Manuel, el encargado del turno de la noche ya me había traído una cerveza cuando mi celular brilló con una llamada. —Jefe —contesté de inmediato al ver el nombre en la pantalla. —Tienes que dejar de llamarme así —me respondió Rob con una sonrisa que sabía que tenía en el rostro—. Estoy cerca de donde vives y estaba pensando que sería una buena ocasión para conocer ese pub del que tanto hablas. Eso e invitarte ocho cervezas. —No tienes suficiente de mí, ¿eh? —dije bromeando. —Jamás tendré suficiente, Caro. —Y por como dijo mi nombre mis cachetes se encendieron. Y Chace volvió a aparecer en mis pensamientos. —Estás de suerte entonces, ya estoy aquí, aunque ya te llevo una de ventaja. —Llego en cinco. Ahora era yo la que levantaba dos dedos al encar