El corazón de Nozel se alteró de la emoción por esa petición, ni él mismo comprendió su reacción, si bien trata al hijo de su mejor amigo, ser padre nunca fue una opción para él, pero que esa pequeña pelirroja de ojos grises y seria se lo pida es algo que lo llena demasiado. ―¿Qué? ―Preguntó para estar seguro. ―Quiero que seas mi papi. ―Sonrió esta vez. ―Yo no tengo uno y papi Fer no está. ―Frunció el ceño. ―Además, tengo los ojos iguales a los tuyos, mira. ―Se los señaló y parpadeó varias veces provocando una oleada de ternura en Nozel. ―No me gusta hablar mucho y soy amargada como tú, además… ―Se encogió de hombros. ―Escuché decir a mamá que hago el mismo gesto que tú cuando estoy enojada. ―Esta vez el corazón de Nozel se detuvo en seco para después volver a latir con ferocidad. ―¿C