando de tragar el nudo que amenaza con asfixiar mi garganta. —Bien, Sango me comentó la situación entre tu esposo y tú—me dice. —¿Ustedes se conocen?—pregunta Sango confundida. —Él es amigo de Naraku—Sango se levanta de la silla mirándolo horrorizada. —Te juro que no tenía idea de lo que le hacía, Sango—él me mira y parece que dice la verdad—nunca me habría pasado por la cabeza que él te maltratara Kagome, lo siento mucho. Naraku es mi amigo, pero siempre habla maravillas de ti ¿Cómo me iba a imaginar todo esto?—pregunta con horror. —No te disculpes, se cuan buen actor es—le contesto—además, solo me viste algunas veces de manera superficial—él asiente—pero no le digas nada de esto. Él me mataría si descubre que quiero dejarlo—me mira a los ojos. —Cuenta conmigo Kagome, haré todo para que no tengas que lidiar con él. Si tenemos pruebas podemos—él se queda en silencio cerrando los ojos—podemos enviarlo a la cárcel—termina de decir con un toque de pesar. —¿Lo quieres?—pregunto en pánico. —Han sido años de amistad, no te lo voy a negar, le tengo mucho cariño—asiento despacio—pero Sango me habló de tu caso mucho antes de conocernos. Ella estaba buscando ayuda legal para una amiga, que ahora sé que eres tú. supongo que nunca he conocido a una persona que se preocupe tanto por una amiga como ella—la mira con amor—eso fue lo que me llevo a invitarle a una cita—Sango sonríe completamente perdida en la mirada de Miroku. —¿Qué debo hacer?—pregunto lamiendo mis labios. —Decirme todo lo que has pasado en estos años—asiento despacio y lo miro seria. —¿Me ayudarás?—pregunto y él asiente. —Haré hasta lo imposible para que puedas estar lejos de Naraku. Solo necesito que me prometas que de verdad vas a luchar, no quiero miedos, quiero valor—me sonríe de manera cálida. —Gracias, no solamente por esto, gracias por darle felicidad a una de las personas más importantes de mi vida—le digo mirando a Sango. —Yo con mucho placer lo hago—ella le da un castro beso. —Por cierto, estás invitado al desfile de la empresa. Kagome se lleva el crédito al ser la empleada estrella de la señora Izayoi—dice Sango feliz. —¿Tú eres la empleada estrella de Izayoi?—dice con los ojos abiertos. —Sí, ¿pasa algo?—él niega con una sonrisa tensa. —Vamos a trabajar—me dice aun con una mirada extraña. —Bien—susurro despacio. Inuyasha —¿Vas a salir?—miro a Naraku extraño, últimamente está muy misterioso con la chica que se está enrollando más. Suspiro apagando la tele. —Sí, hoy llego en la madrugada. Tengo terminar algunas cosas y resolver otras—el levanta su pulga. —Buena suerte con eso—me asegura. —Me voy en un rato—me levanto buscando mi teléfono. Cuando lo encuentro veo cinco mensajes de Miroku. Tenemos que hablar Inuyasha Responde joder Está demente ¿En qué demonios estabas pensando? Responde cuando veas esto Mi ceño se frunce al ver los mensajes. Mi celular se apaga por falta de batería antes de que pueda responderle. Lo conecto al cargador buscando los documentos que necesito utilizar. Miro el techo. Estoy muy cansado. Pase casi toda la noche resolviendo el caso de mi madre que parece ponerse más complejo cada día. Pasé la noche analizando todo y calculando. Estoy agotado, pero el viaje que debo dar en coche es largo. Entro y me doy una ducha sintiéndome renovado nuevamente. Me coloco la ropa y termino. Busco mi celular saliendo del departamento. Cuando estoy en el estacionamiento le marco a Miroku y pongo el celular en alta voz. Él no contesta. En mi camino disfruto algunas canciones que suenan en la radio preguntándome qué le pasa a Miroku. Por los mensajes creo que me está odiando en este momento y no se la razón de su enojo. Mi celular suena y lo tomo. Detengo el coche un momento y pongo el celular en alta voz para luego seguir conduciendo. —Inuyasha—la voz de Miroku esta seria. —¿Si?—pregunto mirando el semáforo en espera de que cambie. —¿Cómo te interesaste en la mujer de Naraku?—si el coche no estuviera detenido puedo jurar que tendría un accidente. —¿De qué hablas?—pregunto nervioso. —No me jodas Inuyasha—respira agitado—ya sé que Kagome es la empleada estrella de tu madre, este mundo es algo jodido. ¿Por qué no me dijiste nada?—pregunta y me siento culpable, él es mi mejor amigo. —Porque todo es tan confuso para mí—murmuro continuando mi andar cuando el semáforo cambia. —Mierda—escucho que esta cabreado—se algo que podría cambiar todo, pero es confidencial, solo te digo que, si tienes buenas intenciones luches por ella, pero si solo es querer revolcarte con ella olvídala, ella no necesita más mierda en su vida—mi ceño se frunce. —No entiendo nada, Miroku—murmuro confundido—¿Por qué hablas como si la conoces de toda la vida?—no evito la molestia en mi voz. —Solo sigue mi consejo Inuyasha y una última cosa—hace una pausa—no confíes en Naraku, ya no conozco a quien dice ser nuestro amigo—cuelga dejándome bastante confundido. ¿Qué está pasando?
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