Ya no contaba las cervezas que estaba tomando pero sabía que ya habían hecho de las suyas. Mi cuerpo se sentía lánguido y mi lengua intentaba con todas sus fuerzas no soltar nada que no debiese. Y trataba de luchar con los mareos que sentía cada vez que movía la cabeza.
El sol se había puesto e Isabella se había cambiado de puesto para quedar al lado de Nacho. Los dos seguían riendo y compartiendo caricias tiernas, mientras yo encontraba completamente fascinante los patrones del papel mural, que me costaba un montón enfocar, pero era mucho más entretenido que ver la imagen de esos dos abrazándose y sonriéndose, dejándome con mis pensamientos ebrios para escarbar en el tema que pensé que había dejado atrás.
¿Cómo mierda pueden vivir haciendo esto?
¿Acaso no piensan en e
