CAPITULO 2
ANTONELLA SALVATORE
ROMPER CORAZONES
—Suena la alarma indicándome que es la hora de levantarse. No quisiera levantarme, pero el deber me llama. Tengo que cumplir con mi responsabilidad y compromiso en el trabajo. Dándome ánimo, decido levantarme. Voy a mi clóset a buscar qué ponerme. Selecciono un conjunto de dos piezas color azul. Voy al baño a darme una ducha de agua caliente, lavo mi cabello, me encanta el olor a coco de mi champú, enjuagó todo mi cuerpo y cuando estoy totalmente limpia, salgo del baño seco mi cabello me hago unas ondas en él, luego hago lo siguiente comienzo a vestirme ya al terminar salgo de mi habitación voy directo al comedor donde ya se encuentran mis padres.
— ¿Buenos días, mamá, papá?
— ¡Buenos días! ¡Contestan al unísono!
—¿Qué guapa estás hoy, hija, no parece que vas a trabajar, sino a romper corazones? —me dice.
—Amor, deja de molestar a la niña —le dice mi madre a mi padre.
— ja, ja, ja, no, papá, si voy a trabajar, hoy llegan nuevos inversores a la empresa y debo estar presentable, son muy importantes.
Tomo mi café con leche, unas tostadas y he decidido comer algo ligero.
Salgo del comedor, voy a mi habitación, voy al lavado, lavo mis dientes, salgo, tomo mi cartera y salgo. En la sala me encuentro a mis padres, me despido de ellos con un beso y un abrazo.
—Los amo. Le digo.
Suerte, cuídate, Antonella.
—Gracias, mamá.
— Voy de salida también, hija, te puedo llevar hoy y dejarte en la empresa.
— Me llamo ANTONELLA SALVATORE, tengo 26 años y vivo en una zona no muy popular de la ciudad.
Trabajo en una empresa de AUTOMOTRIZ como ASISTENTE DEL CEO, llevo tres meses en mi trabajo donde he tratado de ser muy eficiente.
Voy con mi padre en el auto, rumbo al trabajo. Veo que no hay mucho tráfico, esta hora, ya que siempre es un caos.
Vamos conversando trivialidades por el camino sin darme cuenta: ya estábamos llegando.
Me despido de él con un fuerte abrazo, bajo del auto y voy directo a la entrada de FERRER & ASOCIADOS. Llegó primero que mi jefe, por el hecho de que tengo que organizar la sala de juntas, ordenar documentos y dejar el contrato con los nuevos inversionistas.
Al parecer soy la única que ha llegado al piso. Salgo y no veo a Marta. ¿Será que no ha llegado? ¿Me pregunto si se le presentó algún inconveniente? Voy directo al puesto de trabajo que está dentro de la oficina del jefe, un pequeño rincón asignado para mí. Estoy concentrada en lo que hago y desde lejos escucho un tilín: es el tono del ascensor, volteo a ver y desde aquí lo veo salir, ahí está él, tan guapo y elegante.
Disimulo como que no me doy cuenta de su llegada.
Flashback
Me presento en "FERRER & ASOCIODOS" muy temprano, ya que fui llamada el día anterior que me prestará a primera hora de la mañana a primera hora de la mañana, ya estoy aquí con los nervios de punta no sé si me den el empleo me urge el Empleo le pido a Dios que me lo otorgue, llegó a la recepción, allí está la chica salida, le indico que tengo una entrevista de trabajo.
— ¿Buenos días? ¡Bienvenida!, ¿vienes a la entrevista de la asistente de presidencia.? Me dice amablemente.
— Buenos días, si soy yo. Dije animada.
— La entrevista es en el último piso, allí está la oficina del CEO, el mismo te va a atender. Me comenta la señorita de la recepción: «Él todavía no llega, llegaste a buena hora, sube, allí está su secretaria Marta.»
Le sonrió y asintió.
— Muchas gracias, me dan la tarjeta del pase. Me dirijo al ascensor, subo, me marco el número viente, me observo en reflejo de este, todo en orden, me digo, salgo de él y me dirijo al escritorio de Marta.
Me ve, sonríe y eso me da un poco de confianza.
Buenos días, ¿vienes a la entrevista?
— Buenos días, sí.
—Llegas temprano, la persona que te va a hacer la entrevista no ha llegado aún, es el señor Ferrer. Es muy meticuloso al escoger su personal, pero se ve que no vas a tener ningún problema, eres puntual. Y ese es uno de los requisitos importantes para él. Toma asiento, no tarda en llegar.
Pasan cinco minutos.
Se escucha al fondo una voz fuerte que dice:
—¡Buenos días, Marta!
—Buenos días, señor Ferrer, ¿qué tal su fin de semana?
Giro a ver de dónde proviene esa voz que altera mi estómago.
—Otro fin de semana, como cualquier otro, sin ninguna novedad.
Me quedo con la boca abierta mirando y me digo: ¿qué hombre tan guapo?
Señor, tenemos a una persona que viene a la entrevista de trabajo por el puesto de asistente de presidencia.
— ok, déjame entrar a la oficina y la haces pasar, ¿tiene mucho tiempo esperando?
— No menos de cinco minutos, señor, al parecer es puntual, llegó primero que usted. Le dice y siento pena.
Emiliano, entra a la oficina y no tarda en hacer sonar el intercomunicador diciendo: —Marta, hazme pasar a la persona que viene a la entrevista, por favor.
—Enseguida, señor.
—disculpa. ¿Cuál es tu nombre?
— Antonella. Salvatore, para servirle.
— Ya puedes pasar, vas a ser entrevistada por el CEO.
Antonella, entra a la oficina de vicepresidencia sin temor y se dirige a tomar asiento.
Me ve y se queda observando, no pasa dos segundos, que dice.
—Vaya, eres joven y muy bonita. Al parecer pensó en voz alta.
Río internamente. «Y es que no me vio cuando llegó». Pienso.
Lo dijo en un tono bajo, pero logré escucharlo. Por lo cual me sonrojé y me puse un poco nerviosa.
—Buenos días, toma asiento, por favor, comencemos.
— ¿Cómo te llamas?
¿Y acaso no ha leído la información de la hoja? Me digo.
—Antonella Salvatore, señor.
— ¿Tienes conocimiento en el puesto por el cual te estás postulando?
—Por supuesto, señor. Tengo conocimiento en el secretariado ejecutivo.
Administración financiera, flujo y manejo del personal, preparación de informes estadísticos. Tengo excelentes capacidades de gestión de tiempo, preparo, informes, atiendo llamadas, conocimientos en Excel, Word, PowerPoint y otras áreas de la computación. Tengo puntualidad y soy muy eficiente en cualquier área administrativa. —Valla, eres una mujer muy inteligente, y preparada, además de ser competente para el puesto, ya que reúnes una de las principales cualidades que necesito: ser puntual.
—Por mí comienza hoy mismo. Si no hay ningún inconveniente, tenemos demasiado trabajo atrasado, y mi secretaria Marta no se da abasto para tanto.
—Por mí no hay ningún problema, señor, de verdad necesitaba el trabajo y se lo agradezco por darme la oportunidad.
— No te preocupes, ponte en contacto con Marta, que ella te dará unas instrucciones de lo que debes hacer hoy.
Ella tiene el contrato para firmar con nosotros y dentro del mismo está indicado el salario.
Está bien, me retiro, señor, con su permiso.
Salgo de la oficina, suelto un suspiro de alivio, voy hacia donde está la señora Marta.
—Señora Marta, disculpe. El señor Ferrer me dijo que usted me indicara algunas cosas y lo que tengo que hacer hoy, ya que será mi primer día de trabajo.
Aparte que me entregara el contrato para firmarlo.
—Qué bueno que te dieron el empleo, bienvenida. Algo me decía que tú eras la persona indicada para el puesto. El señor Ferrer no elige mal personal y para muestra un botón me elijo a mí, je, je, je, je.
Me salió graciosa, pero también río.
—Bueno, mi niña, vamos a buscar unas carpetas que debes pasar a la computadora para tenerlas archivadas allí, y luego te iré dando qué hacer a medida que vayas terminando, mientras te acomodas.
—Está bien, señora Marta, trabajaré muy duro para mantenerme en mi puesto, porque de verdad que necesito el trabajo.
FIN FLASHBACK
Ambos Salimos del restaurante de regreso al trabajo vamos en su auto en silencio un silencio cómodo, no sé qué pensar al respecto con lo que paso hace unos minutos, me reprendo y me digo que solo fue un almuerzo nada más, pero a la vez me emociona porque él me gusta y al compartir con él me Emociona, seré una tonta si pienso que podemos ser algo más.
—¿Pasa algo? ¿Por qué tan callada? ¿Hice algo que te molesta? Pregunta cautelosa.
—No, no pasa nada. Solo que me parece tan extraño, usted es mi jefe y yo su empleada.
— Puede que te resulte un tanto extraño, para mí no lo es, aunque es la primera vez que almuerzo a uno de mis empleados. Para mí todos somos iguales y, si soy tu jefe, también somos seres humanos. Si lo dices por la clase social y mi estatus, eso no me importa.
Llegamos, subimos juntos al ascensor, ya casi es la hora de la junta directiva y socios, en menos de cinco minutos estamos en su oficina, cada uno en su puesto.
La reunión duró dos horas, al parecer está contento por el crecimiento y el incremento de nuevos proyectos que les dejará una suma muy cuantiosa para todos.
Ya llega la hora de mi salida, estoy cansada, fue un día de trabajo con mucho corre, pero satisfactorio.
— Es bueno saber que no tengo un jefe ingerido, y prepotente. Me atrevo a decir.
— jamás sería así, fui criado por una excelente mujer a la cual quiero como si fuese mi madre. A ella le agradezco todo lo que soy hoy en día, y de no haber sido por ella sería otro niñito rico, prepotente y creído más que los demás.
—Lo felicito, entonces, señor, es bueno saberlo.