•Regla número 11. La desilusión te hace poner los pies en la tierra. Ariadna. Tres horas después el jet de Oliver aterrizaba en Venecia. Desde aquí arriba se empezaba a ver el gran entramado de canales que recorría las calles y las pequeñas góndolas que ahora mismo parecían hormigas desde el avión. Sonrío. Desde mi posición podía ver la Plaza de San Marcos, y los picos más altos del palacio Ducal. — ¿Has traído las zapatillas de deporte? —susurra Oliver en mi oído por encima de mi hombro mirando las vistas—. Vamos a hacer mucho turismo —añade sacándome una amplia sonrisa. —Gracias por traerme. —Le digo volviendo a mirarle. Sonríe con cariño y me acaricia la mejilla. —Es un placer. —Se inclina y me besa los labios con mucha ternura—. Además, ¿cuánto hace que