El corazón de Nina se detuvo por un instante cuando la figura alta y familiar de Derek emergió de las sombras en el salón. El mismo hombre que había destruido su mundo con palabras crueles, el Alfa de su antiguo clan, estaba ahora frente a ella, en su propio hogar. El miedo se apoderó de su pecho y dio un paso atrás, su respiración acelerándose. Todo lo que había intentado dejar atrás, todos los recuerdos dolorosos, parecían haberla alcanzado. —Derek… —murmuró, incrédula, su cuerpo tenso y listo para huir, pero su mente se negaba a moverse—. ¿Qué haces aquí? Derek no se movió de inmediato, solo la observó, su mirada oscura y calculadora recorriendo cada centímetro de su cuerpo, como si la estuviera evaluando. El silencio entre ellos se volvió casi insoportable hasta que él dio un paso ha