KATRINA Los meses pasaron volando y una tarde, saliendo de trabajar, mi móvil timbró. Por supuesto sé quien llamaba, por ello respondí de inmediato. —Hola mi bailarín preferido —solté una risilla, porque sé perfecto que no le gusta que lo llame así. —¿Ya vamos a comenzar Katrina? —cuando me llama por mi nombre, sé que no debo molestarlo más, aún tengo recuerdos de la última vez que lo hice y literal, no pude pararme al siguiente día, además de que me atormento durante toda una maldita noche, provocándome y no dejándome tener mi tan anhelada liberación y después me follo tan duro que me dejó con las piernas temblando —¿quieres sufrir una noche más, otra vez?, porque puedo volver a hacerlo —me amenazo, y sé que no lo hace en vano. —¡No! — grité y todas las personas que se encontraban cer