Ahí estaba Chace, de pie frente a nuestros cuerpos. A menos de un metro de distancia, con sus ojos azules y sus labios perfectos, su ceño fruncido. Ahí estaba después de un mes y dos semanas desde la última vez que lo vi. Después de un mes y doce días desde que estábamos abrazados en mi cama acariciándonos y besándonos como si el mundo se fuese a acabar. Ahora estaba ahí, a un metro de distancia pero a una eternidad de lo que una vez fuimos. —Chace —pude decir apenas, intentando que mi corazón volviera a latir de manera normal. Miré a Rob a mi lado quien no entendía qué carajos estaba pasando, pero con una sonrisa cordial en el rostro—. Eh, Rob, él es Chace. Chace, él es Rob. Mi profesor se levantó de la silla y le tendió la mano al hombre parado frente a nos