En la casa del gobernador

3342 Words
Durante 23 años que he vivido en el país, no había puesto los ojos en la famosa casa del gobernador excepto en libros de texto y postales, lo irónico es que estuvo fácilmente a mi alcance, era solo otra de esas cosas que daba por sentando porque sabía que siempre estaría allí. — Wow — decimos Diego y yo con asombro. Travis y Luis simplemente sonríen en un agradable silencio lo que indica que como mínimo han estado aquí antes. Dejaron que nosotros nos quedemos boquiabiertos por un par de minutos más antes de que nos hicieran avanzar una vez más. En las puertas del palacio porque una casa normal no es, nos saludan los guardias, de alguna manera parecen mucho más imponentes que nosotros y sin embargo somos los agentes élite del país. Tal vez sea el palo de 10 pies que sostienen en sus manos el que parece estar listo para arrancarnos la cabeza o tal vez es su casco lo que me recuerda a una cobra cuando su cuello se abre para morder o todas esas almohadillas que usan, su ropa me recuerda a los jugadores de futbol americano listos para mandarnos al suelo, de cualquier manera se ven listos para patear traseros. Dichos guardias entrecruzan sus palos frente a nosotros y nos impiden seguir. — Declaren su visita. — Somos los agentes enviados por la jefa del departamento de operaciones especiales, hemos sido contratados para escoltar a la hija del gobernador hacia Japon. — ¿Documentos? Travis le presenta al guardia el papeleo adecuado. — Entren. Diego y yo nos miramos desconcertados, luego nos abrimos paso a través de las puertas detrás de Travis y Luis. — ¿Porque nuestros guardias no puedes ser así? Isaia y Alfred son lindos cachorritos en comparación con esos dos— murmura Diego. — Shh solo sigue caminando, quiero alejarme lo más posible de ellos— le susurro de nuevo a él. Ambos nos sacudimos los escalofríos que corren por nuestras espaldas y aceleramos nuestros pasos. Mas adentro en las paredes de aquel palacio Diego y yo volvemos a mirar asombrados la belleza de nuestro entorno, a pesar de lo hermoso que es todo también nos damos cuenta de que todo se ha hecho con algún tipo de propósito, el gobernador no es idiota, ha tomado todas las precauciones posibles para mantenerse a salvo dentro de los muros de su casa. Como antes, Travis declara nuestra visita, presenta su documento y finalmente llegamos. Para ser algo lujoso el interior es bastante modesto con sus pisos de madera, alfombras de tatami y paneles de puertas corredizas, de hecho los propios paneles de pared pintados con imágenes de montañas, flores y animales son la cosa más extravagante, pero una vez más las apariencias engañan. Cuando una joven sirvienta nos acompaña a la sala de recepción vemos que esta escalonada para imponer estatus social, el nivel más alto para la persona de más alto rango que es el gobernador, el segundo nivel destinado a los siguientes rangos después de él, en este caso Travis y Luis, el último nivel es un pequeño estudio adjunto a la sala principal y destinado a las personas de menor rango lo que significa que Diego y yo debemos sentarnos allí a esperar que el gobernador tome su lugar al frente de la sala. No hemos estado sentados por más de 2 minutos cuando un chillido desconcertante llega a nuestros oídos. — Que... — grita Diego mientras salta del camino una borrosa mancha marrón justo delante de el. — ¿No es ese? — ¡Tora! ¡Ven aquí viejo gato tonto! Diego y yo intercambiamos miradas. — ¡De ninguna manera! — dijimos al unísono. — ¿Sigue vivo? — Travis pregunta con un rasguño en la nuca. — ¿De que hablas? — pregunta Luis. — Ese gato fue una de nuestras primeras misiones asignadas cuando se formo nuestro equipo— responde Travis — Ya veo— responde Luis con complicidad. — ¿Ustedes me van a ayudar? — nos mira suplicante la joven. — Esta bien— decimos todos y luchamos por capturar a la molestia de los chillidos. Media hora más tarde con todos nosotros arañados en cualquier parte de nuestro cuerpo la joven esta abrazando a Tora. — ¡Ahí está! ¿Porque siempre debes huir así Tora? ¡Le das tanto miedo a mama si lo haces! — madame Shiji dice mientras continua frotando al felino con fuerza contra su mejilla hasta que la cinta roja atada alrededor de su oreja derecha está a punto de caerse. — Madre, si dejaras de asfixiarla como siempre haces, entonces tal vez ella dejaría de intentar alejarse de ti. — Tonterías Gabriela, Tora ama cuando la abrazo así, ¿no es verdad lindurita? La gata chilla enojada en protesta. La señora Shiji ignora la obvia contradicción de sus palabras y toma nota de nuestra presencia por primera vez. — ¿Quienes son ustedes? — Somos agentes especiales señora, su esposo nos contrato para acompañar a su hija a Japon — explica Travis por tercera vez. — Esta bien, maravilloso, me alegro tanto de que estén aquí, no puedo decirles lo emocionados que estamos todos por el matrimonio de nuestra pequeña Gabriela. — ¡Madre! — Oh cariño pero es verdad. — Eres... olvídalo, estaré muy feliz de estar fuera de este lugar— dice Gabriela con un resoplido cruzando sus brazos enojada sobre el pecho. Una vez más la señora Shiji ignora lo que no quiere escuchar y vuelve su atención a Travis. — Si esperaban encontrarse con el gobernador lamento decepcionarlos, está fuera por motivos de negocios y me han puesto a cargo en su lugar. De hecho, tampoco los esperábamos hasta mañana así que no tendrán la caravana lista, hasta entonces nuestra doncella les mostrará sus habitaciones en la noche cuando estén listas, mientras tanto pueden pasear por los terrenos del castillo como les plazca. — Gracias — decimos todos con una reverencia respetuosa. Ella nos reconoce con una sonrisa y comienza a girar sobre sus talones cuando la interrumpo. — Um disculpe… ¿Esto significa que cada uno de nosotros tiene su propia habitación? — pregunto con un rubor calentando toda mi cara. — Por supuesto querida, ¡es un castillo después de todo! — dice con una risa. — Cierto, gracias — digo incapaz de ocultar el abatimiento en mi voz. — ¿Pasa algo para que suenes triste? — me mira preocupada. Todos los demás en la habitación me están mirando interrogativamente a excepción de Travis, el solo está mirando de forma engreída el lugar. — ¡Nada en absoluto! — digo con una risa falsa. — Recuerda, si necesitas algo solo díselo a la criada ¿de acuerdo? — me dice amablemente. — Si, gracias— respondo y doy otra reverencia respetuosa. Ella me sonríe y sale de la habitación con la pobre Tora gritando en sus brazos todo el tiempo, pero cuando me doy vuelta tengo 4 pares de cejas levantadas hacia mí. — Jeje... entonces ¿dónde está esa doncella? — me río rascándome la nuca de una manera muy parecida a Travis.   XXX   De alguna manera, explorar el mundo y experimentar cosas nuevas parece más especial cuando finalmente tienes a alguien con quien compartirlo. Cuando Albert se fue y luego Diego, tuve que aprender a ser autosuficiente, estar en la tutela de Blanca solo reforzó esa necesidad. Ella después de todo, tiene que ver con el poder femenino y eso implica ser capaz de cuidarse a sí misma por lo que no tengo reparos en hacer las cosas por mi cuenta. Vivo  sola, gano mi propio dinero, voy donde me plazca y no necesito a nadie más que a mí misma y sin embargo, con toda mi independencia no puedo evitar unir mi brazo a través del de Travis ahora e inclinar mi cabeza contra su hombro y sentirme agradecida por su compañía mientras caminamos perezosamente por los terrenos del castillo. Como ves, hay algo más poderoso que la independencia y se llama amor. No se trata solo de que el cielo se vea mas azul, la hierba se vea más verde y las canciones de los pájaros suenen más dulces que nunca.  Finalmente, estar con alguien con quien sabes que estás destinado a hacerlo te hace olvidar como se siente la soledad, te hace preguntarte como alguna vez pasaste la vida sin la persona con la que estas ahora, todos necesitamos a alguien, ya sean amigos, familiares o amantes, es lo que nos hace humanos y nos hace más fuertes de lo que seriamos por nosotros mismos. Después de guardar nuestros paquetes en nuestras habitaciones individuales y de ser alimentados con un almuerzo abundante, todos nos vamos por caminos separados para explorar el lugar y sus terrenos, lo que se está convirtiendo en una segunda cita para nosotros. Al ser el lugar tan amplio y con tantos sitios para estar, decidimos que iríamos de compras y a pesar de creer que Travis se opondría se encuentra a mi lado disfrutando del tiempo que estamos juntos. — Te verías linda con eso— dice cuando se detiene frente a una tienda y asiente con la cabeza hacía la ventana. Dirijo mi mirada hacía donde está señalando y yo no puedo evitar pensar en el buen gusto que tiene mi novio, colgado en un maniquí se encuentra un kimono de seda brillante color rosa pálido con un intrincado patrón de flores de cerezo con una banda de seda rosa oscuro a juego. Es impresionante y caro, es solo uno de esos vestidos que miras y piensas que no compraras por muy bonito que sea. — Deberías entrar y  probártelo. — Tienes que estar bromeando, ni siquiera podría caminar en esa tienda sin que me den el tratamiento de "Mujer Bonita" — ¿Que es eso? — Una película, el caso es que los encargados de esa tienda me van a mirar, me van a rechazar y terminaré corriendo a casa llorando, apenas muestre mi cara me van a desairar. — Jane, te has enfrentado a organizaciones criminales y jefes de mafia en persona ¿Y tienes miedo de un encargado presumido? — Si bueno, los maniacos homicidas son más fáciles de tratar que los snobs de clase alta. Un golpe en mi cuerpo lo puedo curar fácilmente, un golpe a mi dignidad no tanto. Por alguna razón los ojos de Travis brillan hacía mí antes de bajar sus labios cerca de mi oído y susurra: — Finge que son Diego y hazles lo que le harías a él si se salen de la fila. — Hago eso y seré demandada por asalto físico— le susurro envolviendo mi mano alrededor de su cuello para acercarlo más y perderme en su jodido olor que es maravilloso. Lentamente nos separamos, nuestros labios y respiraciones se alejan y con su mirada aun brillando hacía mi continúa hablando. — Pruébate el kimono y te lo compraré. — Ahora sé que no estás hablando enserio, ni siquiera pagas la mitad de la cuenta cuando salimos a comer. — Es cierto, pero no me gusta verte actuar débil porque sé que no lo eres, no te intimidas y nunca te rindes, es por eso que te elegí y por eso te compraré ese kimono. Entonces acerca su cara a la mía hasta que la distancia entre nuestros labios ya no es de pulgadas sino centímetros. — ¿Que estás esperando? — pregunta con voz ronca. Por un segundo estoy sin aliento, completamente estupefacta mientras miro sus labios tan cerca de los míos, luego siento que la ira crece dentro de mí. — ¡Nada! Solo mírame— digo con los ojos entrecerrados, rápidamente le doy la espalda para abrir la puerta de la tienda y entrar. — ¡Esa es mi chica! Media hora después, tengo un kimono ridículamente caro que probablemente nunca tendré ocasión de usar en una bolsa de compras que cuelga de mi brazo, porque como dije aunque la independencia te empodera el amor te empodera aún más. Un tirón y una risa, un empujón y un beso y empezamos de nuevo, este es el juego que hacemos al dirigirnos hacía el castillo, realmente no puedo decir quién o que lo comenzó pero estoy contenta de que lo estemos jugando. — Vamos Jane, ¿porque querías saberlo? — pregunta con una sonrisa pícara. — Por ninguna razón— respondo sin detenerme con mi cara caliente y sin mirarlo. El agarra mi muñeca, me da vuelta y me atrapa entre el árbol y su figura presionándose con fuerza en mí. — No te creo— dice bajando la cabeza para robar un beso dulce y casto de mis labios. — Ese es tu problema no el mío— digo mientras nos separamos lentamente y rápidamente me escapo de su brazo para correr nuevamente. Si realmente quisiera, podría desviarlo fácilmente con un golpe y dejarlo en el suelo, pero aunque sus preguntas me hacen sentir incómoda sus besos no, estoy feliz de jugar al gato y al ratón con él, después de todo es extremadamente divertido. Apenas he dado 3 pasos hacia adelante cuando me acorrala de nuevo en un árbol una vez más. — Solo dime— dice con su cara tan cerca de la mía que puedo sentir el calor de su respiración. — Ya fue lo suficientemente vergonzoso la primera vez, por favor olvídalo. — ¿Y que te hace pensar que hare eso? — pregunta apoyando su antebrazo izquierdo en el árbol detrás de mí, lentamente acercando su cuerpo aún más hacía el mío. Su otra mano se levanta para apartar un mechón de cabello de mi cara y lo mete suavemente detrás de la oreja. — ¿Porque eres un caballero? — le picoteo ligeramente la mejilla y vuelvo a escapar de él. Me río por encima del hombro y continúo alejándome pero con la misma rapidez me veo obligada a detenerme por completo con Travis deteniéndose justo a mi lado. — ¡Wow! ¿Ese es nuestro séquito? — Debe serlo. A través del follaje de los arboles vemos un puñado de caballos que son preparados fuera de los establos sin incluir los 20 sementales de aspecto real que esperan pacientemente su turno en sus puestos individuales, hay aún más conmoción alrededor de la docena de entrenadores recién pulidos que están siendo embalados ridículamente alto con baúles y maletas por los sirvientes del gobernador. Doy un paso adelante para mirar más de cerca pero Travis me agarra y me atrapa contra un árbol nuevamente. — No te irás tan fácil, solo responde la pregunta Jane, ¿por que exactamente querías saber si íbamos a tener nuestras propias habitaciones esta noche? — Bueno, ya vez... ¡OH! ¡Mira! ¡Uno de los caballos tiene un potro! — digo señalando un lugar alejado antes de agacharme bajo su brazo otra vez. — Jane — dice Travis envolviendo uno de sus brazos alrededor de mi cintura y empujándome contra el árbol de nuevo. — ¿Que pasa? ¿No quieres ver al caballito? — Eres linda, pero responde la pregunta. — ¿No vas a olvidarlo verdad? — No — y con eso presiona su cuerpo más fuerte contra el mío para asegurar que no me escape. Mi cuerpo está ardiendo, traicionándome de todas las formas posibles pero evidentemente no tanto como el de él, intencionalmente trato de ignorar la felicidad de Travis Jr al verme. — Bueno, ¿por que piensas que lo hice? — intento sonar calmada. — Creo que... es porque... me quieres— dice plantándome un suave beso por cada palabra que dice a lo largo de mi cuello. Como si tuviera una mente propia una de mis manos se enrosca alrededor de su nuca para acercarlo más y mi cabeza se inclina hacía atrás contra el árbol mientras cierro los ojos complaciéndome con sus suaves besos. Nuestras respiraciones se están volviendo más pesadas, nuestro ritmo cardíaco se está acelerando y mientras tanto sus manos se deslizan lentamente hacía arriba y hacia abajo por mis costados, sus besos ahora se sienten húmedos y calientes contra mi piel. Sus manos lentamente se acercan a la nuca de mi cuello, jalándome hacía él de la misma forma en que lo había hecho antes, él inclina mi cabeza hacía arriba y presiona sus labios ligeramente contra los míos. Al principio, solo se trata del contacto sintiendo la calidez y la suavidad de sus labios contra los míos, entonces, se trata de la acción del beso en sí mismo, el tirón, la succión y el mordisqueo de los labios, luego se trata de ser codicioso, el separa mis labios con los suyos y le permito a su lengua una entrada rápida, moviendo su lengua contra la mía el me pide que haga lo mismo y lo hago. Siento que mis pulmones se queman por falta de oxígeno y mi cabeza se siente confusa pero ninguno de los 2 quiere parar. Pero entonces... — ¡Oigan ustedes dos! ¿Qué creen que están haciendo allí? — uno de los guardias nos grita haciendo que todos giren a vernos. Travis rápidamente se aleja de mi en el mismo instante en que me alejo de él. — Bueno... es gracioso porque había una gran raíz que sobresalía del suelo y mi compañera tropezó accidentalmente con ella y yo tambien y mientras caíamos nuestros labios se... — Solo estamos evaluando el convoy que estaremos cuidando mañana asegurándonos de que todo esté bien y como todo parece estar en orden aquí seguiremos nuestro camino— le explique rápidamente al guardia. — Si, lo que ella dijo— responde Travis. Muevo mis dientes y trato de no matarlo en ese mismo momento. El guardia mira lentamente entre él y yo, pasa una mirada escrutadora sobre nuestras insignias y bolsas de armas, luego afortunadamente asiente con la cabeza y se aleja. Una vez que estamos lo suficientemente lejos para que nadie nos pueda ver le doy una palmada en la cabeza. — ¡Ow! ¿Porque fue eso? — pregunta frotándose la nuca. — Lo juro tienes las excusas mas falsas del mundo. — ¿Que? ¿Y porque lo dices? — ¿La gente se tropieza y se besa accidentalmente? — Bueno si, al menos en los libros si. En realidad mucho de lo que suele ocurrir accidentalmente... Todavía lo estoy viendo de manera incrédula cuando unas figuras se encuentran a unos árboles de nosotros me distraen, reconozco una de las figuras de inmediato pero la otra no tanto. — ¿Que pasa? — pregunta siguiendo mi mirada hacia la distancia. — Nada— digo apresuradamente con un rápido movimiento de cabeza. — ¿Quién es el que tiene las excusas ahora? — Pregúntame otra vez. — ¿Por que querías saber si teníamos habitaciones separadas esta noche? — Porque me he acostumbrado a acostarme contigo y que estés a mi lado estos últimos días, me gusta quedarme dormida en tus brazos, me gusta sentirte contra mi y envolverme mientras duermo, me haces sentir segura, pregunté porque no quiero dormir sin ti esta noche o cualquier otra noche si es el caso. — Abrazarse no es lo mismo que dormir juntos Jane, si vienes a verme esta noche... — Lo sé — dije en voz baja. El levanta su ceja hacía mí pero no dice nada más mientras continuamos nuestro camino de regreso al castillo, todo lo que dije es verdad y no me arrepiento de una sola palabra, pero el hecho es que creo que acabo de ver algo que no debía y una forma de evitar una pregunta incómoda es presentar otra que estamos más dispuestos a responder. Yo entiendo a Travis e incluso sé de lo que estuvo hablando, pero lo que vi hace un momento en los árboles no lo entiendo y hasta que lo haga creo que es mejor para todos si soy la única que lo sabe por ahora.                
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD