—Carolina —me llamó Roberto después de dar por terminada la clase—. Leí tu mail y creo que puedo hacer algo al respecto. —¿Seguro? —le pregunté sin captar si era por el aumento de dinero que pedí o por las horas que quería que me cubriera en la universidad. —Claro, nadie quiere que esto te haga perder clases y te perjudique. Así que hablaré con los encargados y te prometo que no habrá problemas. Así que, ¿te apuntas? —Me miró con una sonrisa, esa sonrisa media coqueta de la que hablaba mi prima. —Hablemos de dinero. —Crucé los brazos y su sonrisa se transformó en una risa, desde el fondo de su pecho, ronca hasta la mierda. —También te pagaré más. Sé que eres una buena alumna y eso te convierte en una buena profesional. Te quiero en mi equipo y haré todo lo posibl