CAPÍTULO 28. FILIPPO SALVATORE. SE APELLIDAN COMO TÚ Y YO. Siento una furia intensa que me recorre todo mi cuerpo, siento que me va a dar algo, que se cree ese imbécil venir aquí a sobornarme. No tengo que pensar nada, ni siquiera dudo un segundo. Sé lo que debo hacer, agarró el cheque, le pegó un encendedor. La candela consume el papel y veo cómo se vuelve ceniza. No seré el causante del sufrimiento de mi hija y, por tal motivo, necesito hablar con ella y sobre todo con Emiliano. Y lo que pretende su padre, porque si vino hasta a mí a sobornarme y valiéndose de mi situación de seguro, es por qué él no sabe nada. Igual quiero saber qué es lo que pasa y hoy mismo lo tengo que saber. Otro asunto es, ¿qué tan interesado está ese señor para saber del préstamo? ¿Qué tanto sabe? Mejor dich